A horas de que una comisión del Senado brasileño evalúe someter a un juicio político a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el Supremo Tribunal Federal (STF) decidió suspender a uno de los precursores del proceso contra la mandataria y quien, además, hubiera quedado segundo en la línea de sucesión para el cargo si la jefa de Estado fuera destituida.
Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados y miembro del PMBD (partido del vicepresidente, Michel Temer), fue apartado de sus funciones, acusado de recibir cerca de US$ 1,4 millón desviado de la petrolera estatal Petrobras, cargos que él niega.
El magistrado Teori Zavascki dijo en su fallo que “ante la inminencia de que (Dilma Rousseff) sea suspendida (...), el presidente de la Cámara de Diputados quedaría como el primer sustituto a la Presidencia” y agregó que Cunha “no posee las condiciones mínimas” para ocupar el puesto.
Con ello, el tribunal apuntaba a la eventualidad de que Temer, quien no es directamente investigado, fuera implicado en el caso de corrupción al interior de la petrolera.
Medios locales destacaron que Cunha era una figura importante para impulsar proyectos de ley en una eventual administración deTemer. No obstante, la consultora Eurasia emitió un informe en el que asegura que “Cunha ha sido un aliado por mucho tiempo del vicepresidente, pero su salida de la presidencia de la cámara elimina un importante cabo suelto de la potencial administración de Temer”.
Agregaron que su reemplazante, Waldir Maranhao, trabajaría a favor del hoy vicepresidente.
Juicio político
Cunha tuvo un rol central en la apertura del proceso de impeachment contra Rousseff, acusada de manipular el presupuesto federal a través de financiamiento ilegal. Por ello, tras conocerse la decisión del STF, el jefe de la Abogacía General de la Unión, José Eduardo Cardozo, insistió en que el proceso debe ser anulado.
“Eduardo Cunha hizo mal uso del poder: usaba su cargo para finalidades ajenas al interés público, como es el caso del impeachment”, dijo el abogado, quien ayer se presentó ante la comisión especial que evalúa el impeachment en el Senado brasileño.
Rousseff admite derrota
Dicha instancia votará hoy un informe que recomienda someter a Rousseff a un impeachment. De aprobarse, la moción llegaría al pleno la próxima semana y se espera que se someta a votación el miércoles; allí se requiere una mayoría simple (41 de los 81 senadores) para suspenderla por 180 días e iniciar un juicio político. Tras ello, el Senado votaría la destitución; para aprobarla se requiere tres cuartos de los votos.
En una entrevista emitida por la BBC, la presidenta señaló que “vamos resistir, resistir y resistir. Y luchar para ganar el juicio y volver al gobierno”, manifestó. Con ello, dejó entrever lo que las encuestas ya adelantan: que el 11 de mayo la mayoría de los senadores votará por suspenderla de su cargo, dejando el gobierno en manos de Temer.
Ayer, luego de que se conociera la decisión del STF sobre Cunha, manifestó que es “mejor tarde que nunca. El inicio de este impeachment fue un chantaje del señor Cunha que pidió al gobierno los votos para impedir su propio juicio en la Comisión de Ética de la cámara. No dimos los votos y él ingresó el pedido de impeachment”.
Ayer, Fitch bajó la calificación de Brasil a BB, aún más en el terreno especulativo, ante expectativas de una recesión aún más profunda y cambios de metas fiscales que afectan su credibilidad.