Los candidatos derrotados en la primera ronda de las presidenciales francesas aprovecharon hoy, cuando se celebra la segunda vuelta, para pronunciarse en favor de uno u otro finalista o en contra de ambos, como hizo la ultraderechista Marine Le Pen.
La líder del Frente Nacional, que el pasado 1 de mayo rechazó "dar confianza ni mandato" al conservador Nicolas Sarkozy, quien busca la reelección a la Presidencia de Francia, y al socialista François Hollande, mantuvo hoy su palabra y no se decantó por ninguno de los dos.
"Dije claramente que votaría en blanco y no tengo por costumbre cambiar de opinión. Los dos candidatos restantes son siameses políticos, por lo que no espero gran cosa del resultado", aseguró tras depositar su papeleta en el departamento de Pas-de-Calais, cerca de la frontera con Bélgica.
El izquierdista Jean-Luc Mélenchon, cuarto en la primera ronda con el 11,11% de los votos, apuntó en cambio a la salida del colegio electoral en una escuela del distrito X de París que se acercó a las urnas con la intención de "eliminar".
"¿Conocen ustedes la regla? En la primera vuelta se elige, en la segunda se elimina, yo he venido a eliminar", declaró el excandidato del Frente de Izquierda, que durante la campaña entre las dos rondas mostró su apoyo al socialista.
El centrista François Bayrou, que este jueves sorprendió al llamar al voto en favor de Hollande, se presentó hoy a sí mismo como un "político, pero sobre todo un hombre con valores morales y republicanos", y recalcó que su declaración llegará tras el cierre de las urnas.
El trotskista Philippe Poutou afirmó desde Burdeos que la elección entre uno u otro finalista es "fácil" y que él ha hecho todo lo posible para "sacar a Sarkozy", pero hizo hincapié en que una victoria del socialista "no significa que se vayan a solucionar todos los problemas".
Y aunque del resto no hubo declaraciones disponibles en los medios, la ecologista Eva Joly, la ultraizquierdista Nathalie Artaud y el gaullista de izquierdas Jacques Cheminade ya dejaron caer antes de esta cita su apoyo al socialista, mientras que el soberanista Nicolas Dupont-Aignan se negó a dar consigna de voto.