La degradación de la deuda de EE.UU. por parte de Standard & Poor's, la primera en 70 años, ha desatado una andanada de ataques mutuos entre demócratas y republicanos sobre cómo restablecer la salud fiscal del país a largo plazo.
Nadie sabe con certeza si esta pérdida de su crédito estelar, de la calificación AAA, la máxima posible, a AA+, desencadenará una subida en las tasas de interés para el Gobierno, las compañías y consumidores en Estados Unidos, pero ambos partidos continuaron hoy sus recriminaciones.
La Casa Blanca afirmó hoy que el presidente Barack Obama continuará insistiendo en las próximas semanas en medidas para crear empleos y una mayor reducción del déficit.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo en un comunicado que Obama "alentará enérgicamente" tanto al comité fiscal bipartidista como a los líderes del Congreso a que dejen de lado sus "diferencias políticas e ideológicas" y trabajen por una mayor recuperación económica y una vía fiscal "más sensata" a largo plazo.
Carney se refería al "supercomité" incluido en el plan promulgado por Obama el martes pasado y cuya tarea es recomendar recortes adicionales de US$ 1,5 billones (millones de millones) al gasto público antes de fin de año.
Carney reiteró la postura de Obama de que la reducción del déficit pasa por una reforma tributaria para recabar más impuestos -algo que rechazan los republicanos-, y modificaciones a los programas sociales.
S&P, que ya había advertido de la rebaja de crédito a mediados de julio, consideró que el plan aprobado por el Congreso -que estipula recortes iniciales de cerca de un billón de dólares en diez años- no es suficiente para estabilizar la dinámica de la deuda.