Chile recuperó en 2025 el primer lugar en innovación en Latinoamérica, superando por un punto a Brasil, y ocupó el puesto 51 a nivel global, según el Global Innovation Index (GII), cuya última versión se publicó este martes.
Sin embargo, mientras el país exhibe fortalezas en educación superior, mercados financieros y acceso a capital, sigue mostrando un bajo rendimiento en resultados de innovación, lo que expertos consultados por DF calificaron como un liderazgo regional “ineficiente”.
El GII, que publica desde 2011 la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), toma el pulso a la innovación en 139 países y los 100 principales clústeres de innovación del mundo basado en cinco pilares y 78 indicadores.
En esta edición, Chile destaca en una serie de indicadores, como en años de escolaridad y en número de matriculados en educación superior y de buenas universidades.

También en la infraestructura de la tecnología de la información y la comunicación, la capitalización de mercado, crédito al sector privado, y en pagos por propiedad intelectual.
En el análisis de debilidades, el informe le asigna uno de los más bajos puntajes a la “estabilidad política para hacer negocios” donde ocupa el lugar 101 (de 139). Una conclusión que el socio de Santa Cruz IP, Maximiliano Santa Cruz, atribuyó a que la fuente utilizada “es una encuesta de percepción y no un dato objetivo”.
El abogado también señaló que la recuperación del primer lugar en Latinoamérica y El Caribe puede ser “engañosa”. “Aunque volvimos a liderar la región, Brasil está justo detrás y México apenas unos puestos más abajo, por lo que no hay un avance estructural”.
Agregó que el problema de fondo es que Chile es un país de ingreso alto y miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), “y en ese grupo está muy mal posicionado”.
El abogado criticó la baja inversión investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), la que llega al 0,41% del Producto Interno Bruto (PIB), lejos de la meta del 1% del Gobierno.
“Chile muestra buenos inputs en educación terciaria, recursos y capital humano, pero malos y pocos resultados en innovación, es decir, muy ineficiente”, afirmó Santa Cruz.
El reporte también incluye otras debilidades como el escaso financiamiento para startups y scaleups, y el reducido número de publicaciones conjuntas entre las universidades y la industria.
El director de Transferencia y Desarrollo de la Universidad Católica (UC), Álvaro Ossa, dijo que si bien estos resultados muestran avances estructurales, el país aún no logra dar la “última milla” para transformar sus capacidades en innovación, y está rezagado en la inversión privada en investigación y desarrollo (I+D).
En lo positivo afirmó que Chile “ha construido bases sólidas en educación superior e institucionalidad en las últimas décadas”, pero con debilidades como “bajos resultados en transferencia tecnológica y patentes, escasa inversión privada en I+D con el Estado y las universidades sosteniendo el sistema, además de escaso financiamiento a startups de alto impacto”, dijo Ossa.
Una lectura similar hizo la directora ejecutiva de Hub APTA, Varinka Farren, quien sostuvo que el retorno del país al primer lugar regional es una noticia “conformista” y ve al país estancado.
“Los outputs (resultados) revelan problemas de eficiencia en transformar capacidades en resultados”, comentó Farren.
¿Cómo mejorar?
El director de Innovación de la Universidad de los Andes, Anil Sadarangani, si bien destacó los resultados del país, afirmó que el gran reto pendiente es transformar las capacidades en resultados concretos, “como más patentes, startups e inversión privada en I+D”.
Sugirió crear incentivos, como la ampliación y simplificación del crédito tributario a la I+D, crear fondos de coinversión público-privada para reducir riesgos en fases tempranas, fomentar el capital de riesgo corporativo en grandes empresas chilenas y escalar la transferencia tecnológica.
En tanto, Ossa de la UC propuso avanzar en distintos frentes. Primero con la inversión en startups de alto impacto a través de incentivos tributarios para fomentar el capital privado y seguir el ejemplo de Brasil, que exige a sus empresas estatales destinar un 1% de sus ventas a I+D.
También planteó avanzar con Ley de Transferencia Tecnológica que está en el Congreso, la que calificó como “clave”, pues permitirá a universidades públicas generar más spin off (empresas).
Por su lado, Farren recomendó una mayor colaboración entre la universidad e industria, avanzar en estabilidad regulatoria y en una innovación “ecosistémica”. “Para que exista realmente disrupción, tienes que involucrar a todos los actores”, comentó.
En tanto, Santa Cruz llamó a avanzar en la Ley de Transferencia Tecnológica, pero con un enfoque a favor de las patentes y planteó mejorar la gestión del Estado con la creación de una oficina dedicada a monitorear los indicadores y proponer medidas concretas en función de estos.
“Tenemos que evitar la autocomplacencia con los buenos indicadores de entrada y trabajar en mejorar la eficiencia del sistema”, afirmó Santa Cruz.