Por Lulu Chen
Beijing enfrenta un camino complicado a medida que intenta desligarse de una dependencia demasiado grande de las inversiones como motor para impulsar su economía. Mientras tanto, la deuda acumulada durante el festín de préstamos que se produjo después de la crisis financiera global empieza a colocar presión sobre los balances del gobierno.
Andrew Colquhoun, director de soberanos de Asia Pacífico de Fitch Ratings, dijo que desde la perspectiva del crédito soberano, la migración de la deuda desde el resto de la economía hacia los balances del gobierno está causando preocupaciones.
Además de la deuda del gobierno central, los pasivos contingentes, como la deuda de los gobiernos locales, la deuda de compañías de administración de activos y la deuda del Ministerio de Ferrocarriles, se suman a la presión sobre la deuda de China continental.
Fitch entregó una calificación “A+” a los compromisos financieros de China a largo plazo y en moneda extranjera, con una perspectiva estable. La agencia también asignó una nota “AA-” a la deuda de China en moneda local y a largo plazo, pero con una perspectiva negativa, a pesar de que los créditos soberanos parecen sólidos, al menos en el papel.
Modelo insostenible
El modelo de crecimiento de Beijing impulsado por las inversiones ha sido calificado de insostenible, y pese a que ha intentado reequilibrar su estructura económica, el porcentaje de inversión comparado con el Producto Interno Bruto se mantuvo en 50% el año pasado, un alza respecto del 35% en 2000, según Fitch. Sin embargo, el consumo como porcentaje del PIB ha caído durante el mismo período.
Colquhoun dijo que estaba menos preocupado con la perspectiva económica de corto plazo que otros analistas, pese a que los datos del mes pasado indican un debilitamiento.
Beijing afirmó el fin de semana que reduciría el ratio de requerimientos de reserva de los bancos para liberar más liquidez hacia la economía, luego de que los datos económicos de abril mostraran que el crecimiento de la producción industrial se frenó a su menor ritmo en tres años, con el comercio disminuyendo también.
Fitch afirmó que espera un crecimiento del PIB de 8% este año, y los datos recientes parecen estar en línea con sus estimaciones. “China está experimentando una desaceleración del crecimiento motivadas por políticas implementadas por las autoridades en respuesta a presiones inflacionarias que surgieron el año pasado, y me parece que están bien dentro de los parámetros de manejo político normal”, dijo Colquhoun.
Mientras China no sufra “ningún shock negativo en el mercado laboral”, es difícil que gire en forma dramática su enfoque de política monetaria fijada a comienzos de año, dijo Fitch. “No esperamos un aterrizaje forzoso”, dijo Colquhoun. “Creo que las autoridades estarán felices de ver que el crecimiento se frena algo para quitarle presión a la inflación”.