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Ajuste de Fed oscurece futuro de emergentes

Si bien no se espera una repetición del pánico que se vio a mediados del año pasado, una serie de economías aún tienen vulnerabilidades significativas.

Por: | Publicado: Lunes 8 de septiembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Ha pasado más de un año desde la “pataleta de la reducción de estímulo” de los mercados emergentes, cuando los inversionistas en pánico retiraron capital de las economías en desarrollo en respuesta al rumor de un cambio de política de la Reserva Federal de EEUU. El entonces jefe Ben Bernanke sugirió que el programa de compra de bonos comenzaría a ser reducido pronto; eso provocó una reevaluación de riesgo, y un derrumbe en los mercados de acciones, bonos y divisas en muchas economías emergentes. La Economist Intelligence Unit cree que la Fed finalmente terminará su iniciativa de alivio cuantitativo (QE, su sigla en inglés), en octubre y que comenzará a subir sus tasas de interés en un año. No esperamos ver un pánico extendido entre los inversionistas de mercados emergentes, pero una serie de economías aún tienen vulnerabilidades significativas.

El mayor cambio desde hace un año es la mayor fortaleza de las dos economías asiáticas más golpeadas: India e Indonesia. Las monedas de ambos países fueron apaleadas, con la rupia india perdiendo 15% de su valor contra el dólar en el tercer trimestre de 2013. Desde entonces, los gobiernos han trabajado para reducir los déficit fiscal y externo, que los hacían vulnerables a la volatilidad en los mercados de capital debido a su dependencia del financiamiento externo. Los bancos centrales aumentaron las tasas (aceptando menor crecimiento económico), impusieron regulaciones para afianzar sus déficit comerciales y se comprometieron a abordar regímenes anticuados de subsidio. Las elecciones en 2014 en ambas naciones también han traído de vuelta gobiernos que deben ser más amigables para las empresas. Este sentido de resiliencia se ha reflejado en sus divisas: ambas han subido ligeramente frente al dólar en 2014. A medida que se evapora algo del brillo de las expectativas de los inversionistas sobre su desempeño, sendas economías deben soportar el fin del QE y la perspectiva de mayores tasas en EEUU sin el drama de hace un año.

En contra de la corriente


El riesgo de una volatilidad inducida por la Fed es mayor en parte de América Latina. El Banco Central de Chile ha recortado los tipos en 125 puntos base en el último año (en un intento por revivir el crecimiento), mientras que el Banco de México redujo su tasa a su mínimo en junio, de nuevo como resultado de un desempeño anémico. Dada la tradicionalmente fuerte influencia de la Fed sobre las autoridades en América, los bancos centrales tendrán que tomar una decisión: ¿están dispuestos a continuar con una política flexible mientras la Fed se mueve en la dirección opuesta? La opción entre la depreciación y las salidas de capital por una parte, y el mayor debilitamiento del crecimiento por otra, no parece apetitosa.

Mientras, una serie de divisas de Europa central, incluyendo el leu rumano y el zloty polaco, se han derrumbado contra el dólar desde mediados de año. Los impulsores de esto son un salto en el riesgo geopolítico tras la invasión rusa de Crimea y el regreso del crecimiento de EEUU. Dentro de este grupo, creemos que los países con el mayor riesgo son aquellos que no tienen credibilidad de política y los que tienen políticas monetarias flexibles.

Bajo la influencia


Si bien los fundamentos de la economía en Turquía son generalmente bastante sólidos, creemos que el país aún es vulnerable a la salida de capital. La economía tiene un gran requerimiento de financiamiento externo y una fuerte dependencia sobre las entradas de portafolio. La escena política sigue siendo problemática, con las elecciones parlamentarias a mediados de 2015 y el gobernante AKP buscando una mayoría de tres quintos para enmendar la Constitución y alentar los poderes de la presidencia, lo que podría provocar más protestas. La percepción de que el banco central ha cedido a la presión de altos miembros del gobierno para recortar las tasas exacerba estos riesgos.

No vemos ninguna tendencia económica dominante en los emergentes en estos momentos, aunque los acontecimientos en el último año ofrecen razones para el optimismo cauteloso y una preocupación profunda. Sin embargo, luego de una recuperación débil es probable que un revitalizado EEUU entregue un recordatorio de su habilidad única de darle forma al crecimiento global y a las condiciones monetarias mundiales. Esto se debe en parte a que los mercados emergentes ya no son el soporte para la economía global que fueron antes de la crisis financiera. Esto será evidente a medida que China, principalmente, continúa su desaceleración gradual. Dicho eso, también estamos razonablemente confiados de que el pánico de 2013 –cuando los que difunden miedo advirtieron de una nueva crisis asiática– no se repetirá. El beneficio del simulacro de incendio del año pasado es que las vulnerabilidades fueron expuestas, y con los valores de las divisas, acciones y bonos en menores niveles, hay menos expectativas no realistas de los inversionistas sobre los emergentes.

 

 

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