"Soy francés, soy profundamente francés, pero aquí actuaré como comisionado de Europa". De esta forma se presentó Pierre Moscovici, un ex ministro de Hacienda francés, cuando pidió la aprobación del Parlamento Europeo como comisionado de Economía y Finanzas hace algunas semanas. De la misma manera, el resto de los funcionarios de la Comisión Europea presentan sus credenciales regionales por sobre sus intereses nacionales. Pero los lazos nacionales son difíciles de romper, de modo que los gobiernos siempre gustan de que los suyos se ubiquen en puestos clave.
Los nuevos miembros han dejado su marca en los últimos años. La representación italiana se ha desplomado desde casi 25% del total en los '80. Como país sede, a Bélgica todavía le va bien. Pero la tendencia reciente más sorprendente ha sido el aumento de los polacos y rumanos. En 2011 los polacos superaron a los ingleses, que ahora representan sólo 4,5% del personal total de la Comisión.
La vieja guardia, sin embargo, se aferra aún a los cargos más altos. A fines de 2013, de los 128 funcionarios de mayor rango, Alemania tenía 20, Inglaterra trece y Francia once. La influencia germana en las oficinas privadas de comisionados (gabinetes) ha aumentado en la nueva Comisión encabezada por el luxemburgués Jean-Claude Juncker (cuyo jefe de gabinete es un alemán). Alemania es vista también como un actor dominante en el Parlamento Europeo.
Nuevo miembros
¿Qué ocurrirá en el futuro? Sorprendentemente, para los grados administrativos junior, los dos principales países son ahora Polonia y Rumania. Francia está luchando por seguir el paso, pero su influencia en Bruselas está declinando. Inglaterra lo ha hecho aún peor en los cargos más bajos, con una participación de menos de 3%. Como señala un alto representante, la Comisión puede atraer a lo mejor y más brillante de los nuevos miembros, pero no lo consigue con Inglaterra.
Barrera del idioma
Un problema son las pobres habilidades de los ingleses en lenguas extranjeras (los postulantes deben hablar al menos dos idiomas). Esto se ve agravado, irónicamente, por la preponderancia del inglés como el idioma de trabajo de las instituciones de la UE. El riesgo de una salida de Inglaterra del bloque hace que la comisión sea una decisión de carrera riesgosa. Los jóvenes son atraídos hacia China o EEUU. Los esfuerzos del gobierno no han resultado: desde el relanzamiento de su "Línea rápida UE" en 2010, ni un solo candidato ha ido a unirse a la Comisión.