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Vuelven los cacerolazos, pero “Argentina sin Cristina” está cerca

Los sueldos reales han caído, las ventas de autos se han desplomado y ha caído el gasto en supermercados. La amenaza social también se mantiene.

Por: Economist Intelligence Unit | Publicado: Martes 25 de noviembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Los cacerolazos han vuelto. El 13 de noviembre, miles de personas se reunieron fuera de la Casa Rosada en Buenos Aires para protestar contra la corrupción, la inflación disparada, el crimen y sobre todo el gobierno de Cristina Fernández. A juzgar por sus cánticos, su principal demanda era "Argentina sin Cristina". Su índice de aprobación languidece en 30%. Pero la multitud no estaba cerca del millón que se congregó en 2013. Eso porque el país se librará pronto de Fernández. Ella no puede postular a las elecciones presidenciales del próximo año. El cambio llegará, pero qué tipo es difícil decirlo ahora.


Los reclamos subyacentes son más fuertes que nunca. El vicepresidente, Amado Boudou, ha sido imputado dos veces este año, una vez por corrupción y una vez por fraude, pero sigue en el cargo. La economía argentina está sufriendo una combinación de una desaceleración global y una serie de heridas autoinfligidas, incluyendo la imposición de controles cambiarios, que empeoraron una crisis de confianza en el peso, y un default de deuda en julio, que hizo caer la confianza aún más e intensificó la recesión.


Las cifras oficiales dicen que la tasa de desempleo subió de 6,8% en el tercer trimestre de 2013 a 7,5% un año después. Pero está en realidad 1,5-2 puntos porcentuales más alta, creen economistas del sector privado. Incluso para los argentinos con empleos, los estándares de vida están cayendo. La tasa de inflación del país ha subido de 28% en 2013 a un anualizado 41% en lo que va del año.


En términos reales, los sueldos estaban 6,7% más bajos en septiembre que el año pasado, según ACM, una consultora económica. "Los salarios ya comenzaron a encogerse en 2012 y 2013, pero mantuvieron más o menos el ritmo de la inflación", dice Maximiliano Castillo, director de AMC. "Este año las cosas se pusieron mucho peor".


Las ventas de autos se han desplomado 35% desde el año pasado. Aún más preocupante es la caída en el gasto en los supermercados, que bajó un 4,3% anual frente a septiembre de 2013, según la consultora EconViews. Eso sugiere que los presionados argentinos están escatimando en comida.
La respuesta del gobierno está empeorando las cosas. Expandió el empleo estatal en casi 5% este año para evitar un alza en el desempleo. Pero los déficit necesarios para pagar por esto están siendo financiados por la impresión de pesos argentinos, lo que empeora la inflación.


Las restricciones a las importaciones para controlar el déficit comercial están causando escasez de bienes de consumo y de los suministros que necesitan los manufactureros para mantener la producción. Inesperadamente, la prima del "dólar blue" -la brecha entre la tasa oficial para el dólar y la tasa paralela de libre mercado- cayó de 90% en septiembre a 70% ahora. Esa mejora podría reflejar un swap cambiario con China, lo que ha enfriado los temores de una devaluación. Pero la confianza en la economía y en el peso sigue inestable.

Agitación social
La amenaza de una turbulencia social también se mantiene. Diciembre es un mes nervioso. Es cuando los argentinos que esperan agasajar a sus familias con regalos navideños y cenas se sienten más presionados y las olas de calor en el verano generan cortes de energía.


En los últimos dos diciembres, los policías de varias provincias se han ido a paro exigiendo mayores sueldos. El año pasado más de una docena de personas fueron asesinadas durante la huelga de la policía. El paro de una semana por parte de la policía en Santa Cruz, que empezó el mes pasado, fue un mal presagio: terminó cuando el gobernador los amenazó con cargos de sublevación. Los profesores en la provincia de Buenos Aires salieron a las calles el 11 y 12 de noviembre.


La próxima gran prueba llegará en enero, cuando el gobierno debe decidir si reinicia las conversaciones con acreedores que poseen bonos impagos de Argentina. Hay una apertura, entregada por la expiración el 31 de diciembre de la cláusula RUFO de los contratos de bonos, que prohíbe que el gobierno ofrezca a un grupo de tenedores de deuda un acuerdo mejor que los términos que recibieron otros durante reestructuraciones de deuda anteriores.


Argentina cayó en default en lugar de hacer una oferta mejorada que estuviera abierta a todos los tenedores de deuda. Un acuerdo con los acreedores podría ofrecer alivio, sin embargo, al entregar al país acceso a dólares, lo que a su vez permitiría relajar los controles a las importaciones y el capital. Pero el gobierno de Fernández ha enviado señales mixtas sobre si hablará con los tenedores de bonos que rechazaron acuerdos previos.

Cambio mayor
La próxima elección presidencial, que se realizará en octubre de 2015, provocará un cambio mayor. Los tres candidatos que lideran dicen que terminarán con el populismo y proteccionismo que ha prevalecido durante la presidencia de Fernández y la de su esposo, Néstor Kirchner, quien gobernó entre 2003 y 2007, y murió en 2010.


El candidato más cercano a Fernández es Daniel Scioli, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, que pertenece a su peronista Frente para la Victoria (FpV). Pero no es un clon. Él es más pragmático que la presidenta. Mantendría los programas sociales populares que ella introdujo y no revertiría la nacionalización de YPF, la mayor empresa energética. Pero dice que haría un mejor trabajo en combatir el crimen y la inflación.


Scioli enfrenta a un carismático rival en Sergio Massa, un parlamentario que se separó del FpV el año pasado, más para distanciarse de Fernández que por tener un desacuerdo profundo con ella. Él es un orador talentoso y un operador político astuto. Su candidatura ha girado más sobre su personalidad que sobre sus ideas.


El mayor cambio llegaría de Mauricio Macri, el popular alcalde de Buenos Aires y el único no peronista en carrera. Propuesta Republicana, el partido de centro-derecha que él fundó, es pro-mercado y favorece una mayor apertura global y regional.


No hay un ganador claro en las encuestas. Dependerá de cómo se comporte la economía. El alivio de la inflación y el desempleo debería ayudar a Scioli. Una mayor miseria favorecería a sus rivales, y haría volver las cacerolas.

Economist Intelligence Unit

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