Angela Ahrendts, la presidenta ejecutiva de Burberry, no va al gimnasio. “Como poco y ando mucho por los aeropuertos”, dice. Intenta salir solo una noche entre semana por motivos de trabajo. Y vuelve a casa el viernes por la noche de sus viajes. Por si fuera poco, se levanta todos los días a las 4:35 de la mañana sin necesitar un despertador. “Si duermo más de seis horas, me duele la cabeza”, confiesa.
Son sólo ejemplos de su estilo de vida para intentar lograr el equilibrio entre su vida familiar -tiene tres hijos adolescentes- y su vida de alta ejecutiva al frente de una de las mayores empresas de lujo del mundo. “Parte de mi trabajo es mostrar que las mujeres no pueden llegar a todo”, explicaba en una entrevista a The Sunday Times el pasado domingo.
Éxito
En Reino Unido hay pocos ejecutivos tan exitosos como Ahrendts. Esta estadounidense de 53 años llegó a la firma de lujo Burberry en 2006 y desde entonces la compañía ha multiplicado por tres su valor en bolsa.
Burberry sigue siendo la máxima expresión del estilo británico, pero ha dado una vuelta de tuerca a su imagen y hoy es una marca deseada por millones de adolescentes y veinteañeros en todo el mundo. La compañía ha sabido combinar 157 años de historia con una feroz apuesta por Internet, que se muestra en una gran comunidad de seguidores y en unas potentes ventas a través de la red.
Detrás de esta revolución está Ahrendts, una de pocas mujeres que dirigen una gran empresa en Reino Unido: las otras dos son Alison Cooper, de Imperial Tobacco, y Carolyn McCall, de easyJet. Ahrendts, originaria de un pequeño pueblo de Indiana, es una de las ejecutivas mejor pagadas del país, con un salario fijo anual superior al millón de libras
(US$ 1,6 millón). El año pasado, fue el directivo mejor pagado del FTSE 100 al embolsarse más de 16 millones de libras, gracias a la venta de acciones, bonus y otros ingresos.
Prioridades
A pesar de sus ingresos y según sus palabras, su prioridad en la vida sigue siendo ser una buena madre y una buena esposa para su marido, a quien conoció en el instituto.
“Estoy aquí para dirigir Burberry y estoy aquí para ser realmente una buena esposa para mi marido. Tenemos tres hijos estupendos, así que realmente tengo tres enormes trabajos”, explicaba en la entrevista. “No quiero ser una gran directiva si no soy también una gran madre y una gran esposa. Equilibrio para mí es una palabra muy importante”, asegura la ejecutiva.
Ahrendts nunca ha acudido a una gala de los Oscar, donde muchas actrices visten Burberry, porque no se puede permitir estar otra semana fuera del trabajo y fuera de casa, asevera con toda naturalidad.
La directiva asegura que intenta que en Burberry cunda el ejemplo. “Tengo muchas mujeres en la empresa y siempre les digo que ante todo son madres, porque sus hijos son su legado. Y que, además, tienen pareja. Eso son grandes obligaciones”.
Los comentarios de Ahrendts han tenido un gran impacto en Reino Unido, donde es conocida por ser contraria a las cuotas que Bruselas quiere imponer para aumentar la presencia de mujeres en las grandes empresas cotizadas.
“Estoy segura de que las cosas van a cambiar mucho en los próximos cinco o diez años porque cada vez hay más mujeres en la universidad. ¿Son las cuotas la respuesta? Creo que no”, asegura.
Buenos resultados
Burberry anunció previamente un aumento de 18% en sus ventas en el trimestre terminado al 30 de junio. Los ingresos del retail alcanzaron a
US$ 503 millones en el período, superando a igual trimestre anterior y a las expectativas de analistas, alentados por una fuerte demanda por moda de primavera/verano (en el hemisferio norte). Las ventas a tiendas comparables subieron 13%, con un alza de 8% frente al trimestre inmediatamente anterior.
Por región, la marca británica de lujo reportó crecimientos de dos dígitos en sus ventas comparables en la región Asia-Pacífico, encabezadas por Hong Kong y China continental, y en las Américas, mientras que en Europa, Oriente Medio, India y África se expandieron en un dígito.