El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer
ministro británico, Gordon Brown, insistieron esta mañana en la necesidad de un
plan coordinado por todos los países para salir de la crisis económica. En una
rueda de prensa conjunta celebrada en la sede londinense del Ministerio
británico de Asuntos Exteriores, Obama lanzó una advertencia a los gobiernos que
arrastran los pies a la hora de estimular sus economías.
"Estados Unidos no puede ser la única locomotora del mundo
para recuperar el crecimiento", ha dicho el presidente en el primer acto
público de su visita a Europa, que tiene como momento estelar la cumbre de
líderes del G20 que se celebra mañana en la capital británica.
Según Obama, el mundo se ha acostumbrado a que el "voraz
consumo" de los estadounidenses impulse la economía mundial, pero ahora existe
un reequilibrio que va a impulsar el ahorro de las familias. Este ajuste de la
economía interna estadounidense, y la necesidad de controlar el déficit
público, hace que Estados Unidos sólo se comprometa a "cubrir la parte que le
corresponde" en el esfuerzo global por reactivar el crecimiento.
Las palabras de Obama parecen un mensaje a gobiernos que
consideran que la crisis comenzó en Estados Unidos y es allí donde debe
arreglarse, especialmente mediante la reforma del sector financiero.
En los
últimos días, los líderes de Alemania y Francia han insistido en que no
aprobarán nuevos planes de estímulo a sus economías mientras la banca global no
se estabilice y se apruebe una nueva regulación que endurezca la supervisión de
esa industria.
Se espera que el presidente francés Nicolas Sarkozy y la canciller
alemana Angela Merkel realicen hoy una rueda de prensa conjunta en Londres para
plasmar sus propuestas al G20.
Pese a este debate, Obama y Brown han dicho que esperan que
los países aparquen sus diferencias y mañana se alcance un amplio consensomi en
la cumbre del G20 para lanzar un plan de reactivación del crecimiento mundial y
de reforma de la supervisión financiera.
Estados Unidos, que aspiraba a un
comproso de todas las naciones para lanzar planes públicos equivalentes al 2%
del PIB, se conforma ahora con que se pacte un texto garantizando la puesta en
marcha de nuevas iniciativas en el futuro, si fuera necesario.