Por R. García/I. Ramos
El triunfo del socialista François Hollande en las elecciones de Francia el domingo marcó el inicio extraoficial de una nueva etapa en la estrategia de los gobiernos europeos para salir de la crisis. Las apuestas de las autoridades, enfocadas inicialmente en recortar el gigantesco déficit en las cuentas fiscales para recuperar la confianza de los inversionistas y estabilizar el riesgo financiero, ha dado paso a un mayor énfasis en recuperar el crecimiento a través de planes de estímulo.
Las señales de ese giro son evidentes. La Comisión Europea, por ejemplo, que hasta ahora había exigido a los países de la eurozona un estricto cumplimiento de las exigentes metas fiscales, se abrió el lunes a reducir los requisitos para España. En ese sentido, el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión, Amadeu Altafa, prometió que Bruselas “tendrá en cuenta el entorno macroeconómico en el que se mueve el país”. Una semana antes, había autorizado un aumento en el gasto público de Irlanda, que recibió un rescate en 2010.
La directora del FMI, Christine Lagarde, también está reconociendo los nuevos aires, y ayer recomendó a los gobiernos europeos realizar el ajuste de “manera gradual”.
En el frente electoral, en tanto, Francia no fue el único país europeo donde los votantes respaldaron el domingo una nueva mirada a la crisis. En Alemania, que ha sido el principal promotor de la receta de austeridad, la coalición de gobierno sufrió una dura derrota en los comicios locales del norte, y la canciller Angela Merkel enfrentará una prueba aún mayor este fin de semana elecciones clave para su futuro en Westphalia. En Italia, por su parte, el partido 5 Star Movement, que propone la salida de Roma de la zona euro, consiguió inesperadas victorias en las elecciones municipales de Parma y Génova, mientras que el partido del ex primer ministro Silvio Berlusconi tuvo uno de sus peores desempeños.
No tan rápido
Pero el debate sobre la mejor manera de salir de la crisis no está zanjado, y así como el duro plan de austeridad amenazaba profundizar la recesión, la idea de volver a abrir la billetera fiscal reavivó ayer los temores de los inversionistas a que los endeudados gobiernos regionales caigan en default. “Existe un claro riesgo de que si vemos muchas medidas de estímulo que tengan que ser financiadas en el futuro el euro siga cayendo”, advirtió a Bloomberg el estratega de monedas de Commerzbank, Lutz Karpowitz.
Las elecciones en Grecia, que también se celebraron el domingo, marcaron la pauta, luego de que el ingreso al parlamento de varios partidos que se oponen al rescate arrastraran al euro a nuevos mínimos ante el riesgo de que las nuevas autoridades renieguen de sus compromisos. “O se atienen al programa y reciben financiamiento, o caerán en default”, dijo a Reuters una alta fuente de la eurozona.
Merkel también salió ayer a atajar las expectativas sobre un renovado énfasis en el gasto. En su primer discurso tras la derrota de su aliado Nicolas Sarkozy en Francia, la canciller advirtió que el nuevo impulso al crecimiento no puede significar un regreso a “los grandes” programas de estímulo. “La discusión no es si debemos buscar la consolidación o el crecimiento, es evidente que debemos buscar ambos. Pero el centro de la discusión es si necesitamos programas económicos financiados con deuda o necesitamos elementos de crecimiento que sean sostenibles”.