En medio de la fuerte caída de los mercados bursátiles y las materias primas, los denominados activos refugio vuelven a adquirir protagonismo.
Uno de ellos es el oro. Tras la caída que mostró en 2015 y los amagos de replegarse hacia la barrera psicológica de los US$ 1.000, el metal precioso cobra vigor se acerca a los US$ 1.100.
En el mercado de Londres, el oro anotó un alza de 0,57% que lo situó en los US$ 1.093, su nivel más alto desde el 12 de enero pasado.
Al igual que el oro, la deuda alemana también es el destino de parte de las desinversiones que sufren otros activos menos 'defensivos'. Ni siquiera las tasas negativas de interés restan el creciente apetito por la renta fija alemana. La búsqueda de refugio y los efectos del petróleo en la inflación favorecen las compras.
Según informa Expansión, en vísperas de la reunión del Banco Central Europeo, la entrada de nuevas inversiones en la deuda alemana desinfla el interés del bono alemán a dos años al -0,408%. Se trata de sus cotas más bajas desde la última reunión del BCE, la celebrada al inicio de diciembre, cuando los inversores descontaban medidas más agresivas por parte del banco central.
Las compras no se limitan al corto plazo. Prueba de ello es que la rentabilidad del bund alemán (a diez años) cae al filo del 0,40%, sus cotas más bajas desde mayo del año pasado
Este resurgir del apetito por el bund alemán eleva si cabe la presión sobre las primas de riesgo de la periferia. De hecho, la de España roza ya los 130 puntos básicos, frente a los 115 con los que cerró ayer.
Las subidas en las primas de riesgo se generalizan en el resto de economías periféricas. La de Italia supera los 110 puntos y la de Portugal roza los 240 puntos. En el caso de Grecia, la brecha respecto a la deuda alemana se acerca de nuevo a los 1.000 puntos básicos, a un paso de sus máximos desde el pasado mes de agosto.