Con un discurso en Iowa el próximo 3 de julio, el presidente estadounidense, Donald Trump, planea inaugurar un año de celebraciones por el 250° aniversario de la Independencia de EEUU. El arranque del plan “America 250” servirá para que Trump destaque los avances en su agenda, cuando está cerca de cumplir seis meses de su segundo gobierno.
El punto central de la celebración este año sería la firma de la “One Big Beautiful Bill”, como ha bautizado Trump a su reforma tributaria y fiscal, eje de su plan económico, y que espera presentar el 4 de julio, Día de la Independencia.
Las celebraciones coinciden con el punto más bajo en sus niveles de aprobación (40%) desde el inicio del gobierno, según la última encuesta elaborada por The Economist/YouGov en junio.
Trump responderá con una celebración de deportaciones masivas, anuncios de acuerdos comerciales y recortes de impuestos, y de una aparente victoria en Irán. Tiene, sin embargo, una gran deuda pendiente.
Deportaciones: En camino
El espíritu patriótico de la fecha hará que las deportaciones masivas tengan un lugar privilegiado en el discurso de Trump. Al inicio de su gobierno prometió deportar a unos 10 millones de migrantes sin papeles. El vicepresidente JD Vance fue luego más realista y planteó un millón de deportaciones por año.
Según la Casa Blanca desde enero se han cumplido ya con 200.000. Sería solo el inicio.
Tom Homan, zar antimigración, declaró recientemente que al 19 de junio el ICE había arrestado a unas 130.000 personas, con un promedio de 750 detenciones por día. La cifra, según Homan, subirá pronto a 3.000 arrestos diarios.
Las detenciones y mayores controles han provocado una caída histórica en los intentos de cruce por la frontera con México. Según cifras del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza, en mayo se registraron 12.452 intentos de cruce, muy por debajo del promedio de 71.000 de los 12 meses anteriores.
Aunque el discurso de la Casa Blanca es que se está priorizando la deportación de criminales, un estudio de Reuters muestra que, de las 55.000 personas detenidas a junio en centros de las autoridades migratorias, menos del 40% registra condenas por cargos criminales.
La Casa Blanca espera sumar a sus cifras cerca de 1,3 millones de ciudadanos venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos a los que se les revocó o se les negará la extensión del Estados de Protección Temporal (TPS).
En el frente judicial, la administración ha obtenido victorias clave que respaldan su agenda. El Tribunal Supremo ha permitido al gobierno proceder con la terminación del TPS y con la deportación a terceros países, como El Salvador y Sudán del Sur.

Recortes de impuestos: a última hora
Es probable que la reforma fiscal y tributaria no esté lista para cuando Trump inaugure las festividades la noche del 3 de julio. Pero Trump ciertamente espera firmar la ley al día siguiente, y que éste sea el eje de las celebraciones.
La ley “O3B”, como la denominó el secretario del Tesoro, Scott Bessent, está en el eje de la agenda legislativa y del plan económico de la administración de Trump. En sus más de 1.000 páginas, el proyecto de ley reúne las principales promesas de campaña de Trump: extensión de los recortes tributarios implementados en 2017, la eliminación del impuesto a las propinas, bajas de otros impuestos, un aumento del gasto en defensa y unos US$145.000 millones para el control de las fronteras y las operaciones de arresto y deportaciones.
Según Bessent, una vez aprobada la ley generará un fuerte impulso al crecimiento, al reducir la carga tributaria de hogares y empresas. Se trata de un factor clave en su estrategia para cumplir la meta de una tasa de crecimiento anual de 3%.
“La 'One Big Beautiful Bill' del Presidente Trump ofrece el mayor recorte de impuestos para los estadounidenses de clase media y trabajadora en la historia. En pocas palabras... desatará nuestra economía y generará un 'BOOM' para los obreros”, afirmó un comunicado de la Casa Blanca en respuesta a las críticas sobre cómo el proyecto aumentará el déficit y la deuda fiscal.
Inflación: Las cifras desmienten
Una de las promesas más repetidas por Trump fue “terminar con la inflación desde el día 1” de su administración. Según declaró el presidente el pasado 25 de junio, “no hay inflación”. Las cifras dicen lo contrario.
En mayo la tasa de inflación anual fue de 2,4%, aún por encima del rango meta de 2% de la Reserva Federal. Que hay una desaceleración es innegable. Cuando Trump inició su mandato, la inflación rondaba el 3%.
Pero incluso la desaceleración es menos sorprendente si se elimina el factor de baja del precio de los combustibles. La inflación subyacente, que no incluye ni alimentos ni energía, fue de 2,8% en mayo.
Hay dos factores a tener en cuenta. El primero es que la desaceleración inflacionaria puede explicarse por un debilitamiento de la economía. Las ventas de retail y de viviendas se contrajeron más de lo esperado en mayo.
El segundo factor es que los inventarios acumulados previo a la entrada en vigor del alza de aranceles, especialmente a China, se están agotando, lo que expondrá pronto a empresas y consumidores a productos a mayor precio.
Aranceles: La sorpresa
Uno de los misterios que rodean los discursos y eventos por el Día de la Independencia es referente a los aranceles. Trump prometió “cientos de acuerdos” para generar mejores condiciones comerciales para EEUU. Para lograrlo amenazó con elevar los aranceles a todos los países, con una tasa mínima de 10% (como la que se impondría a Chile) hasta 145% a China. El plazo para las negociaciones vence el 8 de julio.
Hasta ahora solo Reino Unido y China han logrado reducir los aranceles anunciados el pasado 2 de abril, tras haber iniciado negociaciones en firme.
La Casa Blanca presentará lo negociado hasta ahora como acuerdos comerciales, pero en el caso de Reino Unido, todavía hay detalles sin esclarecer como cuotas sobre el aluminio. En el mejor de los escenarios, un documento final se alcanzaría recién el próximo año.
Con China lo firmado es un “marco comercial” que -por ahora- solo reduce los aranceles desde los niveles de embargo previamente establecidos y destraba las exportaciones de suministros esenciales para las industrias de ambos países. Bajo el acuerdo firmado en Ginebra en mayo y ratificado el pasado 25 de junio, China reanuda las exportaciones de tierras raras a EEUU y reduce los aranceles de 125% a 10%. EEUU, por su parte, levanta “algunas restricciones” (no hay detalles) y reduce los aranceles de 145% a 30%.
El secretario de Comercio, Howard Lutnick, adelantó el anuncio inminente de 10 acuerdos comerciales. De ser sellados antes del Día de la Independencia, Trump podrá agregar a su discurso el haber logrado mejores condiciones comerciales para las empresas estadounidenses. Más aún, después de que -según el secretario del Tesoro- se acordó con el G7 trabajar con la OCDE y el G20 para que el impuesto global a las multinacionales (aprobado por 100 países) no se aplique a las firmas estadounidenses.
Boom manufacturero: La gran deuda
En el arsenal de la Casa Blanca los aranceles no son solo una herramienta para obligar a los países a aceptar la agenda de EEUU. Ideológicamente, el movimiento Make America Great Again (MAGA) es proteccionista y ve en la globalización y el libre comercio el responsable del deterioro de la industria manufacturera. “Crearemos una era dorada”, dijo Trump respecto a su promesa de un boom económico basado en el regreso de las manufacturas al país. De ahí que se espera que, a partir del 9 de julio, se anuncie algún tipo de alza arancelaria. El mercado espera que si no pone tarifas país por país (diferenciadas), que haya un arancel general de 10% para todos, excepto para China que sigue con su 30% actual
Pero todavía no hay señales del prometido boom de inversiones y manufacturas. Por el contrario, el índice de PMI de manufacturas medido por el Instituto de Gerentes de Compra (ISM) marcó en mayo su cuarta caída consecutiva y con 48,5, volviendo a territorio de contracción (por debajo de 50). Las órdenes de fábrica cayeron 3,7% en abril, su primera contracción en cinco meses. Mientras, la producción industrial tuvo una caída mensual de 0,2% en mayo. La desaceleración del sector se ha dejado notar en el empleo. Tras tres meses de ligeros aumentos, en mayo se recortaron 8.000 empleos en manufacturas.
Según la última lista de la Casa Blanca, publicada el 2 de junio, 77 empresas han comprometido inversiones por unos US$1,8 billones para ampliar la capacidad de producción en EEUU. Pero eso no implica un boom económico inmediato.
Wells Fargo ha estimado que para devolver las manufacturas estadounidenses a su era dorada, tomando como referencia 1979 cuando generaba 20 millones de empleos (hoy son unos 12,8 millones), se necesitan inversiones por unos US$2,9 billones.
Los US$1,8 billones prometidos por empresas como Apple, Amazon o Nvidia, entre otras, tienen horizonte de implementación de hasta 10 años.
Pero aunque las inversiones fueran inmediatas. Una cosa es construir fábricas y otras tener el personal para operarlas. La Asociación Nacional de Manufacturas calculó en febrero que se crearán en el sector unos 3,8 millones de nuevos puestos de trabajo en hacia 2033, pero la mitad quedarían vacantes por la falta de mano de obra calificada.
El planteamiento de una “era dorada” del empleo en manufacturas también contradice la tendencia en las inversiones en automatización e Inteligencia Artificial.
DOGE: Una motosierra sin dientes
Puede que tras su pelea pública, a través de redes sociales, Trump evite nombrar a Elon Musk. Pero una de sus promesas de inicio de gobierno fue recortar el tamaño del Estado. Para ello nombró a Musk jefe de la Oficina de Eficiencia Gubernamental (DOGE), bajo la figura de “empleado especial”. Tal estatus dio a Musk 130 días para trabajar al frente de la ofensiva por reducir gastos, sin pasar por aprobación previa del Senado o renunciar a sus empresas.
Según su equipo, durante su corta gestión, que terminó a fines de mayo, Musk logró recortes por US$180.000 millones. Empleos en oficinas como Impuestos Internos, el Departamento de Agricultura y sobre todo USAID, la oficina de asistencia internacional, fueron reducidos de forma intempestiva.
Pero tras un impulso inicial, Musk descubrió que reducir el tamaño del Estado es más difícil que saltar con una motosierra en público, como lo hiciera en un escenario junto al presidente argentino, Javier Milei.
Los despidos causaron problemas en la gestión de servicios públicos o demandas judiciales. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Salud tuvo que recontratar a 220 trabajadores para continuar las tareas de investigación; y el Departamento de Agricultura contrató a 5.600 de los 6.000 empleados despedidos por DOGE tras una demanda.
La Casa Blanca pidió al Congreso codificar en leyes las reducciones en gastos como ayuda internacional y financiamiento a medios públicos de comunicación por unos US$9.400 millones. El plazo para la aprobación del Congreso vence el 18 de julio. Pero los legisladores están ocupados con la reforma tributaria de Trump, a lo que se suman las dudas sobre la efectividad de los recortes propuestos.
Aunque fueran aprobados, los recortes están muy lejos de los US$ 2 billones en ahorros prometidos por Musk y Trump.
Paz mundial: Cambio de estrategia
Una de las promesas más ambiciosas hechas por el presidente estadounidense fue acabar “en un día” con la guerra en Ucrania. En sus propias palabras, es una guerra “que ha demostrado ser la más difícil”.
Trump hizo esas declaraciones tras la cumbre con sus socios de la OTAN en La Haya, el pasado 25 de junio.
Durante el encuentro, Trump mostró un giro en su política. Atrás quedó el bochornoso ataque al presidente ucraniano, Volodomyr Zelensky, en la Sala Oval. Trump abrió la puerta a reanudar la ayuda militar a Ucrania, que soporta una oleada de bombardeos rusos contra objetivos civiles en su capital, Kiev.
Sobre todo, Trump mostró un cambio de tono en su discurso. “Vladimir Putin debería realmente acabar con esta guerra”, dijo durante una rueda de prensa, y agregó que Zelensky “está peleando valientemente. Es una batalla dura”.
Sin poder anunciar el fin de la guerra en Ucrania, Trump optará por otro logro. El atribuye a la operación “Martillo de medianoche”, con el bombardeo de tres objetivos nucleares en Irán, el fin de la “Guerra de 12 días” entre ese país e Israel.
“No lo quiero comparar con Hiroshima… pero este ataque terminó con la guerra”, sentenció.
Es de esperar que el éxito de la operación en Irán, que ha llevado a un frágil cese al fuego con Israel, lidere la lista de logros a nivel internacional. Otro será el compromiso de los miembros de la OTAN, excepto por España, para aumentar el gasto en defensa a 5% del PIB (desde el 2% actual). Una demanda recurrente de EEUU, que presidentes en el pasado no habían logrado concretar.
Aunque la promesa de Trump fue retirar a EEUU de conflictos externos, la Casa Blanca ha delineado ya la defensa que probablemente se repetirá en los próximos discursos: “Al liderar con paz a través de la fuerza, el presidente Trump está haciendo del mundo un lugar más seguro y protegiendo a los estadounidenses”. 