La agenda de Ignacio Briones se ha intensificado en las últimas semanas. Además de su trabajo como académico de la UAI y presidente de centro de estudios Horizontal, ha tomado más protagonismo como uno de los voceros del equipo económico de Evelyn Matthei.
El exministro de Hacienda viene trabajando hace meses en el programa de Gobierno de la candidata presidencial de Chile Vamos y hoy dice estar optimista. No solo porque cree en un triunfo electoral, sino también porque ve espacio para lograr acuerdos transversales para que el país pueda superar el estancamiento económico, y avanzar en seguridad y modernización del Estado.
-Hoy hay bastante consenso en todas las candidaturas en la relevancia del crecimiento, ¿qué proponen para superar el 2%?
-Primero, yo estoy optimista respecto de la capacidad de cambiar esa trayectoria de crecimiento del 2%, que es la que tenemos en este Gobierno, pero es la misma hace diez años. Ese 2% es insuficiente y mediocre. Es más, yo estoy convencido de que parte del malestar que hubo en Chile tiene que ver con que nos “achanchamos”. Caímos en una zona de mediocridad, de la que tenemos que salir. Pero el vaso medio lleno es que, pese a toda la incertidumbre de estos años -incluidos dos procesos constitucionales- seguimos creciendo al 2%, eso es un piso. Y, además, efectivamente, la palabra crecimiento está de vuelta. Pese a que para algunos llegó a ser una palabra casi pecaminosa, o que se daba por sentado, e incluso algunos no tenían problemas con un decrecimiento, hoy estamos de acuerdo en que es fundamental. Y como la ciudadanía también quiere que volvamos a crecer, tenemos un muy buen punto de partida.
"En un Gobierno de cuatro años uno no puede hacer magia en materia del crecimiento estructural, porque hay que afectar distintas variables reales. Pero sí se pueden sentar las condiciones para que ese cambio se vaya produciendo".
-El ministro Marcel ha hablado de punto de inflexión, ¿cómo evalúa el trabajo de este Gobierno en esta materia?
-El crecimiento que vamos a tener es el que estructuralmente tenemos, que es 2%. Punto. El problema de fondo es si ahora nos queremos tomar esto en serio. Para eso lo primero es reconocer que el problema es estructural. No es decir “yo crecí 2,2% - 2,3% y te gané”, porque en realidad seguimos en 2%. Y si queremos salir de eso hay que hacer reformas estructurales. Me parece valioso el cambio de dirección que tuvo este Gobierno. La agenda de permisos es positiva, pero hay que acelerarla y ampliarla al tema ambiental, se requiere mucho más.
-El miércoles las candidatas Matthei y Tohá coincidían en buscar un crecimiento de 4% y el jueves el ministro Marcel dijo que esto no se trata de “tirar el número más alto”…
-Evelyn Matthei fue clara. Lo que planteamos es que queremos llevar el crecimiento de tendencia a 3% y generar las condiciones para que luego llegue a 4%. Ella tiene plena conciencia, y lo dijo, de que en un Gobierno de cuatro años uno no puede hacer magia en materia del crecimiento estructural, porque hay que afectar distintas variables reales. Pero sí se pueden sentar las condiciones para que ese cambio se vaya produciendo. Evelyn Matthei tiene una agenda muy clara y ambiciosa en esa dirección.
-¿Qué propone?
-Por ejemplo, en permisos, el puntapié que ha dado el actual Gobierno hay que ampliarlo. No se trata de desproteger o de que no haya regulación, pero se requiere definir un estándar, un ecosistema que sea simple, expedito y predecible. No discrecional. Pero también hay otros temas que importan para el crecimiento en que tenemos acuerdos. Por ejemplo, en seguridad, hoy hay pleno consenso -por convicción o por pragmatismo- de que esta es la prioridad de los chilenos y es fundamental asegurar el Estado de Derecho. También hay acuerdo en que responsabilidad fiscal es un activo país que hay que cuidar. También estamos de acuerdo en que la tasa del 27% del impuesto corporativo está alta. En el equipo económico de la candidata Matthei hemos propuesto llevarlo al 23% de manera compensada, por ejemplo, con exenciones. Y si la situación permite bajarlo más, ir más allá. Y, por último, hay un paraguas anclado en los recursos naturales, que pueden apalancar buena parte de nuestro crecimiento. Si antes algunos hablaban de “extractivismo”, hoy hay acuerdo en potenciar la minería metálica y no metálica, la energía renovable, los bosques, salmones, agroindustria, turismo…
-¿Qué más proponen para recuperar la inversión?
-Además, de la baja del impuesto corporativo, en el equipo económico hemos propuesto también contratos de invariabilidad tributaria voluntarios para chilenos y extranjeros, no como el D.L. 600 que era solo para extranjeros. En todos los últimos gobiernos se han hecho cambios tributarios y se han cambiado las reglas del juego. Nos hemos vuelto tributariamente más inciertos. Entonces, proponemos una suerte de seguro tributario y que, por ejemplo, para proyectos arriba de US$ 100 millones se les fije la tasa para los próximos 20 años. Y si baja, se les baja, pero no se les puede subir. Eso entrega una señal potente.
Además, nos gustaría también volver a integrar el sistema. Ahí tenemos una diferencia con la mirada que tiene este Gobierno que quiere desintegrar. Las razones son de simplificación, de equidad horizontal, de no seguir incentivando que las PYME se queden chicas. La actual desintegración es un impuesto gigantesco en el margen para crecer. Ni hablar con una desintegración completa.
“Es muy difícil llegar al balance estructural”
-Matthei dijo que en su Gobierno espera recortar en US$ 6.000 millones el gasto público, pero usted ha dicho que incluso eso puede ser insuficiente, ¿cuánto se requiere realmente?
-Lo que dijo la candidata Matthei -que ese momento algunos criticaron tanto- es lo mismo que ha dicho el Consejo Fiscal Autónomo. Son US$ 1.500 millones cada año, con la suma en cuatro años son US$ 6.000 millones. Eso es perfectamente factible. Tenemos un déficit estructural, que es bastante crónico. Viene desde antes de esta administración, aunque esta lo empeoró, y vamos a terminar, en promedio, con un déficit estructural cercano al 2% del Producto, sin que haya habido una crisis.
En la década anterior, estábamos con un déficit en torno al 1% y si ahora se quisiera llegar a eso, probablemente se requieran recortes y eficiencias de gastos mayores que los US$ 6.000 millones. Eso ya es difícil, pero hay que hacerlo. Los ciudadanos lo entienden, pero va a requerir un acuerdo político, porque supone que el gasto público va a tener que crecer menos que lo que suele crecer históricamente.
-Por lo tanto, ¿en un eventual el próximo Gobierno tampoco se volvería a un balance estructural?
-Es muy difícil llegar al balance estructural. En castellano, significa que, si partimos de un 2% de déficit estructural y queremos terminar en cuatro años en cero, en la práctica, cada uno de los presupuestos de la Nación en esos años tendría que crecer 0% en términos reales. Eso nunca lo he visto en la historia de Chile.
El problema en materia fiscal que tenemos es de dos índoles. Uno es el tamaño del déficit, pero el segundo, y para mí más importante, es que la credibilidad de la regla fiscal se ha ido debilitando, básicamente porque nos ponemos metas fiscales de convergencia que no se cumplen. Ahora lo fundamental es recuperar la credibilidad de la regla y para eso hay que fijarse objetivos que sean ambiciosos, pero cumplibles.
“El Estatuto Administrativo es anacrónico”
-En su opinión, ¿en qué falló el sistema para permitir que se produjera un caso de abusos como el de las licencias médicas fraudulentas en el sector público?
-Esto es una práctica que no es de ahora. Es bastante estructural y tiene distintas dimensiones. En el sector público, a diferencia del sector privado, no hay un período de carencia y tampoco existe el tope de sueldo que se paga. Eso hace más fácil y atractivo tomarse más licencias que en el sector privado. Una segunda dimensión probablemente tiene que ver con la falta de controles y una tercera tiene que ver con que el Estatuto Administrativo es absolutamente anacrónico y una camisa de fuerza que impide gestionar el Estado adecuadamente. Pero, por otro lado, también hay que destacar el rol de la contralora, porque aquí se ha notado demasiado su mano, y eso también es un cambio importante y la felicito.
-¿Qué cambio hay que hacer en la normativa del empleo público?
-El Estatuto Administrativo viene del año ´89, es uno de los últimos resabios de la dictadura y, curiosamente, la ANEF lo defiende a brazo partido porque le conviene. Pero no conversa con los tiempos modernos y genera malos incentivos a la gestión. Hoy tenemos harta evidencia de que la gran mayoría de los ciudadanos que depende del Estado en su día a día tiene una mala evaluación del Estado. Eso tiene que cambiar.
A mí me tocó desarrollar en Hacienda una propuesta modificatoria del Estatuto Administrativo, pero después dejé el ministerio y lamentablemente se presentó al final del Gobierno y no vio la luz. Básicamente eso se colgaba de un trabajo que habían hecho Espacio Público y Chile 21 por el lado de la centroizquierda, con Libertad y Desarrollo y el CEP por el lado de la centroderecha. Se propone un nuevo estatuto laboral para los empleados públicos, con un contrato indefinido con indemnización por despido, igual que cualquier chileno. También propone evaluaciones de verdad, no las que existen hoy, que sabemos que son un fraude porque prácticamente el 100% logra la evaluación máxima de cumplimiento. También tenía selección y progresión por mérito. Y por supuesto habría que limitar los cargos políticos.
-¿Y eso está ahora en las propuestas de la candidata Matthei?
-Sí. Estamos trabajando una propuesta de modernización del Estatuto Administrativo.
Codelco-SQM: “Siempre he sido partidario de que la minería de litio sea concesible igual que cualquier otra”
-Respecto del acuerdo Codelco-SQM, Matthei dijo que hubiera preferido una licitación. ¿Qué va a pasar con ese tema si ella es Presidenta?
-La verdad es que no puedo responder eso, porque no lo sé. Pero creo que ella manifiesta una preferencia que es muy legítima. El esquema natural que a uno le gusta, en todos los ámbitos, es una licitación abierta y competitiva. En este caso en particular ha habido debate entre observadores externos que hacen este punto y el directorio de Codelco, que hay que recordar que no es el Gobierno. Me parece un debate que es legítimo tenerlo en su mérito y tener todos los elementos de juicio arriba de la mesa. Pero yo no me he metido en el detalle de los números.
Dicho eso, me parece que en la vida pública todas las decisiones deben ser explicadas y transparentes. Lo que ella ha señalado es que el criterio general es la licitación. Acá se optó por un camino distinto y es legítimo se explicite por qué.
-¿Eso no implica echar pie atrás?
-La petición que se ha hecho es la misma que está haciendo el Congreso. Y que es bueno: Veamos los números, explíquenlo. Porque el tema más importante es ver cómo tenemos un aumento de la producción de litio y cuál es la mejor estrategia de cara al mañana.
Siempre he sido partidario de que la minería de litio sea concesible igual que cualquier otra. Eso implica cambiar la Constitución, que en su origen se cerró a esa posibilidad por razones estratégicas. El litio tenía una connotación de insumo militar. Pero no hay ninguna razón económica para que no sea una industria abierta y competitiva, con licitaciones en lugar de la obligación de asociarse con el Estado. Creo que ese sí es un tema de discusión, donde Evelyn Matthei tiene una postura bastante clara. Es preferible la apertura y que esto sea concesible, igual que cualquier otro mineral, en lugar de que los principales yacimientos estén forzados a asociarse con el Estado. Esa es la postura de fondo, más allá del caso puntual de la asociación de Codelco con SQM.
Baja de Matthei en encuestas: “Esta es una carrera larga”
-¿Qué le parecieron las declaraciones de Oscar Landerretche, quien dijo que espera que el Frente Amplio y el Partido Comunista no conviertan a Chile en un infierno si vuelven a ser oposición?
-No quisiera entrar en ese debate. Lo que yo sí diría es que ojalá en lo sucesivo las oposiciones estén detrás de un proyecto país que sea compartido, porque hoy vemos que están los consensos para construir algo valioso. A mí no me cuentas cuentos. Como ministro, en el Gobierno del Presidente Piñera, me tocó con una parte de la oposición muy destructiva y Chile no se merece que eso vuelva a ocurrir.
-¿Cómo evalúa, desde el equipo de Matthei, que Kast la haya superado levemente en la última Cadem? ¿Qué hay que corregir?
-Primero, creo que está claro que los candidatos de derecha, particularmente los dos principales, muestran una cosa que no veíamos en Chile en muchos años, y es que esta elección está muy cargada para ese lado. Pero esta es una carrera larga. Estamos en junio y de aquí a noviembre es una eternidad en política. Acá se trata de preguntarse qué candidato le da gobernabilidad a Chile y tiene la capacidad de lograr buenos acuerdos para las reformas que necesitamos para volver a crecer y para los temas seguridad. También hay que preguntarse quién tiene experiencia en el Estado. No basta con decir “soy fantástico y me las sé todas”. Ese discurso ya lo vimos con el Frente Amplio y supongo que habremos aprendido la lección. Por lo tanto, aunque las encuestas tienen su día a día, estoy seguro de que la ciudadanía valora de Matthei esos atributos y ella será la candidata que pase a segunda vuelta.
-En la elección anterior, Kast pasó a segunda vuelta y usted no lo apoyó, algo que los republicanos aún no le perdonan. ¿Qué haría esta vez si pasara Kast de nuevo?
-No me pongo en ese escenario por la razón que acabo de decir. Y respecto de lo que pasó en la elección pasada, bueno, eso tiene que ver con mis convicciones. Analizo y tomo mis decisiones de forma libre.
