"Si ya estás en el sector tecnológico, creo que lo único que se puede hacer es aguantar; en última instancia, y pensando a largo plazo, estos son los mayores motores de crecimiento de nuestra economía, y volverán a estar bien". Ese es el consejo que Paul Stanley, director de inversiones de Granite Bay Wealth Management, les está ofreciendo a sus clientes, sobre todo a los que apostaron por algunas de las famosas Siete Magníficas entre diciembre y mediados de enero, tras el rally que protagonizó entonces la Bolsa gracias a la victoria electoral de Donald Trump.
Hoy, no queda ni rastro de la euforia bursátil de ese momento. Todo lo contrario. Según Reuters, el caos que ha provocado en las Bolsas la caótica guerra comercial del presidente de EEUU les ha costado a las firmas del S&P 500 más de cuatro billones de dólares en capitalización en el último mes, el doble de lo que Trump espera ingresar con los aranceles en una década.
La corrección del Nasdaq ha llegado este año a rozar el 21%, aunque en estas última semana ha recuperado terreno con altibajos gracias a la decisión de Trump de dar marcha atrás en gran parte de su ofensiva arancelaria, ante la tormenta bursátil y una incipiente crisis de deuda que ha puesto contra las cuerdas la economía del país. La pregunta es obligatoria: ¿Ha tocado suelo la corrección?
Si en algo coinciden los analistas es en que la volatilidad seguirá todavía instalada un tiempo en las Bolsas y, especialmente, entre los valores tecnológicos.
Es más, justo cuando muchos se habían atrevido a rehacer sus previsiones, en la mayoría de los casos revisando a la baja sus recomendaciones para las famosas Siete Magníficas, el presidente de EEUU, Donald Trump, volvió a sorprender hace unos días con un cambio de guión, fuera incluso del tiempo de descuento, al dejar en suspenso la mayoría de los aranceles, incluidos aquellos que afectan a los teléfonos inteligentes y computadores de multinacionales norteamericanas fabricados en China.
Aun así, todavía no está claro el futuro de estos productos.
Apple
Entre tanto, JPMorgan ha rebajado el precio objetivo de los títulos de Apple desde los US$270 a US$245. Un 9,2% menos. Y aun así, supone un potencial alcista respecto a los niveles actuales de cerca de un 20%. Los analistas del mayor banco de EEUU reconocen que la suspensión de los aranceles "es un gran alivio", que no solo depende de China por las ventas, sino también porque allí es donde se fabrica el iPhone. Sin embargo, "persisten muchas dudas" sobre el futuro de los aranceles, demasiadas como para defender un rally bursátil a corto plazo.
Fabricar un iPhone completamente en EEUU parece inviable. Al menos, eso dicen los expertos, que calculan que el costo medio de estos teléfonos se triplicaría por encima de los US$ 3.500. ¿Están los clientes dispuestos a pagar esa prima solo por el sello made in USA?.
Para el gigante de Cupertino, India podría ser la mejor opción. Ya ha aumentado la producción en este país y las exportaciones de iPhones desde allí. Pero las cadenas de suministro no se pueden adaptar tan rápido a la caprichosa agenda de Trump. Así que los inversores dudan.
Desde los máximos que alcanzó en Bolsa en diciembre del año pasado, sus títulos han sufrido una fuerte corrección superior al 20%. Este 1 de mayo la compañía presentará sus resultados del primer trimestre, lo que podría ofrecer alguna pista sobre su hoja de ruta en plena tormenta arancelaria y el impacto real que la guerra comercial entre EEUU y China podría tener en sus cuentas para el conjunto del ejercicio.
Amazon
Con la mayor parte de la ofensiva de Trump suspendida temporalmente, las tensiones entre China y EEUU centran la atención en Wall Street en estos momentos. Amazon, que hasta abril había capeado el temporal tarifario, ha terminado sufriendo una importante corrección desde el Día de la Liberación, ante las noticias que hablaban de múltiples cancelaciones de pedidos a proveedores asiáticos por la tormenta arancelaria.
La semana pasada, aunque afectados también por una alta volatilidad, sus títulos recuperaron terreno, en medio de los rumores sobre la relajación de la política arancelaria de EEUU con China que no terminan de concretarse. Para los analistas es todo un desafío calcular el impacto que supondrá para el negocio de la compañía. Aun así, el consenso es moderadamente optimista y a principios de la semana pasada volvieron a elevar ligeramente sus previsiones, situando su precio objetivo en 253 dólares, lo que implicaría un potencial alcista del 40%.
Pero como los tiempos que corren son de inestabilidad, esta semana nuevamente los títulos de Amazon se vieron golpeados, especialmente el martes, cuando la Casa Blanca arremetió contra la compañía después de que la firma del magnate Jeff Bezos decidiera reflejar en el precio de los productos el costo que tienen los aranceles, algo finalmente desmentido por la compañía. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que había discutido el tema con Trump y que su mensaje al respecto es que es un acto político hostil.
Tesla
De las Siete Magníficas, Apple es la que parte en desventaja frente al resto de grupos por su dependencia de China, pero sin embargo no es la que ha sufrido un mayor castigo en Bolsa en lo que va de año. Ese dudoso honor le corresponde a Tesla, que desde la toma de posesión de Trump se deja cerca de un 35% de su valor en bolsa.
En su caso, el anuncio de Trump de un posible alivio a los aranceles a la industria del motor le ha dado un respiro a su cotización estas últimas semanas, pero aun así, los analistas no son muy optimistas respecto a su futuro a medio plazo. Ya lo venían avisando desde hace meses, cuando sus títulos se dispararon tras la victoria del republicano, en cuya campaña fue determinante el apoyo de Elon Musk, fundador y CEO de Tesla. Entonces, aseguraban los expertos, no había fundamentos técnicos para justificar el rally, más allá de la euforia política.
Pero llegaron los resultados. Tesla presentó sus peores resultados trimestrales desde 2019: un margen mínimo, ventas que han caído, lo cual no hizo más que acrecentar las dudas sobre la dirección estratégica de la empresa.
Los analistas han recortado en las últimas semanas sus previsiones y el consenso cree que su precio objetivo se sitúa en el entorno de los US$ 306 por acción -frente a los US$ 342 anteriores-.
Nvidia
Mucha incertidumbre también ven los analistas en Nvidia, cuya cotización es una auténtica montaña rusa. Desde su récord histórico, alcanzado a principios de enero de este año, sus títulos ceden en Bolsa alrededor de un 25%, aunque llegaron a restar casi un 40% tras el anuncio de los aranceles recíprocos el 2 de abril, el famoso Día de la Liberación. En los últimos tres meses, ha protagonizado varios desplomes y auténticas jornadas de pánico bursátil, seguidas de rápidos rallies alcistas de más del 20%.
Tras el cataclismo del Día de la Liberación, que llevó su cotización incluso por debajo del suelo de los US$ 100 por acción, el gigante de los semiconductores parecía estar en plena recuperación, escalando la semana casi un 19% desde su mínimo del año cuando Trump anunció el miércoles la prohibición de exportar algunos de sus chips más potentes a China, lo que podría tener un impacto en sus cuentas de más de US$ 5.000 millones, con el consiguiente castigo bursátil.
Horas antes, Bank of America había sido una de las primeras firmas en volver a apostar por el valor y situarlo en "compra moderada". Calculaba un potencial alcista del 80% que ahora tendrá que volver a revisar.
Una vez confirmado que la inteligencia artificial low cost de la start up china DeepSeek no supone una amenaza a corto plazo para Nvidia, toda la atención de los inversores está en la Casa Blanca. La compañía anunció la semana pasada que fabricará sus chips más potentes íntegramente en EEUU por primera vez para limitar el impacto futuro de cualquier guerra comercial.
"Añadir fabricación estadounidense nos ayuda a satisfacer mejor la increíble y creciente demanda de chips y supercomputadoras de IA, fortalece nuestra cadena de suministro y aumenta nuestra resiliencia", tal y como ha explicado Jensen Huang, fundador y CEO de la compañía.
Ahora bien, todavía faltan meses para que la planta de 92.000 metros cuadrados que planea construir en Arizona esté lista y funcionando a pleno rendimiento, por lo que los analistas se muestran cautos a la hora de hacer previsiones sobre el valor más volátil entre las Siete Magníficas. Sin embargo, no todo son malas noticias. Los analistas creen que la corrección de Nvidia podría haber tocado suelo, siempre y cuando Trump no anuncie nuevos aranceles a la industria de los semicondcutores, posibilidad que no está descartada.
Microsoft, Meta y Alphabet
El castigo a las tecnológicas por la incertidumbre comercial es generalizado y, por tanto, también lo ha sido la recuperación, aunque en el caso de Microsoft, Alphabet y Meta, tanto la corrección como el rally posterior han sido más moderados. La guerra comercial con China es menos relevante que lo que ocurra con los aranceles recíprocos -sobre los que Trump aprobó hace días una moratoria hasta mediados de julio-, ya que algunas regiones, como la Unión Europea, han amenazado precisamente con represalias comerciales atacando los servicios tecnológicos que exporta EEUU.
En este escenario, las firmas de análisis son optimistas y confían en un futuro acuerdo comercial que relaje las tensiones. A medio plazo, el consenso de analistas ve un potencial alcista tanta para Microsoft como para Alphabet cercano al 30%, mientras que el de Meta supera el 42%. Aun así, Bank of America alerta de una posible caída del negocio digital en caso de recesión si se vuelve a reactivar la ofensiva arancelaria.
Eso sí, este miércoles Microsoft sorprendió, con unos resultados mejores de lo esperado. Ganó US$ 25.824 millones de dólares, en el tercer trimestre de su ejercicio fiscal, un 18% más que en el mismo periodo del año anterior. Sus acciones se dispararon un 6% en el cierre prolongado de Wall Street.
A raíz de las buenas cuentas cosechadas, el CEO de Microsoft, Satya Nadella, recordó que la nube y la IA son "esenciales para que cualquier empresa aumente su producción, reduzca costos y acelere su crecimiento".
En el horizonte, la gran interrogante: ¿cuándo volverá Trump a sorprender a Wall Street?