POR CRISTIAN RIVAS NEIRA
Ramón Eluchans -el gerente general del Banco Security y desde hace un año presidente del Club Náutico Oceánico- practica desde hace unos treinta años la navegación a vela. Partió con un bote muy simple y más que nada a modo de hobby, hasta que hace unos quince años se envalentonó y partió a competir en Chiloé. La experiencia lo dejó con ganas de meterse más y así lo hizo en los años siguientes. Hoy dedica por lo menos unos diez fines de semana al año sólo a participar en las distintas fechas que involucra el Campeonato Nacional VTR Oceánico, que organiza la institución que dirige.
Por eso, experiencia tiene de sobra para hablar sobre esta disciplina deportiva y más que nada de los cambios que viene experimentado en el último tiempo. Que son varios.
Partamos por decir que en lo que está más empeñado es en hacer de este deporte algo un poco más masivo, que dé espacios para que haya más competencia, con una mayor cantidad de barcos y deportistas en acción.
Dice que lo que sucedía hasta la competencia pasada es que comenzó a producirse mucha frustración entre los competidores, porque la fórmula con la que se asignaban los puntajes finalmente no premiaba a quienes cruzaban primero la meta, sino a quienes eran capaces de tener las mejores embarcaciones o las más intervenidas, ingenierilmente hablando.
“La fórmula que nosotros teníamos era la IMS (International Measurement System) que todo el mundo conoce y que supone mediciones de cancha. Todo eso desde el punto de vista ingenieril se ve fantástico, pero desde el punto de vista práctico, producía que todos los barcos cambiaran de un año para otro, porque la fórmula todos los años cambiaba. Eso generaba grandes inversiones en nuevos botes y la administración y construcción de canchas, sin considerar las protestas de los navegantes por lo resultados que no cuadraban con la realidad”, describe.
Por eso, es que para esta temporada, que parte oficialmente en agosto próximo y se extenderá hasta mayo, se acordó utilizar la fórmula IRC, cuya característica principal es que es secreta, por lo que nadie conoce el puntaje que se le dará a cada barco y, por ende, no se producen estas adecuaciones en los botes y se evita la especulación en inversiones para modernizar las embarcaciones. En suma, cree que esto posibilitará el que más personas se atrevan a competir, porque se privilegiará el uso de embarcaciones que sean más homogéneas y den a todos las mismas oportunidades de triunfo.
Irrupción de los Soto 40
De lo que se trata es avanzar hacia un modelo de competencias donde los barcos sean “monotipos”, que es la tendencia que está produciéndose en Europa y Estados Unidos, pese al amplio espectro de embarcaciones, tanto o más que marcas y modelos de autos, comenta.
La gracia es que los modelos únicos no compiten por factores distintos del desempeño deportivo mismo en las regatas o carreras. A fin de cuentas, el que llegue primero ganará, lo que transforma completamente la dinámica, porque se atrae a más competidores motivados y también marcas auspiciadoras. En otras palabras, se desarrolla el deporte, la industria, el espectáculo y como consecuencia, el nivel competitivo.
Eluchans no oculta que todo este cambio ha requerido una transformación cultural importante al interior del Club que dirige. De hecho, hace tres años se intentó incorporar monotipos, pero no se logró. Por eso -y aunque él no lo diga- el que se esté concretando ahora es muy meritorio.
Le consultamos de qué tipo de botes estamos hablando. Y con mucha energía comienza a describir a los Soto 40, un modelo que ya varios conocen -porque en los últimos años se han inclinado por él- pero que oficialmente pasará a ser el que predomine en las competencias esta temporada. De hecho, cuenta que ya hay unos 10 en Chile -el país que más tiene-, como los que dirigen hombres de vela conocidos, entre ellos Dag von Appen (Claro), Jorge Araneda y Hermógenes Pérez de Arce (Santander), Per von Appen (Entel), Horacio Pavez (Mitsubishi) y el mismo Eluchans (Movistar). Hay otros que podrían incorporarse pronto, como los empresarios Nicolás Ibáñez y José Luis Vender.
De hecho, recientemente algunos Soto 40 han estado compitiendo en torneos en Brasil, lo que de paso tendrá impacto en la competitividad internacional de la vela chilena al amparo de este modelo.
Claro que también habrá de otro tipo de embarcaciones, porque tampoco se puede obligar a que todos sean iguales. Eso sí, la tendencia apunta a que muchos competidores se están inclinando por el J105 o el Beneteau, que ya cuentan en conjunto con unas 15 unidades en el país. En esencia se trata de embarcaciones más pequeñas, y que pueden usarse familiarmente fuera de competencia el resto del tiempo.