CIRCUNCISIÓN

Por Padre Raúl Hasbún

Por: | Publicado: Viernes 31 de agosto de 2012 a las 05:00 hrs.
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Es la ablación completa del prepucio que cubre el glande del miembro viril. Los israelitas tomaron probablemente esta práctica de los egipcios en el imperio antiguo (como puede verse en las momias). Es muy probable que motivos médicos e higiénicos hayan contribuido a su generalización, además de su significado ritual de pubertad, como liturgia de iniciación o consagración al matrimonio. En el caso del Israel bíblico, la circuncisión quedó reservada a los niños varones (en otras culturas se hacía también a las niñas, mediante ablación del clítoris o de los labios menores), y tenía lugar en el octavo día después del nacimiento, ocasión en que se le imponía además el nombre. Testimonio de todo ello se encuentra en el relato evangélico de Lucas, capítulos 1,59 (circuncisión y nombre de Juan Bautista) y 2,21 (circuncisión y nombre de Jesús).

Pero su significación y justificación más específica se sitúa en el plano religioso. El despojo de la piel que cubre los órganos propios de la sexualidad se interpreta como un acto de sumisión a Aquel que es la fuente y Señor de la Vida, y un sello de pertenencia al pueblo con el que Yahwé ha querido unirse en un eterno pacto o alianza de amor. Mediante este signo, el pueblo se distinguía de aquellos otros incircuncisos, en especial los filisteos (el rey Saúl promete a David darle en matrimonio a su hija Mikal, siempre que David allegue, como dote, 100 prepucios de filisteos incircuncisos). Este término, incircunciso, se convierte en metáfora para expresar lo que no produce fruto, lo que es inútil, indigno, merecedor de ser extirpado. Ello explica la enorme dificultad que debió superar san Pablo y con él la primera comunidad cristiana, a la hora de acoger en la Iglesia a personas que no provenían del judaísmo ni ostentaban el sello de la circuncisión. Se debió convocar todo un Concilio, en Jerusalén, para resolver este delicado asunto en modo tal que no ofendiera el justo respeto a la ley y tradición mosaicas, ni anulara la novedad de la ley de Cristo. Surgió el término “circuncisión del corazón”, rechazo y renuncia al pecado, y con él un nuevo símbolo, bautizarse, es decir, sumergirse en la muerte de Cristo para emerger con El a la vida. También el agua es signo y nutriente indispensable de la vida.

Hoy la O.M. de la Salud recomienda la circuncisión de niños recién nacidos para un más eficaz combate contra el Sida. También la Asociación Americana de Pediatría estima sus beneficios médicos muy superiores a sus riesgos. Por otro lado se hace fuerte el movimiento “intactivista” (no tocar), con respaldo de juristas que abogan por la libertad del niño para cuando sea adulto. Los símbolos importan y merecen respeto. Su mejor respeto es vivir lo que ellos significan.

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