Crisis europea avanza hacia una nueva etapa: empeora la recesión y crece el riesgo político
Dando un giro a su política, Bruselas autorizó a Irlanda para elevar el gasto destinado a programas que fomenten el crecimiento económico.
Por: | Publicado: Lunes 30 de abril de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Renato García/Leonardo Ruiz
El tratado de Schengen, que garantiza la libre circulación de los ciudadanos dentro de la Unión Europea y que es una de las piedras angulares de la integración regional, fue suspendido por el gobierno español el fin de semana. La medida, que regirá durante una semana, restablecerá los controles aduaneros entre España y Francia, en un intento de las autoridades de Madrid por frenar el ingreso de una ola de manifestantes que se espera lleguen al país para protestar contra las políticas económicas durante la reunión del Banco Central Europeo, que de manera excepcional se realizará el jueves en Barcelona.
El anuncio marca un resurgimiento de las tensiones sociales en momentos en que la crisis europea parece estar entrando en una nueva fase, donde las duras medidas de austeridad aplicadas para recuperar la confianza de los mercados están profundizando la recesión. Y a medida que se desvanecen las esperanzas de que un drástico ajuste fiscal permita una rápida recuperación, aumentan las señales de que la receta de austeridad aplicada por muchos gobiernos en los últimos meses se está transformando en un grave riesgo para la estabilidad política del bloque.
El viernes, Rumania se convirtió en el último gobierno europeo en colapsar, luego de que un voto de censura en el parlamento derribara a las autoridades apenas dos meses después de haber asumido. La moción fue presentada ante el creciente rechazo político al plan de consolidación fiscal, que ha aplicado recortes de salarios y alzas de impuestos, y que ha profundizado la caída en la segunda economía más pobre de la Unión Europea.
El quiebre en el parlamento genera dudas sobre el futuro de la pequeña economía y la capacidad de las próximas autoridades para cumplir con los compromisos de disciplina fiscal. Rumania se sumó de esta manera a Holanda, donde el congreso rechazó las medidas de ajuste obligando a convocar a elecciones anticipadas.
Un peldaño más abajo
Tras una breve tregua en marzo, la crisis europea está volviendo a agravarse, a medida que parece estar entrando a una nueva etapa. La caída de Inglaterra, que la semana pasada se unió a España de regreso en la recesión, hizo sonar las alarmas de las autoridades, que ahora están comenzando a reconocer que el duro ajuste no sólo puede hundir a las ya debilitadas economías sino que además podría dificultar el cumplimiento de las mismas metas fiscales, ya que la caída de la actividad impacta los ingresos del Estado, anulando en parte los avances en materia de ahorro.
En una clara señal de este giro, el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, acaba de anunciar que la Comisión Europea autorizó a Dublín para destinar una mayor parte de los ingresos por la venta de activos estatales a financiar planes de estímulo y crecimiento. Originalmente, sólo un tercio de los 3 mil millones de euros que se espera recaudar a través de privatizaciones podría usarse para inyectar más dinamismo en la economía. Pero ahora esa proporción podría llegar hasta un 50%. Esto “refleja el cambio de actitud que se está produciendo”, dijo Kenny. “Europa ahora reconoce que debe haber un ítem en cada agenda que se enfoque en el crecimiento, en innovación, empresas y oportunidades de empleo”.
En Francia, el candidato presidencial socialista, Francoise Hollande, que sigue aumentando su ventaja frente a Nicolas Sarkozy de cara a la segunda vuelta de las elecciones, el 6 de mayo, endureció sus ataques a la receta de disciplina fiscal impulsada por Alemania, señalando que no le corresponde a la canciller Angela Merkel decidir la política de todo el bloque.
Pero más allá de un discurso electoral, las palabras de Hollande están comenzando a reverberar dentro de la propia Alemania, donde sus postulados están siendo recogidos por figuras clave de la oposición. De hecho, el ministro de finanzas de Westphalia del norte, Norbert Walter-Borjans, anunció su rechazo al tratado fiscal europeo promovido por Merkel. La región es un enclave vital para el futuro político de la canciller donde se celebrarán elecciones en dos semanas.
El tratado de Schengen, que garantiza la libre circulación de los ciudadanos dentro de la Unión Europea y que es una de las piedras angulares de la integración regional, fue suspendido por el gobierno español el fin de semana. La medida, que regirá durante una semana, restablecerá los controles aduaneros entre España y Francia, en un intento de las autoridades de Madrid por frenar el ingreso de una ola de manifestantes que se espera lleguen al país para protestar contra las políticas económicas durante la reunión del Banco Central Europeo, que de manera excepcional se realizará el jueves en Barcelona.
El anuncio marca un resurgimiento de las tensiones sociales en momentos en que la crisis europea parece estar entrando en una nueva fase, donde las duras medidas de austeridad aplicadas para recuperar la confianza de los mercados están profundizando la recesión. Y a medida que se desvanecen las esperanzas de que un drástico ajuste fiscal permita una rápida recuperación, aumentan las señales de que la receta de austeridad aplicada por muchos gobiernos en los últimos meses se está transformando en un grave riesgo para la estabilidad política del bloque.
El viernes, Rumania se convirtió en el último gobierno europeo en colapsar, luego de que un voto de censura en el parlamento derribara a las autoridades apenas dos meses después de haber asumido. La moción fue presentada ante el creciente rechazo político al plan de consolidación fiscal, que ha aplicado recortes de salarios y alzas de impuestos, y que ha profundizado la caída en la segunda economía más pobre de la Unión Europea.
El quiebre en el parlamento genera dudas sobre el futuro de la pequeña economía y la capacidad de las próximas autoridades para cumplir con los compromisos de disciplina fiscal. Rumania se sumó de esta manera a Holanda, donde el congreso rechazó las medidas de ajuste obligando a convocar a elecciones anticipadas.
Un peldaño más abajo
Tras una breve tregua en marzo, la crisis europea está volviendo a agravarse, a medida que parece estar entrando a una nueva etapa. La caída de Inglaterra, que la semana pasada se unió a España de regreso en la recesión, hizo sonar las alarmas de las autoridades, que ahora están comenzando a reconocer que el duro ajuste no sólo puede hundir a las ya debilitadas economías sino que además podría dificultar el cumplimiento de las mismas metas fiscales, ya que la caída de la actividad impacta los ingresos del Estado, anulando en parte los avances en materia de ahorro.
En una clara señal de este giro, el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, acaba de anunciar que la Comisión Europea autorizó a Dublín para destinar una mayor parte de los ingresos por la venta de activos estatales a financiar planes de estímulo y crecimiento. Originalmente, sólo un tercio de los 3 mil millones de euros que se espera recaudar a través de privatizaciones podría usarse para inyectar más dinamismo en la economía. Pero ahora esa proporción podría llegar hasta un 50%. Esto “refleja el cambio de actitud que se está produciendo”, dijo Kenny. “Europa ahora reconoce que debe haber un ítem en cada agenda que se enfoque en el crecimiento, en innovación, empresas y oportunidades de empleo”.
En Francia, el candidato presidencial socialista, Francoise Hollande, que sigue aumentando su ventaja frente a Nicolas Sarkozy de cara a la segunda vuelta de las elecciones, el 6 de mayo, endureció sus ataques a la receta de disciplina fiscal impulsada por Alemania, señalando que no le corresponde a la canciller Angela Merkel decidir la política de todo el bloque.
Pero más allá de un discurso electoral, las palabras de Hollande están comenzando a reverberar dentro de la propia Alemania, donde sus postulados están siendo recogidos por figuras clave de la oposición. De hecho, el ministro de finanzas de Westphalia del norte, Norbert Walter-Borjans, anunció su rechazo al tratado fiscal europeo promovido por Merkel. La región es un enclave vital para el futuro político de la canciller donde se celebrarán elecciones en dos semanas.