La cotización del cobre llegó el lunes a un nuevo récord de US$ 5,12 la libra en la Bolsa de Metales de Londres (LME, por su sigla en inglés), generando entusiasmo en el mercado. Y mientras hubo un avance de 0,9% en dicho mercado, los futuros en el Comex de Estados Unidos validaron dicho nivel al repuntar hasta 1,6% al inicio de la jornada.
Las marcadas alzas se produjeron después de una importante conferencia sobre el commodity en Shangái la semana pasada, donde se habló de señales de tensión en la oferta tras un año de interrupciones no planificadas en minas, señaló Bloomberg.
Al ser Chile el mayor exportador de cobre del mundo, con ventas al exterior por más de US$ 50.155 millones en 2024 -un 15% del total en sus distintos formatos a escala global-, los analistas locales se hicieron eco del buen momento del metal.
Pero, ¿qué tanto puede impactar en la economía local un valor de US$ 5 la libra?

El coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González, comenzó por explicar que “la magnitud del impacto macro va a depender del tipo de shock que estemos viendo”.
“Hay analistas que hablan incluso de US$ 6 la libra. Eso está por verse. Es bien distinto que el cobre suba a US$ 5 a que siga subiendo a US$ 6 la libra. Naturalmente, eso va a determinar el tamaño del impacto. También es diferente un shock que dura algunos meses y luego se revierte, versus un escenario en que el precio del cobre se mantiene alto por un período prolongado”, esbozó el también socio de Valtin Consulting.
González aseguró que “el impacto macro ya lo estamos viendo, sobre todo en el aumento de la inversión, especialmente en maquinaria y equipo, que principalmente está destinado a la minería”.
Por su parte, el gerente de estudios de Gemines, Alejandro Fernández, afirmó que el mayor precio debería tener un efecto en el tipo de cambio, bajándolo unos $ 5 -todo lo demás constante- lo que, a su vez, ayudaría un poco a mantener bajo control la inflación. Este martes, la divisa bajó $ 6,8, a $ 923, su precio más bajo desde marzo.
Un mayor precio, además, debería estimular el aumento en la producción para aprovechar la coyuntura favorable y la inversión en el sector, dijo Fernández, pero aseguró que “el impacto macro general no debería ser demasiado significativo por la inflexibilidad de la producción y la pérdida de importancia del cobre como fuente de recursos fiscales”. Por ejemplo, desestimó efectos relevantes en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Para el analista económico de BTG Pactual, Martín Gutiérrez, en cambio, de mantenerse, podría aportar algunas décimas adicionales al PIB en 2026.
Efecto fiscal
Gutiérrez también resaltó que este nivel de precio en el cobre tiene un impacto positivo en las cuentas fiscales y estimó que podría aportar más de US$ 2 mil millones al Fisco de mantenerse en 2026. González también suscribió esa cifra, que es aproximadamente un poco más de medio punto del PIB de mayor ingreso, estimó.
“¿Qué significa eso en la práctica? Que si el Gobierno hoy está proyectando un déficit fiscal para el próximo año de 1,5% del PIB, bueno, podríamos tener un déficit fiscal menor el próximo año, todo lo demás constante, por supuesto; y una menor necesidad de endeudamiento dado el menor déficit, lo cual a su vez reduciría la presión sobre las tasas de interés”, agregó el socio de Valtin Consulting.
De mantenerse un precio similar durante todo 2026 esto significaría ingresos adicionales para el Fisco de unos US$ 3.900 millones, calculó Fernández.
Los pronósticos
Las perspectivas hacia adelante son positivas.
González aseguró que el ciclo de precios altos podría tener una larga duración. “Estamos viendo un cambio estructural por el lado de la demanda”, relacionada con nuevas tecnologías y la transición energética, dijo.
A esto se sumaría una “lenta” capacidad de respuesta, dado que ha habido subinversión en los últimos años y que va a costar que se satisfaga esa mayor demanda, “a pesar de que hay buenos esfuerzos por aumentar la producción”, agregó.
Para Fernández, todo indica que debería seguir elevado, promediando en torno a US$ 4,8 en 2026 -incluso podría ser más alto- y, tal vez, en torno a US$ 5 en 2027.