Cuatro siglos de compleja poesía reunidos en una obra

Isidora Jaén Salgado

El soneto es un sub género de la poesía que en su forma está compuesta por catorce versos de once sílabas, los que se organizan en cuatro estrofas: dos de cuatro versos y dos de tres versos.

Muchos poetas a través de la historia literaria se han mantenido alejados de él, pero hay muchos más que se han regocijado en su complejidad. Ese es el caso de los 42 poetas que Juan Cristóbal Romero, ingeniero civil y poeta oriundo de Santiago, recopila en su obra El Soneto Chileno, siglos XVI-XX, un proyecto Bicentenario acogido a la Ley de Donaciones Culturales, que con el apoyo de Entel y el patrocinio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, vio la luz luego de cuatro años de trabajo.

A través del centenar de sonetos, este antologador reúne cuatro siglos de memoria poética cronológica plasmada en más de 200 páginas. Explica que esta obra surgió de su interés en las antologías. Tengo la pretensión de creer que, por esa misma fragmentación y arbitrariedad, la mejor forma de presentar el desarrollo de la poesía chilena en cada una de sus líneas de tradición es a través de antologías, explica.

Además, enfatiza que sentía necesario revisar desde un punto de vista crítico la trayectoria del soneto en Chile, donde han existido magníficos ejecutantes. El desafío se centró en la selección de piezas de primera calidad que dieran cuenta, por un lado, de la evolución de estilos y temáticas en cada siglo y, por otro, de los comunes denominadores que caracterizan al soneto chileno en sus cuatro siglos de desarrollo. Y así fue.

La selección

Destacados intelectuales adornan las páginas, recorriendo la historia desde el siglo XVII con la sátira de Pedro de Oña; el siglo XVIII con el acriollado soneto religioso; la primera mitad del siglo XIX representado por el clasicismo romántico de Andrés Bello, y la segunda por el romanticismo clásico de Blest Gana. Luego se le suma el siglo XX, el que se abre en múltiples variantes: la clásica representada por Pedro Prado, la costumbrista de Pedro Sienna, y la expresionista de Pablo de Rokha. Con todo, esta es la tercera participación de Romero en antologías - luego de El Viejo Laurel de la poesía de Armando Uribe y Poesía reunida de Alberto Rubio- y a futuro tiene la idea de continuar esta recopilación con un segundo volumen, donde pretende incluir a los autores posteriores a la generación del Sesenta, momento en el que termina esta antología.

Con ello se seguirán incrementando las obras que este poeta ha escrito: los libros de poesía Marulla, XXXIII poema, además de la traducción del Libro Segundo de las Cartas de Horacio. Además, Rodas con el que recibió el Premio Municipal de Poesía y el Premio de la Crítica Literaria en 2009. Con El Soneto Chileno, siglos XVI-XX deja en evidencia que esta compleja forma poética se mantiene vigente luego de cuatro siglos, incluso en aquellos poetas vanguardistas como Vicente Huidobro, Nicanor Parra, Enrique Lihn y Pablo de Rokha. La dificultad del soneto radica en la solidez de sus estrofas y el rigor del metro y de la rima. En el Siglo de Oro había quienes mitificaban sus problemas de composición al punto de sostener que sólo tras escribir quinientos se obtenía uno digno de mérito. Fue durante años el filtro que utilizó parte importante de la crítica para distinguir la calidad de un poeta: quienes salían airosos eran encaramados a los altares y mientras a quienes cojeaban de alguna sílaba o abrochaban ya sin aliento los tercetos con una rima floja, se les despreciaba como a versificadores de domingo, añade el experto.