Luego de casi dos años trabajando para OpenAI -la startup detrás de ChatGPT- el ingeniero chileno, Felipe Torres, renunció para buscar un nuevo desafío profesional. Esto derivó en Skyward, la compañía que fundó en enero en San Francisco, Estados Unidos, enfocada en el mundo legal, cumplimiento y gobernanza.
No lo hizo solo, lo acompañan dos socios: el economista y experto en políticas públicas, Joaquín Gana, y el abogado, Cristián Oppliger.
Los tres se conocieron hace un año, en la inédita hackathon que OpenAI organizó en Chile junto a Fintual y el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.
“Nos presentó un amigo y nos caímos bien de una, hicimos clic”, dijo Torres, CTO de Skyward.
Semanas después, renunció a OpenAI. “La empresa ha cambiado mucho. Cuando entramos era una agrupación de hackers que queríamos estar y trabajar 16 horas diarias porque nos motivaba y estábamos cambiando el mundo, pero cambió con el despido y reintegro de Sam Altman. Varios hicimos una lectura y concluimos que no tenía sentido (seguir)”, afirmó.
Agentes de IA
Con la motivación de “hacer algo con real impacto” continuó hablando con sus actuales socios. Gana, quien es el CEO, resumió lo que buscaban: “Vimos que había una hipótesis en el espacio de gobernanza, riesgo y cumplimiento, que es bien grande, e incluye una parte importante de cumplimiento normativo y legaltech”.
Oppliger, el CPO, agregó que por su experiencia en temas de cumplimiento, estas áreas, en general, están poco apalancadas por la tecnología. “Son las personas las que tienen que trabajar para el software”, dijo.
Identificado el problema, crearon prototipos para dar con Skyward. La definen como un software con IA para equipos de cumplimiento, riesgos y gobernanza. “Lo que hacemos es centralizar información de la empresa y agentes de IA te ayudan a revisar la evidencia, indicar riesgos y proponer planes de acción”, explicó Gana.
El equipo de la compañía se mantiene en control del proceso y aprueba esos planes. “Porque hay un contexto tácito que a veces lo tiene el oficial de cumplimiento y que el software nunca va a tener. Entonces no buscamos reemplazarlos, sino potenciarlos”, dijo Torres.
En tanto, Oppliger agregó que su hipótesis es inyectar una matriz de riesgos, políticas y procedimientos y armar un espacio de trabajo para equipos de gobernanza, riesgos y cumplimiento.
“Después se diagraman controles que necesitan verificarse en base a evidencias, ahí lo que hacemos es revisarlas con IA y hacer match con legislación para ir corrigiendo las políticas y procedimientos”, afirmó.
Todo está apoyado por la tecnología que desarrollaron para su plataforma, específicamente agentes de IA que investigan de forma continua y flexible grandes volúmenes de datos, como regulación y legislación, para proponer los planes de acción.
Para su desarrollo, en enero cerraron una ronda presemilla con inversionistas ángeles de grandes empresas tecnológicas estadounidenses -como Google- y startups chilenas.
A la fecha, tienen 10 clientes en Chile de sectores financieros, retail y estudios jurídicos. La meta es terminar el año con unos 25, para iniciar su expansión durante 2026.