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Genaro Arriagada y la Democracia Cristiana:“En la Nueva Mayoría fuimos una fuerza política subordinada y eso nos costó muy caro”

El exministro asegura que la conducción de Fuad Chahín ha permitido a la DC recuperar “su identidad propia”. Y aclara: “No tenemos ningún problema en no ocupar la presidencia de la Cámara”.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Viernes 25 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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No se cansa de destacar que nuestro país tiene una economía sana, de lo que da cuenta –subraya orgulloso- la revista The Economist que tiene sobre la mesa de centro. Las cifras, dice el exministro de la Segpres del gobierno de Eduardo Frei, Genaro Arriagada (75 años), colocan a nuestro país con la más baja inflación de América Latina y el menor déficit fiscal. Mérito que, sin embargo, no le atribuye en su totalidad al actual gobierno, pues se debe a que “la economía que entregó la señora Bachelet no estaba en ruinas, era estable, con sus cifras macroeconómicas ordenadas, con su inflación controlada”.

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En esta conversación con DF, el histórico militante de la Democracia Cristiana aborda este periodo de su partido liderado por Fuad Chahín y se lo ve optimista de los resultados de la estrategia implementada por el exdiputado.

A diferencia de la mayoría de los analistas políticos, advierte que la suerte del gobierno de Sebastián Piñera “se va a jugar en un conjunto de problemas sociales y políticos, que están emergiendo” y no en el ámbito económico.

-¿Cómo evalúa hasta ahora la gestión del presidente de la DC?

-La evalúo como excelente. Le ha dado a la Democracia Cristiana una recuperación de su perfil, de su identidad propia y la ha ubicado en el centro de la actividad política. Con una actitud muy clara frente al gobierno, pero también clara en reclamar su identidad dentro de la oposición. Me parece que lo que está haciendo es muy bueno.

-¿Ya no son más el vagón de cola?

-La Democracia Cristiana tiene demasiadas historias. En ocasiones ha sido el centro de la actividad política, como bajo el gobierno de don Eduardo Frei Montalva, en la oposición a Pinochet y en los años de la Concertación.

-También ha habido períodos de debilidad

-Un período de debilidad fue cuando pasó a ser arrastrada por una política de polarización bajo el gobierno de Salvador Allende. En esos años el tono de la oposición lo marcó fundamentalmente la derecha y ese fue un error que pagamos caro. También en la Nueva Mayoría fuimos una fuerza política subordinada y eso nos costó muy caro.

-Se plantea que en este gobierno la DC está aplicando la tesis del partido bisagra. ¿Lo comparte?

-La DC no es un partido bisagra, pero sí es un partido central en la vida política chilena, que tiene una relación de oposición constructiva y tiene diferencias bastante fuertes también con algunos elementos de la oposición.

-¿Qué ventaja ha tenido Fuad Chahín para lograr aunar criterios dentro del partido?

-Tiene a su favor un muy fuerte respaldo en la base del partido, en la Junta Nacional, en el Consejo Nacional, en la mesa directiva. Ése es un factor muy importante. En segundo lugar, tiene una relación con la bancada de diputados en la que la mayoría se siente representada por lo que Chahín está haciendo. Y los senadores tienen características propias.

-Entonces, ¿la DC recuperó su identidad?

-Hay períodos en que la DC ha tenido una gran identidad y otros en que eso se ha debilitado al punto de arriesgar incluso su sobrevivencia en el largo plazo. Fuad Chahín ha significado una reversión de esa tendencia. Las pocas encuestas que miran este proceso indican que la política impulsada por la mesa de Fuad Chahín está teniendo resultado. La última encuesta de Cadem indica que nosotros tendríamos un 8% de respaldo y la suma de los partidos radical, socialista, PPD y Partido Comunista tendrían un 10%. Y han empezado a recuperarse gradualmente nuestros liderazgos.

-En abril del año pasado usted decía que una de las grandes debilidades de la DC es que no tenía liderazgos fuertes.

-Esa misma encuesta muestra que si uno saca a la expresidenta Bachelet, la más nominada es Carolina Goic y también aparecen con nominaciones importantes Ximena Rincón, Francisco Huechumilla; en consecuencia, creo que estamos en el inicio de un buen camino y una buena velocidad.

-¿Qué rol va a jugar la DC de cara a los próximos procesos electorales, el camino propio?

-La idea de que la DC ha elegido un camino propio en materia electoral no es cierto, porque sabe que sola la situación es muy difícil. Fuimos solos y perdimos 35% de los votos; el PPD fue unido y perdió el 55% y la suma del PS-PPD perdió casi tanto como nosotros e iban unidos. En consecuencia, ir unidos no es garantía de éxito e ir separado es caminar por la cornisa. Entonces, en el problema electoral vamos a ser pragmáticos.

-¿Ese pragmatismo electoral podría llegar a tanto como para aliarse con la derecha?

-No y lo vamos a demostrar en estos días, porque la DC no tiene ningún interés en ser parte del gobierno. En esta locura que se ha metido el FA no tenemos ningún problema en no ocupar la presidencia de la Cámara. Pero no con la derecha, si hiciéramos eso no nos creería ni la mamá.

-Se dice que Fuad Chahín lo escucha mucho, ¿cómo ha sido esa relación?

-Voy a ser bien claro, yo soy amigo de Fuad Chahín y converso de política con él, pero no soy miembro de la mesa, ni del consejo del partido. Mi relación es esa y no lo interpreto ni hablo en su nombre, pero tengo una muy buena relación política y humana con él.

"No soy partidario de llegar y excluir de toda conversación al PC o al FA"

-¿Es de los que cree que José Antonio Kast es asimilable a Bolsonaro?
-Sí. Es decir, no tiene los niveles de rudeza y brutalidad de Bolsonaro, pero hace unas declaraciones feroces. Y es difícil que Kast no vaya a correr en la próxima elección presidencial y si la vez anterior sacó 8%, creo que va camino del 15% o 20% en la próxima elección presidencial.
-¿Podría ser MEO para la centroderecha?
-Podría ser, pero con una diferencia, que a lo mejor él logra desgajar algunos parlamentarios de la UDI y de RN; en ese caso va a levantar candidatos a alcalde. Él está jugando a una cosa que juegan los extremos que es la doble militancia. Hace 40 años se podía ser socialista y mirista, por ejemplo. Y creo que hay bastantes en la UDI y no pocos pero menos en RN que están jugando a la doble militancia.
-¿El eje histórico como fuerza política ya no se reconstruye?
-En eso habría que rendirle un homenaje a Gabriel Valdés que trabajó tanto por eso –yo trabajé mucho con él- y a mí me gusta mucho la alianza democratacristianos-socialistas, pero clarita. La unidad sin principios es la muerte para los partidos de centro. Nosotros no podemos tener unidad con personas o agrupaciones con las que no tenemos acuerdos sustantivos.
-O sea el PC y el FA están descartados.
-No soy partidario de llegar y excluir de toda conversación al Partido Comunista o al Frente Amplio, no me parece. Pero no soy partidario de un acuerdo político con partidos con los cuales tenemos discrepancias respecto de derechos humanos, política internacional, el modo de hacer oposición, pero podemos llegar a acuerdos puntuales, hacer acuerdos administrativos para efecto de controlar la Cámara de Diputados y el Senado, por ejemplo.

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"Al gobierno de Piñera le pediría un poquito de mesura,
de justicia en el juicio respecto del gobierno anterior"

-¿Cómo lo ha hecho el gobierno?
-Hace algún tiempo dije que este es un mal país y un mal gobierno. Pero si miro América Latina no hay ningún mejor país ni ningún mejor gobierno que éste, hoy día.
-¿De qué se queja la gente, entonces?
-Chile se ha transformado en un país regañón, medio resentidón, pero conversando no con gente de derecha, sino con gente de la Concertación, con jóvenes dirigentes, incluso del Frente Amplio, concordamos en que si hoy día uno tuviera que elegir dónde vivir en el hemisferio, elegiría hacerlo en Chile o en Canadá.
-¿Tiene un buen desempeño en materia económica?
-Todas las cifras de la revista The Economist, de entre 42 países de los que sólo cinco son latinaomericanos, son favorables a Chile respecto de los demás países. Somos el de más bajo déficit fiscal, la más alta tasa de crecimiento y las más baja inflación.
-¿Lo hizo este gobierno?
-Ahí tengo una discrepancia con Piñera y su gobierno, que durante un tiempo la derecha hizo una crítica implacable al gobierno de Bachelet. Hoy día, a nueve meses de su elección, este país tiene claro que la tasa de crecimiento era muy baja, pero la economía que entregó la señora Bachelet no estaba en ruinas, era estable, con sus cifras macroeconómicas ordenadas, con su inflación controlada. En muchas cosas fui muy crítico (del gobierno anterior); pero hay que ser justo, no es que aparecieron ellos y ordenaron la economía, eso estaba ordenado.
-¿O sea que el gobierno no tiene todo el crédito en materia económica?
-También hay que tener presente que a la señora Bachelet le tocó un período malo. Y otra cosa, aquí también hubo una derecha que, de alguna manera, en materia de inversión hizo una suerte de huelga de brazos caídos en los dos últimos años del gobierno de Bachelet, porque postergó inversiones que hoy día se están materializando. Una inversión de un par de miles de millones de dólares no se materializa de la noche a la mañana, eso estaba en el canasto en espera del cambio de gobierno. Entonces, al gobierno de Piñera le pediría un poquito de mesura, un poquito de justicia en el juicio respecto del gobierno anterior.
-¿Diría que Piñera está en la línea de generar políticas públicas desde el punto de vista social?
-Un test muy importante es el de la reforma tributaria. Veamos en qué consiste. Creo que en esa materia, Piñera se ha encontrado con una oposición bastante razonable y hay posibilidad de avanzar, pero sobre términos claros.
-El escenario internacional y la guerra comercial que puede afectar a Chile, ¿qué consecuencias puede provocarle al gobierno?
-Podemos tener una menor tasa de crecimiento, pero la economía chilena está sana, no creo que tengamos un derrumbe ni cosa que se parezca; pero seamos francos, la suerte de Piñera no se va a jugar en un punto más o menos de crecimiento, la suerte del gobierno de Piñera se va a jugar en un conjunto de problemas sociales y políticos, que están emergiendo.

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