Inalterable. Así se mantiene el apoyo que tanto el gobierno como su partido, la Democracia Cristiana (DC), le han prestado al ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, mencionado en la arista política del caso Penta.
Y aunque han surgido algunas voces críticas a la situación del Secretario de Estado, lo cierto es que la gran mayoría del partido está en la posición de apoyar su gestión, en paralelo al explícito respaldo dado por la presidenta Michelle Bachelet.
Un apoyo que se explica -dicen en el oficialismo- en el hecho de que al ministro no se le esté imputando ningún delito y que él mismo contara en La Moneda como en la DC lo sucedido, asegurando que no aparecerían nuevos antecedentes que lo siguieran vinculando al caso.
Esa mirada ha primado en el falangismo. Y a ella ha contribuido también la actitud mostrada por la mandataria, participando con el ministro en una serie de actividades públicas.
Pero en el partido van más allá, intentando explicar por qué la jefa de Estado no deja caer al ministro que ya está provocando fisuras al interior de la coalición gobernante, y en menor medida al interior de la DC. Así comentan que en el análisis de Palacio se tomó en cuenta el que Undurraga no mintiera sobre su situación lo hizo digno de confianza, a lo que se agrega que ha hecho un buen trabajo en el Ministerio; además que la presidenta no quiere facilitar la idea del empate, que el ministro le cae bien y que no quiere abrir un flanco con la DC. Como precedente en la DC recuerdan el episodio de la ministra de Educación del primer gobierno de Bachelet, la actual diputada Yasna Provoste: "la presidenta nunca la dejó caer, la apoyó hasta el final", rememora un parlamentario falangista.
Críticas internas
En la DC también hay quienes estiman que la situación del ministro afecta no sólo la imagen de la tienda, sino que la del gobierno y que deslegitima los cuestionamientos que se le hacen, por ejemplo, a la UDI, el partido más afectado en el episodio del caso Penta.
Es el caso del ex timonel Ricardo Hormazábal, quien cree que "ojalá, él (Undurraga) ya hubiera renunciado a su cargo", pero acto seguido aclara que no es el ministro el problema, sino que "la escandalosa vinculación del dinero con la política". Para el dirigente son muchos los responsables de haber llegado al financimaiento irregular de las campañas, "partiendo por el presidente Lagos porque esa ley del 2003 le permite a la UDI blanquear todos sus dineros negros".