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Jorge Rodríguez Cabello y reforma tributaria: “Una opción sobre la mesa es separar el proyecto”

ExDipres propone que los puntos no zanjados el 2014 se aborden en una ley corta, mientras que tópicos como los gastos aceptados queden en otra.

Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Lunes 4 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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La política fiscal apasiona a Jorge Rodríguez Cabello. Muestra de ello son sus pasos de Hacienda, donde fue primero asesor de Nicolás Eyzaguirre en 2004, luego jefe de Estudios de la Dirección de Presupuestos (Dipres) de 2006 a 2010, y entre 2014 y 2018 subdirector de Racionalización y Función Pública del organismo.

Por lo mismo no es de extrañar que haya estado en los últimos cuatro meses “de cabeza” analizando la reforma tributaria del gobierno.

El economista, integrante del Consejo Fiscal Asesor e investigador del Observatorio Fiscal, lideró la comisión técnica de la DC, hoy es parte de la mesa técnica entre el gobierno y la oposición que busca acercamientos de cara a la votación de la idea de legislar en marzo.

- ¿Cómo definiría el proyecto del gobierno?

- En primer lugar, es un proyecto bastante ambicioso, porque toca muchos temas. Eso ha complejizado su tramitación, porque en vez de elegir dos o tres temas emblemáticos, tiene muchas cosas. Por eso ha sido lenta la tramitación. Por ejemplo, recién ahora los equipos técnicos de la oposición se han sentado a conversar con el gobierno.

Por otra parte, hay cosas que uno pensaba que se habían concordado porque habían sido fruto de una negociación en 2014, y además el 2016 hubo una reforma para corregir algunos puntos. Todo eso fue producto de negociaciones en las que el actual gobierno, entonces oposición, concurrió con sus votos. Entonces, uno pensaba que había temas que estaban cerrados, al menos por un tiempo. Y lo que hace este proyecto es reabrirlos.

- ¿Cuáles son esos temas?

- Uno importante es la norma general antielusión, que lleva muy poco tiempo implementándose y ya hay propuestas para modificarla. ¿Por qué sería tan urgente para el gobierno modificarla si ellos mismos participaron en el diseño de ese modelo?

La integración obviamente es otro tema importante, ya que también fue fruto de un acuerdo amplio el diseñar un sistema semi integrado, que tampoco era la propuesta original del gobierno de Bachelet.

Entonces se acordó un acuerdo como paquete, en el que ambas partes flexibilizaron sus posturas. Y ahora el gobierno propone revisar algunas partes de ese acuerdo, dejando fuera, por ejemplo, el que en su momento también se acordó bajar de 40% a 35% la tasa máxima del impuesto personal.

Entonces, si el del 2014 fue un acuerdo integral, es complicado hoy revisarlo por partes, porque tenemos que reconocer que los actores son los mismos que acordaron cosas antes y que hoy tienen otras propuestas.

- ¿Qué puntos rescata y cuáles son los más críticos?

- Como tema crítico general, me parece inadecuado revisar tan pronto cosas que aún no terminan de evaluarse. Un segundo tema crítico general es la amplitud de temas que trata el proyecto. Por ejemplo, algo sustantivo es el cambio a las normas de gasto necesario para producir la renta. Esa es una materia de diferente índole, ya que no se tocó en la reforma del 2014. Sin embargo, los expertos coinciden que es el cambio más importante de los últimos 40 años. Es un gran tema a discutir en su mérito, pero quizás no empaquetado con el resto de la reforma.

Debido a la magnitud y complejidad del proyecto, en el marco de las conversaciones para ver si se puede destrabarlo, se ha sugerido separar el proyecto, hacer una ley corta para abordar las cosas que efectivamente no se corrigieron el 2016 y que sean urgentes. Pero también hay temas que merecen mayor maduración. Esa es una alternativa que está en la mesa, que se podría quizá separar el proyecto en distintas etapas, como se ha hecho muchas veces en otras leyes.

- ¿Qué cosas dejaría para una ley corta y para una larga?

- Respecto a los grandes cambios estructurales del 2014, creo que debiese destinarse más tiempo para que operen y hacer una evaluación independiente que le dé confianza a todos los actores. Después hay un conjunto de otros temas que no se tocaron el 2014, pero que también son cambios sustantivos, como la nueva categoría de gastos necesarios para producir la renta.

Un tema al que se le podría dar mayor urgencia es tomar medidas realmente pro inversión, ya que el proyecto lo define como uno de sus objetivos pero al final cuando uno lo desmenuza no hay tantas cosas que vayan a la vena de la inversión. Hay una depreciación instantánea por un período, hay apoyos especiales para las zonas extremas y La Araucanía, pero no hay algo que uno diga “esto de verdad genera un punto de inflexión con la inversión”.

- ¿Un acuerdo depende de que el gobierno se abra a nuevas compensaciones?

- En ese sentido va el informe de la DC, que identifica cuatro principios orientadores. Incluso se podría decir que estos cuatro principios son más bien “humildes” o “cautos”, en el sentido que le dice al gobierno que no reduzca la recaudación, no empeore la progresividad del sistema, no debilite el Servicio de Impuestos Internos y haga algo pro crecimiento. No es que le estemos diciendo al gobierno que queremos una reforma que recaude un punto más del PIB, no estamos yéndonos a esos extremos. A nuestro entender, estamos pidiendo lo mínimo.

Cuando uno entra a analizar cada uno de esos principios, en lo que se ha insistido bastante es en que hay diferentes mix de instrumentos que cumplen esos principios, aquí no vale la pena “enamorarse” de un instrumento específico. Lo que sí vale la pena es defender los principios en los que uno cree.

- El gobierno ha dicho que la integración es parte del corazón del proyecto.

- Para generar un sistema que no empeore la recaudación, no estamos apuntando a un mecanismo específico, le estamos diciendo al gobierno que nos sentemos a conversar y encontremos ese mecanismo. Si el gobierno considera que es tan importante la integración, busquemos mecanismos que compensen adecuadamente ese costo. No nos estamos casando con un instrumento específico y que seamos intransables en eso.

- Llevan pocas reuniones, ¿pero ve ánimo de un acuerdo?

- Genuinamente hay buena fe de ambas partes. Ojalá que haya un acuerdo amplio que perdure en el tiempo, para no volver a estar en dos o tres años discutiendo esto de nuevo.

Cierre fiscal del 2018: "Con un solo año no se puede cantar victoria"

- ¿Cómo valora la aprobación del nuevo Consejo Fiscal Autónomo?
- Encuentro que es un cambio muy importante. Y así como uno puede criticar algunos aspectos de la reforma tributaria, también la nobleza obliga a felicitar al gobierno por haber propuesto este proyecto, sobre todo por haberse abierto a hacer indicaciones que lo mejoraron bastante en su tramitación. El proyecto que se aprobó es bastante completo y deja a Chile en un buen pie en esta materia.
- ¿Usted se mantendrá como consejero?
- Aún no se ha conversado nada de eso. La semana pasada tuvimos una reunión para repasar las cifras fiscales de cierre de 2018 y también se nos contó cómo había quedado aprobado el proyecto. Si uno saca las cuentas, desde que se publica la ley -lo que aún no ocurre- hay 60 días para enviar la propuesta de nuevos consejeros al Senado. Calculamos que al actual consejo tal vez le quedan por lo menos dos o tres meses de funcionamiento en su condición actual. El actual consejo tiene un plan de trabajo para ese período. De ahí en adelante es atribución del presidente de la República proponer nombres al Senado.
- El cierre fiscal de 2018 dio cuenta de una fuerte caída del déficit efectivo y estructural. ¿Hay un punto de inflexión?
- Hay cierto consenso amplio en que hay que ir convergiendo hacia un balance estructural, porque empezamos a desviarnos del balance en 2009 cuando se hizo un plan de estímulo extraordinario para hacer frente a la crisis. El plan era retornar pronto al balance, pero luego pasaron una serie de cosas que dificultaron ese objetivo, como el terremoto.
Entonces los economistas de prácticamente todos los sectores coinciden en que hay que volver ya al balance estructural, pues ya ha pasado una década desde 2009. Por lo tanto es positivo el movimiento de volver a la senda de balance, pero claramente hay que persistir en más años. Con un solo año no se puede cantar victoria, la tendencia es la correcta, pero el desafío es seguir en esa senda y que ojalá no haya eventos negativos que nos hagan volver a tener que desviarnos del balance.

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