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Javiera Contreras, líder de impuestos EY Chile: "Lamentablemente nuestra discusión tributaria está ahogada en ideología"

El podcast especial de Primer Click aborda las implicancias de la implementación del IVA a los servicios y el proyecto de reforma tributaria del actual gobierno.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Miércoles 28 de diciembre de 2022 a las 08:11 hrs.
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Quienes acuden al psicólogo tendrán que tomar una dura decisión a partir del 1 de enero. Cambiarse o no. La decisión dependerá de si el psicólogo/a en cuestión forma parte de una sociedad profesional o no, o si actúa como persona natural. De ello depende, si a partir de 2023 deberá agregar a su tarifa el 19% de IVA por sus servicios.

Es sólo un ejemplo de los que cita Javiera Contreras, socia líder de impuestos de EY Chile, para graficar la disrupción que causará a todo nivel la entrada en vigor del IVA a los servicios. El nuevo impuesto afectará desde el domingo a todas las prestaciones, exceptuando las entregadas por sociedades de profesionales y algunas actividades de educación, salud y transporte, que quedaron exentas por ley. 

Abogados, contadores, organizadores de eventos y otros gremios se han unido a los pedidos al Gobierno para que aplace la entrada en vigor del impuesto. En conversación para el podcast Primer Click, Contreras explica que el problema no es sólo el momento en que se aplica una medida que -agrega- encarecerá la vida para los consumidores, sino los incentivos perversos que generará en el mercado, si se aplica tal como está aprobada.

“La norma es técnicamente mala. Se aprobó de tal forma que no todos los que prestan el mismo servicio deben gravar con IVA, lo que genera evidentemente desventaja competitiva. Aquí dependen de cómo estás conformado corporativamente. Si calificas como sociedad de profesionales, eres una persona natural o eres cualquier otra entidad legal. Entonces eso, evidentemente, desnivela la cancha.

Al consumidor le debiera importar muchísimo. Imagina tipos de servicios en que podrías querer acceder a un proveedor, un prestador de servicio que sea corporativamente más sólido porque tiene líneas de crédito, financiamiento seguro, puede responder. Si quieres eso, te cuesta un 19% más”.

-¿El caso de asesoría legal, por ejemplo?

-“Claro. Entonces, o era IVA para todos, que igual me parece malo porque nuevamente le encarece al consumidor, o no se hacía un cambio en el IVA. Pero no este cambio a medias. Creo que el propósito era decir ‘son las grandes empresas las que van a pagar IVA’. Ese es un concepto totalmente equivocado. El IVA lo pagamos los consumidores. La empresa tiene el deber de recaudar como prestador del servicio o vendedor del producto, pero el que paga es el consumidor”.

Contreras explica que, además de un mayor costo, los consumidores se verán forzados a hacer un arbitraje entre prestadores, según estén afectos al IVA o no.  

-Además, se crea un costo extra en la cadena de valor. Si soy, por ejemplo, una firma que ofrece "x" servicios, y para ello requiero contratar asesoría legal. Si ahora esa asesoría legal me cuesta 19% más, tengo todo el incentivo para transferir ese aumento de precios también a mi cliente, y este a su cliente...

-“Exacto. Que tema más interesante, porque en el tema de la cadena de valor es justamente que este arbitraje entre prestadores es clave. O tienes una cadena de valor puro IVA, en la que todos se facturan; o, por ejemplo, si alguien está organizado como sociedad de profesionales cae en la exención. Por lo tanto, tendrá que mirar su cadena de valor hacia atrás y dirá ‘ya, todos los prestadores que me den insumos tienen que también estar exentos, porque si no para mí será un gasto”.

Mientras -agrega Contreras- las empresas que ofrecen servicios directos al consumidor tendrán otra dura decisión que tomar: o traspasan el 19% al consumidor o lo restan de sus márgenes. “Va a depender básicamente de si eres el único en Chile que presta ese servicio, y al consumidor no le queda otra opción. O vas a tener que entrar a competir con otros que tienen espacio en su margen para no traspasar todo el IVA o que están conformados como sociedades profesionales o personas naturales y, por lo tanto, pueden quedar exentos. Esto aumenta complejidad al mundo del IVA innecesariamente. Se pierde el norte, y terminan las personas naturales afectadas, ya sea por un aumento de precio, o en una limitación en su poder para elegir el proveedor, y esto último me parece casi aún más grave”. 

-¿Es este modelo que se implementa en Chile algo único o tiene algún referente?

-“El IVA a los servicios sí se aplica en otras jurisdicciones. Ahora, la forma que eligieron para aplicarlo, esa sí es única”.

-En algo había que innovar…

-“Claro. Lo que digo es que, si íbamos a aplicar el IVA a los servicios, se hiciera con una cancha pareja para todos y todos con IVA”.

El cuestionamiento de la experta tributaria va más allá y abarca un tema de fondo y es cómo el país está enfocando la distribución de su carga tributaria. Apostar por el aumento del IVA no era lo más adecuado.

En ese sentido, ¿cuál es tu visión de la reforma tributaria, porque -nuevamente- se pone el énfasis en el impuesto a las grandes empresas?

“Sí, lamentablemente nuestra discusión tributaria está ahogada en ideología. Estamos en un momento en que sí, se necesitan más fondos. ¿Por qué? Porque no hemos logrado la progresión social que nos gustaría, etcétera, etc. Todo lo que ya conocemos y que podemos todos coincidir en el diagnóstico… En la discusión sobre cómo se generan esos fondos se cae en mi opinión en esta ideología y en esta cosa fácil de decir que ‘los que tienen más paguen; que los que generan más, paguen’ (…) Pero, por otra parte, los que generan más ingreso están entregando empleo, están generando una economía más sana, más robusta. Si tú lo que haces es ir estrangulando de alguna forma con distintos cambios, porque están los cambios laborales, impositivos, de los impuestos verdes, o sea, un montón de cosas que ahora hay que cumplir, no incentivas la generación de nuevas empresas”. 

Según Contreras, esto ya se refleja en los planes de inversión. “Lo que uno conversa con muchos emprendedores es que les da susto ser una empresa grande. Dicen ‘no, porque ya cuando pasas a otros nivel, el impuesto es demasiado’. ¡Imagínate a lo que hemos llegado! Lo que deberías pensar como empresario, emprendedor o ahí en la empresa mediana es seguir creciendo. Pero si tú sientes que, al crecer, vas a perder todas las exenciones o que te van a empezar a ahogar con más impuesto, ya no quieres crecer u optas a la informalidad, o a sacar la plata de Chile”.

-¿Tampoco se crean los incentivos para atraer nuevas inversiones?

-“Hoy día el sistema está diseñado de tal forma que no existen los incentivos correctos. Puede ser que como mercado dentro de Latinoamérica se diga Chile sigue siendo más atractivo que Perú, más atractivo que Argentina, más que Brasil. Sí, pero no competimos solo con nuestra región.

Según un último estudio venimos cayendo (en competitividad tributaria). Si se aplican todas las medidas, vamos a pasar del puesto 27 al 35, entre un grupo de 38”.

-¿Sería una consecuencia de los cambios o también de la recurrencia con que estos suceden?

-“Ese análisis es basado sólo en los cambios. Ahora, yo coincido que la recurrencia lo hace peor. Tener reformas tributarias cada dos años, que no se logre implementar la pasada... Estoy hablando de que el Servicio de Impuestos Internos no es capaz de generar las circulares necesarias, antes de que venga la próxima reforma. Tienes que estar tan al día con la jurisprudencia y las instrucciones del SII, porque se van a veces desdiciendo unas de otras. No por culpa del servicio, sino de los legisladores. Resulta que a veces en el diseño tributario falta tributaristas con calle. Me refiero a alguien que haya estado en una operación renta, haya tenido que hacer las 1.200 declaraciones. A veces ves los cambios y piensas ‘la persona que diseñó esto está viviendo en un país que no es este’. Hay una desconexión entre el diseño y la realidad”.

-Además del factor ideológico y la falta de incentivos para crecer o la inversión, ¿cuáles son los temas que más les preocupa a las empresas respecto a la reforma tributaria?

-“Lo que más les preocupa por ahora es no tener claridad si se va a probar o no, y qué parte se va a probar. Están preocupados porque hay muchas normas importantes en la reforma, que pasan algo desapercibidas. Se habla más que nada de la desintegración, del impuesto al patrimonio. Pero a muchos también les inquietan medidas por su industria en particular o el límite, aún más, al uso de las pérdidas”. 

-O sea, más que las medidas en sí mismo, lo que preocupa es la falta de definición.

-“Sí, además, como nunca, muchos inversionistas extranjeros están al día de la discusión local y te dicen: ‘si este gobierno no tiene los recursos, no va a poder cumplir con el programa. ¿Y qué va a pasar entonces? ¿Va a venir un estallido social?’ Están súper pendientes de los vasos comunicantes entre lo que se logra o no se logra, cómo se vincula am pensiones, a los programas de gobierno y la satisfacción que puede o no generar en la población”.

La incertidumbre agrava un escenario de desaceleración económica. “La ralentización ya se está sintiendo. Ya te das cuenta de que en muchos proyectos dicen ‘vamos a esperar un rato, a ver qué pasa’. En el fondo no hay siquiera una visión de aquí a seis meses… Lo que yo creo que genera mayor preocupación en los inversionistas y en el empresariado más que una norma son muchas normas”.

-¿Era el momento para una reforma tributaria tan amplia?

“Es un muy mal momento. Creo que necesitamos una reforma tributaria. Creo que hemos vivido de los parches cada dos años y los parches nos han hecho pésimo. La regulación nació perro, pero hoy tiene orejas de gato, aletas de pescado… Porque hemos ido poniendo parches tratando de ver cómo salimos adelante con los programas del gobierno del memento. Acá lo que echo de menos es una discusión más profunda. ¿Cuál es el diseño del sistema (tributario) pensando en la globalización, en el peso de Chile frente a otros países, con lo que está pasando en el mundo?

Tomemos el ejemplo del gobierno de Bachelet. La reforma estaba supuesta a recaudar, no sé, 1% del PIB. En términos de recaudación fue un fracaso, lo único que generó fue mayor dificultad… Todo eso porque se iba a financiar una mejor educación. Hoy estamos en una situación de educación peor que en muchos años (…) Nuevamente, ahí el estado hizo un diseño malo, que recaudó poquísimo y después no cumplió con la entrega del servicio que prometió. Se teme, y se habla mucho, de que por presiones políticas -no vayan a decir que no dejaron que el Gobierno de Boric tuviera los recursos necesarios para cumplir las promesas- no se haga una discusión honesta y se recaude nada o poco y terminemos con un marco regulatorio peor”. 

-Entonces, ¿no crees que la reforma pueda recaudar el 3% del PIB como dice Hacienda?

-“No. Más allá de que los números acá es jugar un poco a la magia… La mitad, como 1,6% del PIB, supuesto a recaudar vendría de reducir la evasión. Ahí te dices, bueno, de dónde están sacando estos montos”.

-Porque no sabemos cuánto exactamente es la evasión…

-“Exacto… Además, las personas cambian de conducta. (…) Lo que necesitamos es que haya incentivos al contribuyente, tanto persona natural como empresa de tener una relación transparente con el Estado. Para que eso suceda, uno tiene que sentir que es una cosa recíproca. (…) Acá de verdad que hay que repensar Chile. Suena súper grandilocuente, pero creo que eso es lo único que queda. (…) Si no somos capaces de ponernos de acuerdo en las reglas básicas que nos tienen que sujetar, nuestro crecimiento en los próximos años está difícil. No hablemos de reforma tributaria ni de pensiones, si no hemos podido hablar de lo básico. Quiénes somos como país, dónde queremos ir, cuáles van a ser nuestras prioridades. Sé que tuvimos una pésima experiencia. Pero de verdad tengo la esperanza de que en esta segunda oportunidad la aprovechemos”.

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