Por Gonzalo Cerda M.
Como un proceso relativamente homogéneo podría ser calificada la evolución que muestra la inversión directa de capitales chilenos en el mundo. Y es que la estrecha relación entre la evolución de la economía chilena y las oportunidades que se generan a nivel mundial y regional les han permitido a los inversionistas locales potenciar aún más sus negocios.
De hecho, durante 2012 los capitales chilenos en el extranjero aumentaron en 47% respecto de 2011, pasando de US$ 5.819 millones a US$ 8.553 millones. Esto principalmente porque en el último año se han materializado proyectos de gran envergadura como la adquisición del Banco Santander Colombia, los laboratorios Lafracol y los activos de Carrefour y Terpel. Similar situación es la que se vivió en Brasil con la adquisición de la cadena de supermercados Prezunic, Corocaba refrescos y Elucid Solution y en EEUU con las inversiones realizadas en Flakeboard Company y Molycorp, además de las adquisiciones de los Casinos Caesars en Uruguay y New York en Perú.
El informe “Presencia de inversiones directas de capitales chilenos en el mundo 1990-2012” de marzo de este año que elaboró la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), y que recoge el registro de la inversión chilena en el exterior que realiza el Banco Central, es parte de la gestión permanente en el monitoreo de esta variable de dicha entidad. El estudio también da cuenta de que en la economía chilena se pueden identificar cuatro grandes períodos de inversión: “El primero entre 1990 y 1995 y responde principalmente, a la fuerte expansión de las inversiones en la industria, energía y otros servicios en Argentina. El segundo entre 1996 y 2001 y se caracteriza por la expansión de las inversiones en los sectores de generación y distribución de energía eléctrica, en Perú, Colombia y Brasil”. El tercer período agrega el informe, entre los años 2002 y 2007 y una vez concluidas las grandes inversiones en electricidad “se muestra una gran actividad en el desarrollo de industrias manufactureras, principalmente, en Argentina y Perú, así como los servicios de transporte aéreo en Argentina, Perú y EEUU”. Finalmente, en el cuarto período identificado por el estudio, que se inicia en 2008 y que “aún no concluye, se caracteriza por el fuerte incremento de las inversiones en las esferas de la industria manufacturera y los servicios, particularmente, en el retail, ahora con el centro de atención puesto en Brasil, Perú y Colombia”.
A lo largo de estos 22 años, el stock de inversión chilena directa materializada en el exterior alcanza los US$ 71.111 millones distribuidos en más de 70 países de América Latina, Europa, Asia, Oceanía y África, donde más de 1.000 empresas chilenas ejecutan más de 2.500 proyectos a nivel mundial. En la actualidad, diez países concentran un 92% de las inversiones materializadas: Argentina, Colombia, Brasil, Perú, EEUU, Uruguay, México, Bélgica, Panamá y Australia, son los destinos “favoritos” de los inversores locales.
La evolución
Por destinos de las inversiones en 2012, Colombia se sitúa como el principal receptor con un monto acumulado de
US$ 5.315 millones -un 62% del total de las inversiones en el mundo- seguido de Brasil y EEUU con US$ 916 millones y
US$ 552 millones respectivamente. Por su parte, Argentina aparece en cuarto lugar con US$ 540 millones seguido de Perú con US$ 477 millones y Canadá con US$ 243 millones.
Pero al momento de ver la evolución histórica de los capitales chilenos en el mundo, se advierte que a pesar de mostrar una “persistente y decreciente tendencia” durante los últimos años, Argentina continúa ocupando el primer lugar como receptor con un monto acumulado de US$ 16.821 millones equivalente a un 23,7% del total. En esta categoría, Colombia se posiciona como el segundo receptor histórico, dada la fuerte actividad inversionista por los altos volúmenes de los proyectos ejecutados estos últimos años. Los montos se elevan hasta los
US$ 14.218 millones equivalente al 20% del total, lo que significa un aumento de 60% respecto de 2011. En tercer lugar, se encuentra Brasil con un stock acumulado de US$ 12.490 millones equivalente a un 18,1% del total.
Estructura sectorial
Al analizar la estructura de las inversiones entre 1990 y 2012 se advierte que los capitales chilenos se orientan principalmente hacia los sectores de servicios (43%), industria (26%), energía (23%) y en menor medida minería (5%) y agropecuario (3%).
En términos regionales los mercados latinoamericanos concentran un 84,2% de la inversión global y particularmente, el Mercosur representa un 45,3% de este porcentaje. Igualmente, la Comunidad Andina de Naciones representa un 37,5%, mientras que los países de Centro América y el Caribe reunen un 1,4%, detalla el informe. Finalmente, los países que componen el Nafta concentra un 8,8%, mientras que la Unión Europea y Oceanía atraen un 2,8% y 1%, respectivamente. Otro dato que entrega el documento de la Direcon es el efecto que tiene la inversión chilena en la generación de puestos de trabajo en el exterior. Es así como el empleo generado por estas inversiones supera los 385 mil puestos de trabajo entre empleo directo, que equivale a un 64% y empleo indirecto que recoge el restante 36%.
Contrarrestar el mercado local
Para el director general de la Direcon, Álvaro Jana, el informe no busca entregar cifras definitivas sobre los montos invertidos, sino consignar las principales tendencias que caracterizan el proceso. “Como ha demostrado la práctica, los flujos de inversión directa de Chile hacia mercados externos se motivan principalmente por una necesidad de contrarrestar el limitado tamaño del mercado local. Adicionalmente, aunque en grado bastante menor a los años ´90, siguen motivando este proceso tanto la privatización de empresas, como la ventaja que otorga al empresariado chileno la experiencia de haber desarrollado exportaciones a determinados mercados durante un período prolongado”, explica.
De esta forma, agrega, “la tendencia se vio reforzada a partir de 2007, cuando numerosas empresas extranjeras radicadas en nuestro país, comenzaron a dar preferencia a la alianza con empresarios chilenos para implementar su expansión hacia otros mercados latinoamericanos; de esta forma, han asegurado un mejor entendimiento de la cultura regional, desarrollando un management más efectivo, además de beneficiarse de los acuerdos internacionales suscritos por Chile”.