Las regiones que lideran la recuperación del trabajo perdido durante la pandemia
En la primera se ha recobrado el 97% de las ocupaciones que desaparecieron en el peor momento de 2020.
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De 32 años, Christopher Pavez fue una de las tantas personas que perdió su empleo durante los primeros meses en que el país recibió el golpe de la pandemia. A fines de julio de 2020, este contador auditor egresado de una universidad privada fue desvinculado de su labor como ejecutivo de cuentas en un banco en Iquique, capital de Tarapacá.
Pero su cesantía, que "le cayó bien", relata con cierta prudencia, porque su esposa dio a luz en agosto-, sólo duró cinco meses.
Más inmediato fue el cambio de estatus de Gabriela Lopetegui, quien llegó a Iquique en junio de 2019 a ejercer su profesión de veterinaria. "Con el tema pandémico como que colapse.
Pasamos de 60 consultas diarias a 180, demasiado por muy poca plata", recuerda. Estresada, renunció en octubre de 2020 y duró solo cinco días cesante. Rápido se hizo cargo de la administración de una clínica veterinaria, pero en diciembre la despidieron.
Sin trabajo formal hasta marzo de 2021, reconoce que en la zona "las oportunidades de trabajos son buenas, pero la gente no está acostumbrada a contratar".
Así y todo, Tarapacá hoy es la región que exhibe la mayor creación de empleo por habitante desde el peor momento de la pandemia. Ya cuenta con casi 97% de las ocupaciones que perdió, según los últimos datos del trimestre junio-agosto del INE. Le sigue la Metropolitana con un 81,5%.
Y por género quienes ya han recobrado la totalidad de los puestos de trabajo son las mujeres, un hecho que es único en el país.
Los hombres, en cambio, han avanzado 92,5%.
En paralelo, la informalidad también se recuperó: en el período julio -agosto hay 53.879 personas, superando las 51.956 que se registraron en diciembre-febrero de 2020.
Pero mientras Tarapacá registra el mayor dinamismo en la generación de nuevas ocupaciones con una tasa por cada mil habitantes de 127 plazas laborales creadas desde el punto de mayor pérdida de trabajo que ahí ocurrió en el trimestre móvil abril-junio, en la Metropolitana la cifra es de 93.
Eduardo Escobar, ingeniero industrial de 38 años, fue despedido en octubre de 2019 y si bien en marzo estaba "casi listo" para asumir la subgerencia de operaciones de una empresa editorial pasó casi un año sin trabajo. ¿La razón? en marzo llegó la pandemia y el proceso se congeló.
"Hubo una disminución de ofertas laborales enorme, hasta mediados de agosto o finales de agosto en que empieza a repuntar".
Ligado a la supervisión de proyectos tecnológicos optó dejar de buscar trabajo, perfeccionándose en su área hasta septiembre cuando reinicia las postulaciones, siendo contratado en noviembre.
Las condiciones en Iquique
Hasta noviembre de 2020, Christopher, con los ingresos de su señora, la indemnización y accediendo a dos de los tres retiros aprobados por el Congreso, se las arregló.
De hecho, los recursos adicionales que obtuvo desde lo acumulado en su cuenta de la AFP, los ahorró con el objetivo de invertir en el desarrollo de una aplicación que tiene pensado como emprendimiento. Ahora se desempeña como subgerente de finanzas en una maestranza ligada al área de la minería y si bien su salario es mayor al de su trabajo como ejecutivo de cuentas, aún no logra alcanzar el nivel de remuneración que tenía en Santiago en 2018.
"Hay mucho trabajo para los soldadores, eléctricos y otros técnicos", comenta. Eso es lo más demandado, ligado a las áreas de procesos mineros "ganan mucho" con sueldos por ejemplo, de $ 3 millones, mientras que en profesiones como los contadores en Iquique se paga entre $ 500.000 y $ 800.000.
Un aspecto que también constata la ejecutiva de atención a empresas de la Oficina Municipal de Información Laboral (OMIL) Iquique, María Francisca Zapata: "Hemos visto casos insólitos en que empresas de Calama -zonas mineras potentes- vienen a Iquique a buscar, por ejemplo, soldadores que son muy requeridos en el ultimo tiempo". Comenta que estos oficios están pidiendo remuneraciones en torno a los $4 millones mensual y las empresas al no poder pagarlos, buscan en Tarapacá en donde esa labor por ahora está en alrededor de $ 1,5 millones.
Gabriela, quien optó por postular a trabajos que le permitieran mejorar su calidad de vida "que ganar más lucas" encontró empleo en una empresa en ejerce como constructora civil -su segunda profesión- supervisando proyectos de la ruta turística de la zona.
Oriunda de Puerto Varas, al analizar el mercado laboral basada en su experiencia, menciona que en el sur se nota más la cesantía: "Acá hay muchas más oportunidades que allá (...) las lucas no son buenas, pero hay trabajo".
Coniderando el comportamiento de los usuarios de la OMIL, Zapata revela que hay poco interés por parte de la comunidad en emplearse lo que se explica por los bajos sueldos que se ofrecen.
Con sólo 74 colocaciones durante el año, registran una demanda por más de 3.100 vacantes.
Ejemplifica que para un auxiliar de aseo dentro de la ciudad se está contratando por el salario mínimo, menor que el promedio prepandemia de $ 450.000 a $ 420.000.
En la misma línea, a los auxiliares de servicios ligados al rubro minero se les ofrece $ 400.000 (sin considerar los bonos que se pagan en el sector), mientras que antes recibían $ 550.000. De hecho, comenta que una de las empresas tuvo que subir en $ 100 mil su aviso en esas vacantes, ante el bajo interés.
El emprendimiento
Zapata, además, expresa que "hay mucha gente" que optó por el emprendimiento. Son personas que están "generando sus propios ingresos, practicando el oficio que les gusta, quizás no formalizado, pero sí ocupado".
En esto, aporta el encargado de OMIL Iquique, Omar Sanhueza, influyen los aportes del IFE, los retiros del 10% y las mismas indemnizaciones que permitieron generar un capital. Como antecedente, menciona que las solicitudes para que el municipio verifique que las personas puedan operar como Microemprendimiento Familiares han crecido 20%, con lo que de enero a la fecha suma 130.