Cuatro son las principales fórmulas que tiene la administración de Sebastián Piñera para financiar el proceso de reconstrucción al que forzó el terremoto del 27 de febrero: reasignaciones presupuestarias, utilizar recursos acumulados en el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), optar por deuda local o, bien, endeudamiento en el mercado internacional.
Resuelto el primer punto, del que se esperan provendrán sólo unos US$ 700 millones, la duda apunta a cómo será el mix restante dado que el mismo gobierno estimó la pérdida patrimonial del país cercana a
US$ 30 mil millones. Ante este escenario, los economistas consultados inclinan la balanza hacia las dos opciones siguientes, bajo el argumento de que más vale recurrir a financiamiento externo sólo en caso de que los daños sean mayores a los dimensionados.
Con todo, hay consenso frente a la necesidad de realizar un ejercicio fino que permita combinar las alternativas existentes, cautelando que una mezcla de políticas que provoque los menores efectos colaterales posibles que terminen perjudicando el cuadro macroeconómico ya lesionado por la catástrofe.
Lo que es evidente, es que las necesidades superarán los ingresos y, por ende, no se podrá evitar el déficit fiscal.
1. Repatriar dólares del FEES
Para el economista jefe de BCI, Jorge Selaive, esta fórmula "permite utilizar fondos acumulados para hacer política contracíclica y el terremoto es un evento, si bien extremo, que castiga la capacidad productiva y demanda en el corto plazo". A su juicio, esta opción "no afecta directamente la política de emisiones y evita un castigo excesivo a las tasas de mercado, en particular las largas ligadas a decisiones de inversión".
Otro punto que aporta el economista jefe de BanChile, Rodrigo Aravena, es que repatriar dólares del FEES -tal como se hizo en 2009 para mitigar los impactos de la crisis económica- "permite que el Fisco no incurra en una mayor deuda internacional y es una buena señal, pues el déficit se está financiando con ahorros previos".
Ambos analistas hacen hincapié; sin embargo, que utilizar este mecanismo podría generar una caída en el tipo de cambio, lo que hace necesario un esfuerzo comunicacional en el sentido de explicar que se trata de una situación transitoria.
Es que de hecho, de acuerdo a los cálculos de Selaive, "por cada
US$ 1.000 millones, el tipo de cambio cae entre $ 4 y $ 5".
Crítico frente a este camino, el socio de Gemines, Alejandro Fernández, afirma que estos fondos "no hay que tocarlos, pues el objetivo no está vinculado a la reconstrucción sino que apunta a suavizar los ciclos económicos".
Bajo esa lógica, se inclina más bien por el endeudamiento externo, dado que "no tiene impacto en la tasa interna".
2. Emisión de deuda local
Para Aravena, la ventaja de esta opción es que "las tasas de interés están bajas todavía y si el gobierno emite papeles en UF a 5 años podría endeudarse a tasas bajas, un poco más altas que 2%. En segundo lugar, se minimiza la posibilidad de una caída en el tipo de cambio, lo que es bueno para el sector exportador".
En esa misma lógica, el economista jefe de Grupo BBVA, Alejandro Puente, agrega que el mix más adecuado es repatriar recursos del FEES y deuda interna, ya que este último instrumento "no afecta al dólar".
El problema con la emisión local, advierte, es que "se genera una presión en las tasas de interés. Postura que comparte, Luis Oscar Herrera, director de Estudios de EuroAmerica, quien sostiene que "si se está pensando la reconstrucción en el largo plazo no es conveniente que las tasas a largo plazo se eleven".
Esto, advierten en el mercado, podría ser crítico para la economía, considerando que hoy la reconstrucción pasa en gran medida por el dinamismo que pueda tener el sector inmobiliario y si suben las tasas de largo plazo se puede generar un retraso en la recuperación.
3. Endeudamiento externo
En el mercado destacan que Chile tiene una baja deuda soberana respecto a otras economías emergentes y una sólida posición crediticia. "Por ende, las tasas a las que se puede endeudar en el mercado externo son atractivas, con un spread menor sobre las tasas de los bonos americanos", señala Selaive. De hecho, Puente señala que "de acuerdo al EMBI (indicador de riesgo soberano) el spread de Chile (la semana pasada) estaba en 126 puntos básicos. Esto quiere decir que Chile estaba pagando 1,26% más, en promedio, que la deuda norteamericana. En otras palabras, un tipo de interés levemente por arriba de 1% de lo que le cuesta al gobierno de EE.UU endeudarse. Esto implica un spread bastante bajo", citando como ejemplo que el spread promedio de Latinoamérica está algo por sobre el 3%.
El problema, advierten los expertos, es que finalmente estos recursos en dólares serán liquidados en el mercado local, produciendo efectos a nivel cambiario.
Respecto de la posibilidad de pedir un crédito a un organismo internacional (como el Banco Mundial), en el mercado no mencionan esta opción como la más viable e, incluso, la plantean sólo en caso que los daños sean mayores a los calculados por el gobierno. "La desventaja es que aumenta la deuda del sector público y eso significa que futuros superávits tendrían que utilizarse para poner plata en el FEES y para pagar la deuda externa", advierte Aravena.