Una serie de sorpresas se han sucedido en el ámbito económico desde julio a la fecha. Primero fue la caída de 0,4% en la inflación del séptimo mes del año, que impulsó las expectativas de recortes de la tasa de interés; y segundo, la persistente alza del precio del cobre, que lo tiene sobre US$ 3 la libra y que ha llevado a la cotización del dólar a mínimos de 2015: $ 625,80.
Un nuevo escenario -transitorio o no- que el Banco Central deberá incorporar en el informe que expondrá en una semana ante la comisión de Hacienda del Senado. Desde ya, en el mercado financiero estiman que la baja del tipo de cambio “allana” el camino para a lo menos un recorte en el tipo rector este año, el que incluso algunos asumen que podría materializarse en la reunión monetaria del 14 de septiembre.
Para el economista de EuroAmerica, Felipe Alarcón, hay un “riesgo patente” de que la divisa se mantenga en estos niveles por un período “prolongado, dificultando la convergencia a la meta” del 3%. La medición en doce meses hoy se ubica en 1,7%.
A su juicio, el ente emisor deberá reducir el interés en septiembre y “lo puede hacer sin cambiar su sesgo, a diferencia de cuando son rebajas consecutivas”, dice, enfatizando que si bien las expectativas de inflación no han caído junto con el dólar, sí lo han hecho las proyecciones de tasa.
De hecho, los instrumentos financieros sugieren una flexibilización monetaria en los próximos seis meses.
El gerente de Estudios de Gemines, Alejandro Fernández, asegura que el emisor “ya tiene espacio”, dado que los precios internos se ubicarán en el piso del rango en los próximos meses: “Un mayor precio del cobre puede ayudar a la reactivación del crecimiento. Pero un dólar más bajo siempre agrega espacio adicional para bajas”.
El economista de Santander, Álvaro González, grafica que cada punto porcentual de caída del dólar reduce en 0,1 décima la inflación esperada. Y enfatiza que aún es temprano para sentenciar nuevos ajustes en la tasa de interés.
“La necesidad de un mayor impulso monetario dependerá de los registros de actividad e inflación de los siguientes meses”, recalca.
En cambio, el gerente de Estrategia de Tanner Investments, Joaquín Aguirre, apunta a uno o dos recortes hacia fin de año, con un impacto en precios que sería hasta 0,2 décimas menos por cada punto de depreciación de la divisa. “Probablemente, veamos una reducción en las expectativas de inflación hacia septiembre”, señala.
El economista de Credicorp Capital, Felipe Guzmán, reconoce que un descenso del dólar en el contexto de una inflación bajo la meta “no es un escenario idóneo” para el emisor.
“Si bien el alza del cobre es una noticia positiva para el crecimiento, sus repercusiones tomarán más tiempo en ser interiorizadas que el traspaso cambiario a inflación”, plantea.
¿Se sustenta el rally?
Los últimos precios del metal rojo no generan consenso entre los especialistas respecto a si hay un cambio estructural o no en el mercado. La economista jefe de Econsult, Michele Labbé, plantea que hay elementos “especulativos” detrás de los actuales niveles. “Para ver un cambio fundamental, hay que ver modificaciones o en la oferta o en la demanda. Y no se ha visto nada de eso”. Añade que hay que darle “tiempo” al metal para ajustar las proyecciones.
“Varios consejeros del Banco Central en Chile están presionando por bajas de tasas y la caída del dólar ayuda en este sentido”, enfatiza la analista.
Con este punto coincide el economista de BCI, Antonio Moncado, quien ve al metal rojo corrigiéndose a US$ 2,80 a fin de año. “El actual nivel ha estado influenciado por posiciones especuladoras, lo que conlleva un alto riesgo de desarme y de transitoriedad”.
Mientras que el economista jefe de Scotiabank, Benjamín Sierra, es enfático: “Es un fenómeno transitorio con un fuerte componente de depreciación del dólar y especulación”.
Ante esto también se une a quienes creen que la baja de la divisa “abre espacio” de recortes de tasa, “pero -advierte- ese análisis es muy parcial todavía”.