El economista y ex ministro de Transporte y Telecomunicaciones, Felipe Morandé, se mostró menos optimista que Felipe Larraín sobre las indicaciones a la reforma laboral que ingresó ayer el gobierno, principalmente en materia de reemplazo en huelga.
"Las adecuaciones que se permiten con las indicaciones al tema de la sustitución en caso de huelga son muy menores, es decir, sólo permiten a personas que no estén sindicalizadas realizar un poco más de horas de trabajo en aquellas funciones para las cuales fueron contratadas, pero no para otras funciones. Con lo cual, de alguna forma, se está validando el no reemplazo interno durante la huelga", dijo a la prensa tras participar en el seminario Perspectivas Económicas 2016.
Para el economista, las consecuencias de lo anterior es que los empresarios enfrentarán una situación compleja por lo que disminuirán los incentivos a contratar personal.
"Las consecuencias principales son que las negociaciones serán más difíciles con los trabajadores, siempre habrá está amenaza de la paralización que pudiera de alguna manera interrumpir completamente la producción de la empresa y llevarla a una situación delicada y ante esa situación los empresarios van a tener una posición más compleja en la negociación y menores ganas de contratar personas y de invertir en nuevos proyectos", explicó.
Consultado respecto a si efectivamente el gobierno cuenta con margen para cambiar el reemplazo el huelga, afirmó que es difícil ya que se encuentra influenciado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
"Margen poco porque el gobierno está bastante capturado por la CUT y por sus compromisos electorales. Espero que se abra a alguna posibilidad a al menos hayan contratos de otra naturaleza que pudieran estar sujetos a una flexibilidad que les permitiera tener a las empresas algún grado de sustitución interna en caso de huelga, pero lo veo complejo", sostuvo.