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Valdés: “Se exacerbó la idea de que con cambio de entrenador se podía hacer todo”

Académico de la Escuela de Gobierno UC le pone “nota bien roja” a la gestión del Ejecutivo en controversias como los puertos y la Ley de Pesca.

Por: | Publicado: Lunes 7 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Si algo está detrás del quehacer actual del exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, es la preocupación y ocupación por temas con impacto en la población. Por ello se ve tan cómodo en la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, un proyecto que junto a un grupo de profesores quiere ayudar a consolidar.

 Imagen foto_00000003No se trata solo de enseñar, sino que también de investigar, “lo que es muy desafiante”, destaca el economista, quien también se ha sumado a algunos directorios como la Bolsa Electrónica y Frontal Trust.

“Queremos juntar rigurosidad, multidisciplina, pertinencia. Lo que queremos es acercar más a la Católica a las políticas públicas y eso me interesa mucho”, enfatiza antes de hacer el balance económico de 2018, no del todo halagüeño.

“Fue un año de recuperación cíclica, que ha sido un poco menos fuerte de lo que esperaba a comienzos de año y que ha ido de más a menos”, expone al tiempo que introduce el concepto de “arrastre” que usan los economistas, que es cuánto del resultado promedio del año se debe a lo que pasó el anterior. “Si Chile hubiese crecido 0% en el cuarto trimestre de 2017, en 2018 habríamos crecido 1,7%. Entonces, parte importante del crecimiento de 2018 es por el arrastre del aumento de actividad que hubo el segundo semestre del 2017”, grafica.

- ¿Cuán fuerte puede ser la desaceleración?

- Hay un tema central en el ciclo que es la inversión, cuya recuperación ha sido más tímida que en ciclos anteriores. En ciclos pasados de recuperación, siempre vimos la inversión crecer a dos dígitos y esta vez no ha pasado.

También llama la atención que los precios de los activos han estado bastante deprimidos. La bolsa en Chile ha estado en terreno negativo, los fondos de pensiones han perdido y, si uno se compara con el resto del mundo, nos ha ido mal. La bolsa medida en dólares tuvo un peor desempeño en 2018 que el promedio del mundo y de los emergentes. Eso no había pasado en los últimos años. Quizás habla de visiones de mediano plazo menos positivas, que es más difícil de lo que se pensaba crecer sostenidamente en Chile, que no es cosa de que las expectativas mejoren para que aumente el PIB potencial.

- ¿Confió mucho el gobierno en eso cuando asumió?

- Hay que preguntarle a ellos por qué ofrecieron 600 mil empleos en cuatro años sólo hace pocos meses y estamos en poco de más de 40 mil en 12 meses. Aunque pienso que algunos del gobierno fueron cuidadosos, creo que se exacerbó una crítica política al gobierno anterior que produjo cierto efecto. Se exacerbó una visión sobre que con poco esfuerzo y con cambio de entrenador se podía hacer todo en Chile, de que bastaba el cambio de entrenador para que el equipo, es decir la economía, juegue distinto ...Y no es tan así, hay que entrenar, a veces cambiar algunos jugadores.

Ahora, digamos las cosas como son: las cosas no están tan mal, tenemos un país ordenado, hay problemas fundamentales en La Araucanía y cuellos de botella, pero no hay desbalances macro para decir que tenemos un desastre. Creo que al propio gobierno le hizo mal, por ejemplo, exagerar que la situación fiscal era un desastre completo o el desempleo de 6,9% era alto.

- ¿Usted tenía expectativas mejores de este gobierno?

- Sí, a principios de año pensaba que un crecimiento entre 4% y 4,5% estaba a la vuelta de la esquina. Y estar rasguñando el 4% hoy habla de la desaceleración que hemos tenido en los últimos meses. Esperaba una inversión más fuerte de lo que vemos hoy. El valor de los proyectos que entraron al SEA el año pasado cayó a la mitad de lo que fue en 2017 y los que se aprobaron en 2018 crecieron solo 4%.

Algo está pasando en la economía que no estamos viendo un despertar de la capacidad de crecimiento como se esperaba. Quizá era un poco ingenuo esperar eso sin cambios estructurales.

- ¿Faltan reformas entonces?

- Sí, pero hay que ponerle relleno a eso. Hay que trabajar en cosas más tangibles que simplemente decir que faltan reformas. El gobierno tiene en su agenda temas relevantes, pero que no ha empujado con las ganas que debería. La reforma al SEA es muy importante.

Tampoco el gobierno lo ha hecho bien en algunas controversias como los puertos, la Ley de Pesca, o los problemas con los permisos de construcción de edificios. Hay controversias que están siendo mal manejadas y que tienen que ver mucho con las confianzas necesarias para hacer las inversiones. El trabajo no ha sido el suficiente para disminuir el riesgo de hacer negocios.

2019: a arremangarse

- ¿No era suficiente con una reforma tributaria?

- El gobierno se demoró bastante en armar la reforma. Además, llevamos cuatro meses en los que no ha pasado mucho. Ya es hora de cerrar la reforma más que de ampliarla. Lo peor sería mantener esta pelota dando botes.

Dicho todo eso, creo que haber abandonado la idea de bajar la tasa corporativa -incluso buscando compensaciones de verdad-, lo que se junta con el manejo de controversias, ha dejado con gusto a poco respecto de lo que se esperaba.

Ha habido errores políticos evidentes, como tratar de construir acuerdos pero en paralelo pegarle coscachos a los que deben ser protagonistas de esos acuerdos. Se metieron en enredos como los gastos comprometidos, algo totalmente innecesario.

- ¿Lo que pase con la política va a determinar lo que pase con la economía?

- Depende bastante de la política, pero también tenemos muchos riesgos externos. Internamente, es importante mantener cierta gobernabilidad y, en especial, que los acuerdos puedan hacerse. Veo con bastante preocupación que las encuestas muestran que son los candidatos presidenciales con posiciones más polares los que comienzan a tomar más fuerza. Un gobierno que no funciona bien solo exacerba ese escenario.

- ¿Con qué nota evalúa al equipo económico?

-No voy a poner un número, recién van en el primer cuarto de carrera. Pero sí tienen algunas evaluaciones buenas y otras malas. Le pondría nota bien roja a la gestión de controversias y a temas de transparencia fiscal. ¿Se han dado cuenta de que no están los discursos ni las presentaciones de Hacienda en la página web? La táctica de pegar cachetadas y ser amigos al mismo tiempo también reprueba. Tampoco me gusta un marketing algo excesivo, como eso de Chile en marcha.

Pero también hay buenas notas, como el Presupuesto 2019, el reajuste del sector público, y el manejo del gasto fiscal el año pasado, en que pudieron gestionar bien los llamados gastos comprometidos. El Consejo Fiscal Asesor y el pago oportuno también tienen un valor muy importante.

-¿Cómo se ve el crecimiento para este año?

- Es bien difícil adelantarlo porque hay muchas cosas pasando. Pero hay algunas de las que podemos estar seguros: primero, que 2019 será más flojo que 2018 por el arrastre. Segundo, la política macroeconómica está siendo cada vez menos expansiva. Por último, el PIB potencial está creciendo al 3%. Un número entre 3% y algo bajo 4% parece un escenario relativamente plausible a estas alturas, aunque con muchos más riesgos a la baja que al alza.

Para el corto plazo, esos riesgos son principalmente externos, con una desaceleración en China y en Europa. Hay cada vez más signos de desaceleración simultánea. Creo que en Estados Unidos el principal riesgo es la inflación y no la guerra comercial.

Este será un año de arremangarse las mangas y trabajar mucho para crecer. Ahora, hay una pregunta bien de fondo: ¿Es sensato aspirar a un crecimiento de 3%-3,5%?

 

Debate tributario: "Hay que acordar los principios, sin ellos se enreda todo"

- ¿Cuál es el mejor escenario para zanjar el debate tributario?

- Al menos los técnicos de la DC y del PPD han hecho un esfuerzo importante de proponer contornos y principios sobre esto. Sugieren que hay que adelgazar un poco el proyecto y compensar los efectos de la integración en base retiros sobre la recaudación y en la distribución del ingreso. En la medida que el gobierno adopte esos principios, se facilita más llegar a un acuerdo, pero tienen que conversar ambas partes.

Hay que buscar compensaciones de verdad, no la boleta electrónica, que es una apuesta de recaudación. También tengamos claro que existen problemas con la distribución del ingreso y no tenemos que empeorarla con un cambio tributario. Espero que, acordados los principios, se le ponga la menor carga ideológica a los instrumentos de compensación.

- ¿El instrumento debe ser subir de 35% a 40% la tasa máxima personal?

- Eso recauda entre US$ 250 millones y US$ 300 millones. Y hay que juntar US$ 800 millones. Puede ser una de varias compensaciones, pero, como esa, hay varias otras posibilidades. Sin embargo, primero hay que acordar los principios, porque si se discute sin acordarlos, se enreda todo.

El trabajo que hizo el equipo técnico de la DC tiene mucho valor para la discusión de qué cosas sacar del proyecto. Por ejemplo, parece buena idea cambiar la definición de gastos para producir la renta, pero es un error que el informe financiero no diga cuánto cuesta. Hay que estudiar más algunos temas antes de aprobarlos.

- ¿Está más despejada la idea de legislar hoy?

- Es inoficioso adelantarse a eso. Para que suceda, las partes tienen que sentarse a conversar sobre los principios. Eso debiera pasar antes de la idea de legislar. Votar en contra de la idea de legislar no significa no querer sentarse a conversar, sino estar en contra de los principios. Si se acuerdan los principios, es posible después, en la votación en particular, adaptar la arquitectura del proyecto. Sin un acuerdo, esa arquitectura puede terminar en un cualquier cosa aún si se aprueba la idea de legislar.

Ahora, no creo que la reforma tributaria cambie significativamente la dinámica de la economía, dado su tamaño y estructura. Pero es una pelota que está dando bote y que produce ruido, por lo tanto es mejor ir cerrándola. 

 

"El B. Central ha tendido a preanunciar demasiado sus decisiones"

 

- ¿Se parece el actual escenario internacional al de 2008-2009?

- No, en lo absoluto. Siete de las últimas diez recesiones en Estados Unidos tuvieron un componente de política monetaria restrictiva. Creo que este ciclo estará dominado más por la política monetaria, y si se maneja bien, la economía sólo se desacelerará. Por supuesto, podría aparecer un "domingo 7" por ahí y que exista un problema grave en el sistema financiero, pero hoy no vemos eso. Sigo teniendo más preocupación por un brote de inflación en EEUU.

- ¿La volatilidad debiese demorar el alza de tasas del Banco Central?

- El Banco Central siguió una política menos expansiva de lo adecuado en 2016 y 2017. Es cosa de ver la inflación y el crecimiento, aunque es fácil decirlo ex post.

De ahí para adelante, el banco ha estado haciendo lo correcto. Critico marginalmente su comunicación, que dio un giro un poco violento hace dos IPoM. Y en los últimos meses ha tendido a preanunciar demasiado sus decisiones, por lo cual se ha encajonado en tomar decisiones que quizá no habría tomado si no se hubiese amarrado las manos tanto. Algo de esto está pasando con enero, que todo el mundo espera un alza de la tasa.

Yo sería muy cuidadoso después de la próxima alza de tasas, porque -dado como está el mundo- puede que el banco no tenga que subir más la tasa. Cuando uno se ata las manos, termina pagando un costo al hacer algo que es distinto a lo que preanunció y en tiempos volátiles se necesita flexibilidad.

-¿Cómo vio el rol del banco en el debate por las cifras de empleo?

- Quizás habría sido un poco menos agresivo en los números. Como las comunicaciones tienen que ser simples, entonces se estableció como una nueva verdad estimaciones que son muy gruesas e imprecisas. Por lo tanto, creo que le faltó comunicar mejor ese grado de imprecisión que existe. Pero prefiero por lejos que se equivoque haciéndolo, a que estén mirando el techo.

El banco, con todo el poder que tiene, es súper cuidadoso en no meterse donde no corresponde. Si el banco actuara como lo han hecho algunas otras instituciones de la República, sería un desastre. Es una institución de primera. 

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