Algo más de dos semanas han transcurrido desde que el Ministerio de Hacienda y la Dirección de Presupuestos (Dipres) actualizaron el panorama para las finanzas públicas del país, con la novedad de incluir por primera vez medidas correctivas para evitar un nuevo desviamiento en la meta de balance estructural, luego de lo ocurrido en 2024.
Así, Teatinos 120 presentó un plan con medidas administrativas y legales, con el objetivo de ahorrar cerca de US$ 2.000 millones este año, además de postergar hacia 2026 la meta inicial de llegar a un déficit estructural de 1,1% del PIB. Adicionalmente, comprometió que con dicha senda el próximo Gobierno llegará a un balance en el año 2029.
El nuevo panorama fiscal es mirado con lupa de parte de las agencias clasificadoras de riesgo internacionales.
Una de ellas es Standard & Poor´s (S&P), que el pasado 15 de octubre mantuvo la nota soberana de Chile en el nivel “A”, lo que implica cinco escalones por debajo de la máxima clasificación (AAA). Asimismo, mejoró desde “negativa” a “estable” la perspectiva, lo que deriva en que ve una mayor probabilidad de que el rating del país no varíe en los próximos 12 a 24 meses.
El analista de clasificación soberana de la firma, Manuel Orozco, explica que la perspectiva “estable” refleja, entre otras cosas, el nivel todavía bajo de la deuda neta del país, así como niveles de déficit público aún “acotados”.
“Si bien el resultado fiscal de 2024 se desvió de nuestras expectativas, destacamos que diferente de otros países en la región con reglas fiscales, Chile mantiene un ejercicio trasparente sobre los desafíos fiscales, reconociendo áreas de oportunidad para la proyección de ingresos (principal razón para el desvío de la meta en 2024) y ha planteado una serie de medidas para lograr una convergencia para alcanzar la meta de déficit estructural de 1,1% del PIB para 2026. Resaltamos, de nuevo, que este nivel de fortaleza institucional continúa destacando en la región”, dice el especialista.
Orozco, eso sí, no rehúye de los desafíos que sigue teniendo Chile, ya que considera que el “persistente y muy gradual” deterioro de las finanzas públicas en los últimos 15 años, junto con un crecimiento que “dista” de los niveles observados a principios de siglo, han contribuido a bajas en la calificación crediticia de Chile en dos ocasiones (2017 y 2021).
“En este contexto, podríamos volver a bajar la calificación si el Gobierno chileno no logra alcanzar sus metas de consolidación, prolongando el gradual deterioro de su hoja de balance fiscal”, enfatizó.
Ahora, en caso contrario, el economista explica que si la economía chilena retoma una senda de crecimiento rápido, junto con una reconstrucción de sus colchones fiscales y económicos, podrían contribuir a recuperar niveles de calificación. “Destacamos que un primer paso fue también tomado con la reciente reforma de pensiones, que esperamos contribuya a elevar el nivel de ahorro privado”.
La visión de Moody´s
Por su parte, la agencia Moody´s ejecutó su última acción de rating tan pronto como el pasado 25 de abril, fecha en la que ratificó en “A2” la calificación de la deuda de nuestro país. Al igual que S&P, Chile se ubica a cinco escalones de la clasificación más segura (Aaa).
La vicepresidenta senior de la entidad, Kathrin Muehlbronner, explica que el perfil crediticio del país equilibra una “alta fortaleza” tanto institucional como fiscal, apoyada por un “largo historial” de políticas fiscales y macroeconómicas, lo que es compensado por su “alta” dependencia de los ingresos producto de materias primas y su “relativamente moderado” crecimiento del PIB en los últimos años.
“Gestionar las demandas sociales por un crecimiento más inclusivo y aumentar el gasto social, a pesar de un modesto prospecto de crecimiento de mediano plazo, es un desafío crediticio clave”, expone la analista.
Moody´s espera que la economía se expanda un 2,5% tanto este año como para el próximo, por sobre el 2% que esperaban en su actualización previa.
“El cambiante panorama global es un riesgo clave para las perspectivas de crecimiento de Chile. La reciente imposición de una tarifa de 10% por parte del Gobierno de Estados Unidos es negativa, pero Chile debería ser capaz de manejarla, ya que las exportaciones de Chile a Estados Unidos representan menos del 17% de su total. Sin embargo, Chile sería más impactado por una significativa desaceleración de China dados sus estrechos nexos comerciales, con cerca de un 38% de las exportaciones de Chile con destino a China”, dice Muehlbronner.
La especialista enfatiza que el escenario base considera que se mantiene “intacto” el consenso político “de larga data” en torno a la responsabilidad fiscal, preservando su “fortaleza fiscal” para enfrentar el ciclo económico.
“Podríamos considerar mejorar el rating de Chile si su consolidación fiscal procediera a un paso acelerado bajo una nueva administración, llevando al ratio deuda pública a PIB en una trayectoria descendente nuevamente, así como si los previamente amplios colchones financieros del Estado se reconstruyeran”, plantea.
¿Qué llevaría a una rebaja de la nota soberana? “Si la efectividad y la credibilidad de su política macroeconómica se desviara de su historial previo de prudencia fiscal y de gestión de política monetaria. Un deterioro más rápido en las métricas de deuda gubernamental, causado por déficit fiscales mayores a lo esperado, o la materialización de pasivos contingentes, también serían negativos para el crédito”, expone la ejecutiva de la agencia.