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El éxito del renacer viñatero del Maule e Itata

Grandes y pequeños exponentes han constituido iniciativas que buscan capturar lo más profundo del suelo de estas zonas, en momentos en que la industria vitivinícola lleva una cruzada para subir el precio promedio de sus botellas.

Por: Gabriela Gayani | Publicado: Viernes 1 de septiembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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El mundo viñatero tomó una decisión hace algunos años: volver al origen. Desde la llegada de los españoles y hasta el 1900, la zona productiva de Chile se ubicaba en la zona centro hacia el sur; sin embargo, la pérdida de competitividad de sus vinos hizo surgir con fuerza el Valle Central, donde hoy operan los principales exponentes del sector.

Pero de la mano de proyectos que buscan rescatar tradiciones, de grandes y pequeños productores, las viñas comenzaron a volver al Maule y al Itata, en la recién creada región del Ñuble.

En esta reconquista no sólo se plantaron nuevos viñedos, sino que se rescataron algunas patrimoniales de incluso más de 100 años, por la calidad de vinos que se pueden producir de ellas, en un contexto donde el producto nacional es uno de los protagonistas del mercado internacional y es cada vez más reconocido por su calidad.

Según explica Maximiliano Morales, agrónomo y fundador de Andes Wines, las zonas de Maule e Itata están atrayendo inversiones debido a los tipos de clima y suelo que poseen. Esto, dice, permite vinos con menor grado alcohólico, que son los mejor recibidos en los mercados internacionales.

José Luis Martin, enólogo de la Viña Folâtre, una iniciativa surgida hace seis años en Teno Norte-La Montaña, señala que la uva que se produce en sus bodegas es de muy buena calidad por el clima frío que destaca los aromas cítricos y minerales, y por el suelo que tiene mucho calcio, lo que es un factor diferenciador e interesante para sus vinos.

“El Maule y sus distintas áreas otorgan una gran oportunidad para desarrollar nuevas propuestas, especialmente de vinos con carácter y que son una fuente de riqueza y constancia en la calidad de sus marcas globales como CDD”, explica el enólogo de Viña Concha y Toro, Héctor Urzúa.

“Con los desafíos del cambio climático, estar en Maule, principalmente ubicados cercanos a la costa y a la precordillera, constituye una ventaja en la producción de vinos frescos, atractivos y con viñedos que tienen una eficiencia en el uso del agua muy relevante”, dice.

Fernando Almeda, enólogo y director técnico de Miguel Torres, agrega que la ubicación de sus viñedos en distintas zonas de la séptima región permite contar con características diferentes de clima y suelo dentro de la misma zona, potenciando que cada variedad tenga aspectos que son típicos de cada área.

“La presencia de estaciones extremadamente variadas y espectaculares diferencias entre temperaturas máximas y mínimas que superan los 20°C provocadas por la cercanía de la Cordillera de Los Andes con sus nieves perpetuas y la influencia climática de la corriente de Humboldt, jugaron un papel fundamental para que la Familia Torres apostara por Chile y la Región del Maule para la práctica de la vitivinicultura”, dice.

En relación a Itata, Marco Antonio De Martino, de la Viña de Martino, coincide en que las características de suelo y clima son muy beneficiosas. En su caso, al trabajar con parras de más de 100 años, las raíces son muy profundas y no necesitan riego, como sucede en Francia, Italia y España.

“El Valle del Itata posee características muy favorables para la producción de vino. Es el espacio de transición entre el norte templado y el sur lluvioso. Abarca una cuenca extensa rodeada por un gran número de ríos, y posee las cuatro estaciones del año muy marcadas y diferenciadas entre sí, concentrando las lluvias entre abril y agosto”, explica Cristián Carrasco Beghelli, enólogo de Viña La Causa, perteneciente a la familia Torres.

Es así como grandes viñas, medianas y boutiques han decidido hacer resurgir la zona, con muy buenos resultados en ventas y en certámenes internacionales.

Sus vinos, explican, llegan a mercados tan variados como exigentes, donde destaca Inglaterra, Estados Unidos, Holanda y Brasil. Y cada vez más también al continente asiático.


 

Concha y Toro: zona premiada

De las 9.388 hectáreas que Concha y Toro tiene plantadas en el país, cerca de 2.342 hectáreas se encuentran en siete fundos del Maule, los que comenzó a adquirir en 1991 y que en su mayoría son parras nuevas.


Según su enólogo, Héctor Urzúa, gran parte de la producción de Maule está orientada a vinos premium (Casillero del Diablo) y súper premium (Marqués Merlot en Quebrada de Agua).


"Los vinos están orientados principalmente a marcas importantes de la compañía, con alta presencia en los principales mercados del mundo", dice. Agrega que constantemente estos y otros vinos que elaboran en estas zonas, están siendo reconocidos en revistas nacionales e internacionales (como Wine Advocate o Wine Spectator).


 

Miguel Torres: innovando en el Itata

Miguel Torres posee seis campos en el Maule y están impulsando dos proyectos innovadores en el Valle de Itata. Para Viña La Causa se adquirieron 230 hectáreas en 2014, donde se han plantado 22 hectáreas, intentando capturar el frescor que proporciona la cercanía con la cordillera.

Están a la espera de sacar su primera producción. También ya se trabajaba en un proyecto llamado "Días de Verano" de la variedad Moscatel, en conjunto con productores de dicha uva en la zona. Algo similar hacen con vinos La Causa, vinos que son producidos junto a agricultores de la zona, con parras patrimoniales. "Este proyecto surge, porque tenemos una causa: ir al rescate de variedades ancestrales originarias del Valle de Itata, aprender de sus agricultores y sumar nuevas técnicas de vinificación para obtener, de un trabajo conjunto, lo mejor de estas cepas", dice Cristian Carrasco, enólogo del proyecto.


 

De Martino: al rescate de la tradición

De Martino produce ocho vinos en el sur del país, en los valles del Maule, Cachapoal e Itata, con uvas de parras centenarias y patrimoniales, y utilizando técnicas artesanales, como el arado con caballo, o líneas como Viejas Tinajas, que rescata antiguas costumbres de vinificación del campo: es elaborado completamente en tinajas de greda.

En Maule existen dos viñedos de tres hectáreas cada uno, mientras que en Itata tiene un campo de 20 hectáreas, la mitad destinado a viñas, con los que buscan rescatar la tradición de cada zona. Estos productos llegan a países como Inglaterra, Bélgica, Holanda, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Japón, China y Corea. Sólo el 15% se queda en Chile.


 

Viña Folâtre, con origen francés

Viña Folâtre, ubicada en el Maule, fue fundada por Lorena Folâtre, esposa de Benjamín González, empresario del área retail y frutícola, quienes adquirieron una bodega de vinificación y le pusieron el nombre en memoria de Hermond Folâtre, abuelo de la propietaria, "quien en el siglo pasado proveniente de su tierra natal, Francia, llegó a Chile específicamente al pueblo de Pichaman, en la región del Maule".

Su apuesta es hacer vinos de categoría internacional, en 150 hectáreas que tienen en la zona de Teno Norte-La Montaña. Producen 500 mil litros embotellados a granel al año y una gama de vinos reserva, gran reserva e icono (100% barrica) y también vinos espumantes.


Este año venderán del orden de 150 mil botellas, donde la mayoría se va al exterior, a lugares como Estados Unidos, China, Luxemburgo y Belgica.


 

Cancha Alegre, pequeña boutique

El dueño de Viña Cancha Alegre, Sergio Amigo, no es viñatero de tradición. Era un contador que el 2008 decidió comprar unas viñas que había cerca de su campo en Cauquenes. Aunque su motivación era disminuir los riesgos de incendios, aprovechó también de rescatar parras de más de 100 años. Se hizo de dos campos que incluían cepas País, Carignan, Cinsault, Moscatel Blanca y Rosada, Blanca Ovoide y Portugais Bleu, entre otras.


Así nació el proyecto Cancha Alegre, viña de autor, que en 2010 complementaron con nuevas cepas. "Este es un emprendimiento de una persona que no viene de la industria del vino, llevado a cabo con pasión y amor por esas parras viejas. Hemos participado en concursos internacionales como Vinos de la Cordillera con puntuaciones excelentes", dice Amigo. Al año, elaboran cerca de 10.000 botellas.

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