Jaguar Land Rover acaba de lanzar en el país la última versión del Range Rover Sport, un SUV que se inscribe en el segmento de lujo de esta categoría y que viene a captar la gran demanda que existe en el mercado local por este tipo de vehículos, que según las estadísticas de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) representa del orden del 25% de las ventas.
“Este modelo, uno de los más importantes de nuestra marca, llega a Chile con dos novedades: un nuevo motor diésel -que mejorará su rendimiento- y una estructura ligera de aluminio”, destacó Rodrigo Espinoza, gerente de Jaguar Land Rover, que en el país es distribuido por Ditec Automóviles.
Una de las características que destaca en este modelo es el complemento que ofrece entre “lujo y deportividad”. De hecho, especialistas lo califican como un SUV premium que entró al país con un precio de US$ 140.900, casi $ 92 millones al tipo de cambio de ayer.
La expectativa de la marca es comercializar alrededor de 20 unidades hasta marzo de 2017.
En un recorrido de 150 kilómetros, entre Santiago y Casa Blanca, el modelo que cuenta con un motor 4.4 TDV8 TurboDiesel fue puesto a prueba.
Otra de las particularidades que la firma británica destaca es que se trata del primer vehículo de este segmento cuya estructura es completamente de aluminio, lo que -explican- contribuye a su agilidad pues reduce el peso de la máquina en un 39% comparado con la versión anterior del Range Rover Sport. Además, tarda 6,9 segundos en llegar de 0 a 100 kilómetros por hora.
Diseño, tecnología y lujo
Este todoterreno cuyo diseño exterior es deportivo, tiene pintura bicolor y llantas de 21 pulgadas, refleja el mismo espíritu en su interior, con un volante de mayor grosor y menor diámetro, una palanca de cambios vertical (automática con ocho velocidades), una consola central más alta y la configuración de la iluminación ambiental, todo en un esquema de alto lujo, que se refleja, por ejemplo en los 19 parlantes que tiene este SUV. En Jaguar Land Rover explican que este modelo fue diseñado para ofrecer una conducción ágil y suave, algo que se logra con una suspensión líder en su clase (260 mm adelante y 272 mm atrás) y una articulación de ruedas que ayuda a hacer frente a las condiciones más duras.
Lo anterior va acompañado de un sistema mejorado de suspensión neumática que varía automáticamente entre dos alturas en la conducción, mientras que el sistema “Terrain Response 2” selecciona en forma autónoma el modo más indicado para cada terreno.
En resumen este modelo cuenta con varias alternativas tecnológicas de ayuda al conductor.
La conectividad, que es una de las áreas donde la fabricante británica está poniendo sus fichas, en este caso no está ajena, ya que el nuevo Range Rover Sport ofrece varias prestaciones en este sentido, lo que permite a sus pasajeros un contacto permanente con el vehículo. Por ejemplo, la aplicación In Control permite chequear el estado del automóvil desde un smartphone.
Un “centro de mensajes” (Head-Up Display) ofrece información clave sobre el vehículo y la navegación sin que el conductor tenga que apartar la vista de la carretera. A esto se suma un sistema de cámara digital con tres funciones de asistencia, que alertan respecto de cambios involuntarios de carril, reconocimiento de señales de tráfico y asistente de cambio de luces. Además, un sensor de vadeo entrega datos cuando se conduce a través del agua.