El académico de la University of St. Thomas, Michael J. Naughton y autor del libro “Respeto en Acción: cómo aplicar la subsidiariedad en la empresa”, es el invitado central a la conferencia internacional organizada por la Unión Social de Empresarios, Ejecutivos y Empresarios Cristianos (USEC), “Subsidiariedad en la empresa: El tiempo es ahora”, que se realizará el martes 30 de agosto, en el Hotel W.
En esta oportunidad compartirá su visión respecto de la necesidad de instalar un estilo de dirección basado en el liderazgo positivo que fomente un clima laboral constructivo. Un estilo que se enmarca en el principio de la subsidiariedad, concepto que habitualmente se usa en referencia al rol del Estado y que surge de la Doctrina Social de la Iglesia.
“Se entiende como el principio en virtud del cual el Estado ejecuta una labor orientada al bien común cuando advierte que los particulares no la realizan adecuadamente, sea por imposibilidad o por cualquier otra razón, pero al mismo tiempo le pide abstenerse de intervenir allí donde los grupos o asociaciones se bastan por sí mismas”, explica Naughton.
-¿Cómo se aplica el principio de la subsidiariedad a las empresas?
-La subsidiariedad intenta llegar a una comprensión más profunda de los negocios. Consiste en velar porque los trabajadores puedan aprovechar sus habilidades y talentos para su propio bien, el bien de la compañía y el de sus clientes. Crear las condiciones para que los talentos de los colaboradores se desarrollen, es la base para alcanzar una compañía moralmente buena y productiva.
En la práctica, ayuda a los colaboradores a desarrollarse mediante su trabajo, genera confianza entre dirigentes y subordinados, y refuerza la identidad y la cultura de la empresa. Por otro lado, mueve a gerentes y empleados a establecer una relación más profunda, que no está centrada sólo en las transacciones y negociaciones eficientes, sino en el reconocimiento de las capacidades de cada uno.
-¿Cómo potencia los liderazgos una compañía subsidiaria?
-Las empresas necesitan líderes con altos principios valóricos que puedan articular la importancia y las profundas raíces de la subsidiariedad. Los buenos líderes logran construir organizaciones que potencian activamente dones, talentos, capacidades y habilidades de sus empleados. Esto implica re-mirar al colaborador y apreciar que tiene mucho que dar y recibir y que no es meramente un capital al cual utilizar como un simple recurso. Este enfoque abre un camino a los líderes para evitar el clima disfuncional y los resultados negativos producidos por un excesivo control y el desperdicio de potencial humano.
-¿Cómo logran un mayor compromiso de sus trabajadores?
-Al poner en práctica el principio de subsidiariedad, las organizaciones son capaces de terminar con la desvinculación y estimulan un mayor compromiso del colaborador. ¿Cómo? Tomando decisiones que respetan su dignidad y no despersonalizándolos, contando con líderes y dirigentes que se enfocan en las fortalezas de sus colaboradores, promoviendo la movilidad interna, un mayor nivel de seguridad, destinando robustos presupuestos a su educación y formación, con el fin de permitir que se desarrollen integralmente.
-¿Qué herramientas deben entregar a los trabajadores para que tomen buenas decisiones?
-Principalmente capacitación. Para que puedan desempeñar sus tareas en base al principio de subsidiariedad, es importante que cuenten con un expertise que permita fomentarles la iniciativa, la innovación, la creatividad y un sentido de responsabilidad compartida con el proyecto y con el equipo. Definir el trabajo de ellos de una manera general, mientras se descuida ayudarlos, es una receta para el fracaso tanto para el colaborador como para la organización.
Otra herramienta es la entrega de pautas o guías flexibles para desarrollar el trabajo, siempre y cuando ellas permitan aplicar el criterio y el sentido común en las decisiones del día a día.
-¿Qué efectos prácticos tiene la incorporación de este principio en las empresas?
-Su aporte es relevante para el mejoramiento de los procesos y la entrega de buenos servicios y productos, como consecuencia de haber atendido al florecimiento de los colaboradores, dando espacio al compromiso y a la proactividad. Esto impacta al desarrollo de las compañías, fomenta una cultura de dinamismo y agilidad en la organización, mejora el clima laboral, impacta positivamente en el sentido de pertenencia del colaborador hacia la empresa y hacia su trabajo, e influye en su calidad de vida dentro y fuera de la organización.
Si bien el efecto de la aplicación de la subsidiariedad en la empresa es difícil de medir, a grandes rasgos, existen instancias prácticas que pueden ayudar a determinar su impacto, entre ellas tener claridad respecto del porcentaje de promociones internas, así como de las tasas de rotación de trabajadores. También son útiles las encuestas que miden el nivel de satisfacción de los colaboradores y el compromiso con su lugar de trabajo.