La sociedad Inversiones Nueva Curauma -que desde fines de 2017 hasta marzo de este año fue master franquiciador para Chile de una de las mayores corredoras de bienes raíces residenciales del mundo, la estadounidense Century 21- inició un proceso de liquidación voluntaria. La firma, representada por Marcos Contreras, apuntó a varios factores, como la baja en la demanda en el rubro.
“Las primeras franquicias se vendieron con esfuerzo, y gradualmente logramos establecer un sistema funcional que incluyó soporte operativo, capacitaciones y acompañamiento comercial a los franquiciados y sus agentes inmobiliarios”, dijo Contreras en su presentación a la justicia, asegurando que el modelo comenzó a mostrar resultados positivos en términos de expansión y posicionamiento de marca. “Durante el cuarto trimestre del año 2018 y el año 2019, las cifras respaldaban el crecimiento sostenido del negocio”, aseguró.
Luego, explicó que su empresa, como master franquiciador, cobraba un 14% sobre las comisiones brutas de cada franquiciado, pero dicho monto se recibía 45 días después del pago al franquiciado. Esto significaba, dijo, que sus flujos de ingreso podían tomar entre seis y siete meses en completarse, incluso en condiciones normales.
“Durante la pandemia, ese ciclo se extendió en muchos casos hasta 12 meses. Además, para proteger la liquidez, muchos franquiciados comenzaron a sub reportar operaciones o a dejar de pagar”, explicó el directivo, quien aseguró que, a la fecha, mantiene 12 juicios civiles activos por comisiones impagas, cheques protestados y contratos incumplidos, por un total de $ 436 millones.
Golpe al negocio
Contreras enumeró tres “factores externos” que impactaron negativamente su negocio: primero, el estallido social de octubre 2019, lo que, recordó, “paralizó completamente la actividad durante meses, generando incertidumbre y deteniendo toda inversión en el rubro inmobiliario”.
Luego, mencionó la pandemia, la que, dijo, con cuarentenas prolongadas, restricciones de movilidad y el cierre físico de oficinas imposibilitaron la operación regular de franquicias.
Por último, Contreras se refirió a lo que llamó la “crisis constitucional y recesión (2022–2024)”. “El largo e incierto proceso constituyente, sumado a una fuerte recesión, deterioró la confianza y la inversión en el sector inmobiliario”, dijo el empresario, quien recordó que la entrega de créditos hipotecarios cayó drásticamente.
“El precio de las viviendas subió más de 62% en la última década, mientras los salarios reales aumentaron solo un 21%, haciendo la vivienda inaccesible”, señaló Contreras, quien aseguró: “Hoy se requieren en promedio 11,4 años de ingresos para acceder a una vivienda, el doble que hace 10 años. Este contexto estructural deterioró toda la cadena de valor del rubro y redujo gravemente la demanda inmobiliaria”.
El directivo dijo que, entre 2018 y 2019, los ingresos anuales de la empresa por ventas de franquicias promediaban $ 329 millones. Sin embargo, en 2024, esta cifra se redujo a $ 19,5 millones, “debido principalmente a la pérdida de credibilidad en la rentabilidad de la industria”, en palabras de Contreras, quien precisó que Century 21 USA les exigía un pago del 16,6% sobre todos sus ingresos.
“La caída en la venta de franquicias junto con el aumento de la morosidad y la estructura de costos rígida, terminó por hacer inviable la continuidad del negocio”, sostuvo el directivo, quien precisó que, en marzo de 2025, Century 21 USA, representada por MSA Group, decidió activar la cláusula de insolvencia contenida en el contrato, debido a una deuda acumulada superior a los US$ 200 mil por concepto de royalties impagos.