Señales positivas, pero también una alerta por el avance de la electromovilidad en Chile se advierte en un informe de Bci Estudios denominado "Análisis del mercado energético, bajo exigencias de mayor sostenibilidad y cuidado del medio ambiente: una mirada para Chile y el mundo".
En el documento, al que tuvo acceso DF, se indica que el stock global de autos eléctricos se cuadruplicó, con ventas en 20% del mercado, en línea con la caída del 80% en costo de las baterías. Y que este crecimiento disparará la demanda de cobre del sector al 10% para 2050.
"A pesar de este crecimiento, el apoyo y la continuidad de políticas públicas son esenciales para mantener este ritmo de transición. Para el presente año, se anticipa que los vehículos eléctricos representen más de un cuarto de las ventas de automóviles a nivel mundial. Sin embargo, es importante notar que el ritmo de crecimiento se ha moderado en la primera mitad de 2025, especialmente en EE.UU. y Canadá. Actualmente, China y Europa impulsan el mercado, concentrando alrededor del 80% de las ventas globales de autos eléctricos", se detalla.
Pero aquí viene la advertencia. De acuerdo al escrito, en Chile, la electromovilidad avanza, pero a dos velocidades distintas.
El mercado de vehículos de nuevas energías (cero y bajas emisiones) ha tenido un crecimiento del 95,7% en las ventas acumuladas a octubre de 2025, cuyo impulso se debe casi enteramente a los híbridos no echufables que representan el 7,9% de participación del mercado. En contraste, se agrega, los vehículos electrificados enchufables (eléctricos puros e híbridos enchufables) apenas lograron un 2,6% de participación a octubre de 2025, posicionando al país extremadamente lejos de la meta estatal de vender solo autos eléctricos para el 2035.
De ahí que se plantea que, a pesar de las condiciones geográficas favorables y la característica privilegiada de ser un productor de materias primas clave como el cobre y litio, "es fundamental que se implementen incentivos y políticas públicas que faciliten la adopción de esta tecnología".
"El riesgo de incuplimiento de la meta 2035 es muy alto. Este rezago se hace evidente al compararnos con China, país que tiene la misma meta y, sin embargo, aparte de ser el mayor productor de vehículos eléctricos del mundo, más de la mitad de sus autos nuevos vendidos son actualmente eléctricos", se asegura.
Pese a esto, se reconoce que se han concretado "señales positivas" de avance institucional, aunque se enfatiza que la prioridad urgente debe ser generar incentivos económicos directos como la reactivación del Permiso de Circulación Costo $0 o solucionar la Ley de copropiedad para la instalación de cargadores en edificios residenciales para reducir la barrera de entrada al consumidor en conjunto con actualizar la hoja de ruta para la electromovilidad, que finaliza en 2026.
"Desbalance en las inversiones"
Otro elemento que analiza el documento es la inversión en energías renovables que -según plantean- aumenta aunque de forma marcadamente heterogénea por región. La inversión en el sector ha aumentado a US$ 2,2 trillones en 2024 (considerando inversión en Eficiencia energética y uso, Redes y Almacenamiento, Energías Renovables y limpias), equivalente a 2% del PIB mundial, superando el promedio de la última década.
En esa línea, se indica que el capital en energías renovables representa ya más del 60% del total global, una tendencia que se aceleró desde 2020 al superar la inversión en combustibles fósiles.
"Esta aceleración se basa en la eficiencia económica, los precios promedio globales de la energía solar fotovoltaica y de las baterías cayeron en más de un 80% entre 2014-2024, lo que ha convertido a la primera en una de las fuentes de generación más baratas de la historia y ha posicionado a la fotovoltaica, cuya inversión se duplicó en cinco años, como la principal fuente de crecimiento, contribuyendo a que las energías renovables representaran el 33% de la generación de energía global en 2024", se puntualiza.
Sin embargo, el documento alerta que la transición se enfrenta a un riesgo de gobernanza que amenaza la rentabilidad de las nuevas inversiones: "El desafío clave es el desbalance en las inversiones, la inversión en Redes y Almacenamiento está rezagada respecto al gasto directo en generación renovable". Se añade que la distribución geográfica de la inversión es otro factor de riesgo y oportunidad. "Está altamente concentrado, con China, EE.UU. y Europa liderando el gasto". Lo anterior, para evitar que la transición global profundice desigualdades, lo que podría a su vez conllevar a riesgos geopolíticos.
La inversión en Centros de Datos superará en 2025 a la inversión global en suministro de petróleo.
Asimismo, en el documento se plantea que la temperatura global se mantiene al alza, mientras los esfuerzos por contención pierden impulso. Precisamente, se indica que el año 2024 fue el más caluroso registrado hasta hoy, y las emisiones de gases de efecto invernadero siguen manteniendo su tendencia al alza. Se añade que la lentitud en la transición se explica por fallas en la gobernanza y la estructura económica.
Asimismo, en cuanto al consumo de combustibles fósiles, se indica que este alcanzó niveles récord en 2024, "lo que prueba que las renovables se están sumando a la matriz, pero no reemplazando del todo a los fósiles".
Mientras, Chile reafirma su liderazgo en la transición energética de la región. La generación ha experimentado una transformación acelerada. Al cierre de 2024, el 69% de la energía del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) proviene de fuentes renovables, superando así a los combustibles fósiles. Este logro es impulsado por la energía solar (30,8%) y eólica (13,5%), lo que posiciona a Chile como el cuarto país del mundo con mayor contribución solar a su demanda eléctrica. "Este avance es una señal clara de que el país se acerca a la meta de alcanzar al menos un 80% de energías renovables para 2030", se destaca.
Precisamente, las proyecciones de inversión confirman la aceleración de este proceso, se dice.
Los desafíos
En el análisis, se sostiene que la transición genera dos riesgos principales: geopolítico, por la concentración de minerales críticos (un solo país domina el 70% del procesamiento), y local, por la vulnerabilidad de la transmisión en Chile.
En cuanto a los desafíos en Chile, se señala que la principal vulnerabilidad del sistema eléctrico reside en la infraestructura de transmisión y su capacidad de respuesta: "El apagón energético a comienzos de este año expuso las debilidades estructurales del Sistema Eléctrico Nacional, donde la falta de infraestructura de respaldo y los retrasos en proyectos de transmisión clave, como la línea Kimal-Lo Aguirre, aumentan el riesgo de fallas a gran escala. El desafío se agrava por la necesidad de almacenamiento para su uso posterior y la urgencia de atraer más inversión, lo que está vinculado directamente a la 'permisología'".
"Es necesario que los responsables de la política pública implementen medidas focalizadas como modernizar la obtención de permisos sectoriales y las trabas a la inversión para una mayor cantidad de proyectos de infraestructura esenciales, al tiempo que se impulsa la inversión en almacenamiento y la tecnología de gestión de la demanda, con el objetivo de mitigar la dependencia externa y asegurar la resiliencia del suministro eléctrico nacional", enfatizan.