HSBC paga por delitos pasados

Otro día, otra gran provisión de un banco británico por delitos pasados. Esta vez el culpable es HSBC, con US$ 1.100 millones adicionales apartados, US$ 800 millones de los cuales se relacionan con un acuerdo próximo con las autoridades estadounidenses por lavado de dinero.

Es tentador barrer esto bajo la alfombra, junto con el costo de seguros contra la protección de pago mal vendidos. Después de todo, el total de ambas emisiones es 2.200 millones de libras, o 12 peniques por acción, haciendo sólo un pequeño mella en el precio de la acción de 619 peniques. Pero lo preocupante sobre la acusación de lavado de dinero es que se separaron US$ 700 millones para eso en julio. El costo se ha más que duplicado en tres meses y podría haber más. La incertidumbre rara vez se acoge bien.

La gracia que salva a HSBC es que su expansión global ofrece diversificación de reguladores ávidos de multas y de las economías moribundas de Europa y EEUU. Los resultados de ayer para los primeros nueve meses del año ofrecen algo de prueba. El libro de préstamos creció 6%, mientras que las ganancias subyacentes subieron 21% gracias a menores cargos por deterioros en EEUU.

Pero, para todo el brillo de sus mercados emergentes, sólo bajo la mitad del libro de préstamos de HSBC está en Europa, con un 16% adicional en EEUU. El banco realiza gran parte de su cambio a calidad reemplazando créditos más riesgosos, como las tarjetas de crédito, con productos más seguros (aunque de menor margen) como hipotecas. Pero el resultado es que las ganancias -antes de deterioros- están cayendo en Europa y están planas en EEUU.

Operacionalmente, HSBC está en una mejor posición que la mayoría de sus pares y merece su premio bursátil de 1,2 veces de valor libro. Pero desde un punto de vista regulatorio está a la par de Barclays y Standard Chartered en enfrentar una fea combinación de multas y cambios regulatorios. La mayor amenaza a su premio radica acá.