Impuestos para los más ricos

Por: | Publicado: Lunes 5 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Los ricos nos quieren dar más de su dinero. Primero fue Warren Buffett, que se quejó de que él debiera pagar más impuestos. Luego, un grupo de acaudalados franceses ofrecieron una “contribución excepcional”. El último es Hassan Heikal, un banquero egipcio que pide un impuesto extraordinario de 10% sobre los individuos con activos por más de US$ 10 millones (como él mismo). Heikal estima que con esto se podrían recaudar US$ 5 billones (millones de millones) para usar como alivio a la deuda.

Por supuesto. Pero dejando de lado el riesgo moral, hay dos problemas: establecer cuánta riqueza existe y recolectar el gravamen. Hay poco acuerdo sobre a cuánto llegan las riquezas del mundo. Un informe de Boston Consulting Group en mayo estimó que la riqueza financiera privada neta llegaba a
US$ 120 billones en 2010; Credit Suisse estima que la riqueza global llegó a US$ 230 billones a mediados de 2011. El reporte de riqueza de Merrill Lynch/Capgemini estima que los 11 millones de individuos con altos ingresos (con US$ 1 millón o más de activos invertibles) tienen US$ 45 billones. Muchos ricos ya pagan impuestos legítimos.

La pregunta es si acaso esos impuestos son lo suficientemente altos. El cobro de impuestos es más riguroso en lugares como el Reino Unido, y menos en muchos otros países, incluyendo (pero no sólo) a los mercados emergentes. Un esfuerzo global para establecer un sistema tributario más justo debiera comenzar por apuntar a las formas más perniciosas de evasión fiscal. Un comienzo se está logrando; los paraísos fiscales están bajo asalto. Pero la atroz evasión fiscal en lugares como Italia es mucho más un fenómeno de la clase media.

Las ofertas quijotezcas de los súper ricos para elevar impuestos tiene su atractivo. Pero el problema se extiende más allá de ese pequeño grupo. El peligro es que el antiguo y honorable principio, de que todos debieran pagar su parte justa de la carga tributaria, está siendo socavado. El mundo, literalmente, no puede costear que algo así suceda.

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