Emilio Botín, uno de los hombres más poderosos de España y que transformó al Banco Santander desde una entidad local a uno de los mayores prestamistas del mundo, falleció el martes en la noche a los 79 años debido a un infarto cardíaco.
Nacido el 1 de octubre de 1934 en la ciudad que lleva el nombre de la empresa, Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos –llamado Don Emilio por sus trabajadores y “el presidente” por sus colegas y parientes– estaba destinado a ser un banquero.
Luego de una educación jesuita y de obtener grados en derecho y economía, se unió en 1958 al banco y comenzó un largo entrenamiento para aprender el negocio en que su abuelo y su padre se habían desempeñado como presidentes.
Ese mismo año, contrajo matrimonio con Paloma O’Shea, con quien tuvo seis hijos: Ana Patricia, Carolina, Paloma, Carmen, Emilio y Francisco Javier.
Tuvieron que pasar casi tres décadas antes de que el futuro marqués consorte de O’Shea se hiciera cargo de la compañía.
Con el cambio de mando, en 1986, hubo ciertas dudas sobre el rumbo que tomaría la firma. “En los ’80, cuando su padre murió, el sentimiento aquí en Santander era… cuando el pequeño Emilio llegue, ¿qué será del banco?”, afirmó a Reuters Miguel Ángel Revilla, ex presidente de Cantabria, cuya capital es Santander.
Pero los temores no se concretaron. “Él supervisó todo y Banco Santander tuvo algunos de los mejores profesionales. Él no contrató a amigos, sino que preguntó quién era el mejor”, detalló.
Personas que trabajaron con Botín aseguran que el empresario era directo, partidario de la disciplina y le gustaba manejar en persona aspectos de la administración del banco, como el estilo de la marca de la empresa en los vehículos de la Fórmula 1.
“Él tenía una gran capacidad para aprender y nunca asumió que él lo sabía todo. Siempre estaba dispuesto a aprender, lo que era una gran capacidad para un hombre de su antigüedad”, manifestó a Reuters George Mathewson, presidente de Royal Bank of Scotland, quien trabajó con Botín durante un cuarto de siglo.
Su compromiso con la compañía era tal que siempre llevaba puesta una corbata roja, como el logo de Santander. En 2012, se reunió en Brasil con el entonces Rey Juan Carlos, vestido completamente de ese color.
Sus amigos recuerdan que estaba extremadamente consciente de su salud. Ejercitaba religiosamente todas las mañanas con caminatas cerca de su hogar al noroeste de Madrid y a menudo se le veía trotando en los terrenos del banco en su ciudad natal. También tenía una dieta meticulosa, con muchas claras de huevo y frutas, acompañadas regularmente con Coca-Cola.
En años recientes, Botín les había traspasado las operaciones diarias a antiguos socios, pero se mantuvo como el principal estratega. Fuentes de la entidad comentaron que hasta hace poco había estado planeando futuros compromisos.
El multimillonario –su fortuna se estima en US$ 1.100 millones, según Forbes– no pudo cumplir su deseo de mantenerse como presidente de Santander al menos hasta los 83 años, edad a la que se retiró su padre.
Apasionado por la Fórmula 1, la educación y la cultura
Lejos de su trabajo en Santander, Emilio Botín destacó por tres cosas: su pasión por la Fórmula 1, su apuesta por la universidad y la promoción de la cultura.
La relación del ejecutivo con el automovilismo se fortaleció en 2010, cuando el banco comenzó a auspiciar a Ferrari. "La Fórmula 1 es el mejor márketing de nuestra historia", aseguró Botín en abril.
El patrocinio ayudó a la entidad a unificar su marca. "Hace 10 años teníamos 40 marcas distintas, algunas incluso azules", bromeó el empresario citado por Expansión.
El banquero, conocido como uno de los grandes mecenas de la educación, hizo en julio un balance de la inversión de su firma en este sector. Desde 2010, Santander ha invertido 594 millones de euros en proyectos universitarios en todo el mundo y ha implementado el programa de 18 mil becas de movilidad iberoamericana.
Uno de sus grandes legados es Universia, la red de universidades más importante de Iberoamérica.
La labor como mecenas de Botín y su familia es una de las facetas quizás menos conocida. Su apoyo al mundo de la cultura desde la Fundación Banco Santander y la Fundación Botín fue siempre unos de sus principales objetivos. De acuerdo con Botín, la suya es la "primera fundación privada de España por volumen de inversión".