Una investigación de siete años concluyó que el ex primer ministro británico Tony Blair confió en datos erróneos al respaldar la intervención militar de Estados Unidos en Irak, liderada por el ex presidente George W. Bush.
Según la indagatoria, Blair comprometió su apoyo a la acción “pase lo que pase”.
El documento criticó las decisiones de Blair en varios asuntos y aseguró que hubo exageración en la evaluación de la amenaza que representaban las supuestas armas de destrucción masiva del dictador iraquí Saddam Hussein, además de planes inadecuados para el período posterior al conflicto.
Ante ello, el ex premier británico respondió que su decisión de ir a la guerra fue “de buena fe” y que sigue pensando que era mejor derrocar a Hussein. Agregó que no cree que sus acciones sean la causa del extremismo actual en Medio Oriente o en el mundo.
“Las evaluaciones de inteligencia hechas en el momento de ir a la guerra resultaron imprecisas. El resultado acabó siendo más hostil, prolongado y sangriento de lo que jamás imaginamos”, afirmó Blair.”Por todo esto, expreso más pena, arrepentimiento y disculpa de lo que nunca sabrán”, señaló. Añadió que “la gente puede estar o no de acuerdo con mi decisión de actuar militarmente contra Saddam Hussein; lo hice de buena fe y en lo que pensé que era el mejor interés para el país”.
No obstante, el informe no declaró ilegal la intervención militar, como esperaban los más críticos. “Hemos concluido que, en las circunstancias en las que se tomaron las decisiones, hubo una base legal para la intervención militar que estuvo lejos de ser satisfactoria”, dijo John Chilcot, jefe de la indagación, en un discurso para dar a conocer los resultados del informe.