Para Mario Castro, analista de Nomura, un probable triunfo del expresidente Sebastián Piñera en estas próximas elecciones tendría un impacto "emocional, a nivel del ánimo del empresariado". Pero ese impacto sería temporal. En el largo plazo, el desempeño económico de su gobierno dependerá de factores más fundamentales, como el precio del cobre, señaló en entrevista con Diario Financiero.
En ese sentido, mientras su primer gobierno vivió un auge de los commodities, su eventual segunda administración deberá tratar de consolidar una recuperación que recién está comenzando.
- ¿Qué resultado de la elección sería considerado como favorable por los mercados ?
- Si Piñera tiene una votación más alta de lo que están mostrando las encuestas para la primera vuelta, porque significaría que está más fuerte de lo que mercado estaba pensando. Obviamente el candidato preferido por el mercado es Piñera.
- ¿Qué significaría el regreso de Piñera?
- Daría un impulso a las expectativas de los empresarios, o al menos una tranquilidad temporal de que ayudaría a destrabar los proyectos de inversión, y en este sentido ayudaría a que la recuperación fuera un poco más rápida de lo que se podría pensar. Pero es sobre todo un efecto de corto plazo. Con el pasar del tiempo todo dependerá de las condiciones fundamentales, del precio de cobre, de cómo le va a ir a él como gobernante. Son efectos sobre todo emocionales, a nivel del ánimo del empresariado local.
- ¿Podemos esperar un gran cambio con el gobierno de Piñera en comparación con el de Michelle Bachelet?
- El cambio fundamental es que no estaría tan enfocado en seguir profundizando ciertas reformas que no han calado en el sector privado, como todo lo que tiene que ver con el mercado laboral. Probablemente va a minimizar la continuación de cualquier otra reforma.
- ¿Qué reformas de Bachelet podría revertir?
- No creo que pueda revertirlas, sino que pararía de profundizar las reformas de Bachelet. No me parece que lo pueda hacer porque el ambiente político no es sencillo, las demandas por este tipo de reformas siguen estando allí. Hay que ver cómo termina configurado el Congreso.
- ¿En qué se diferenciará este eventual gobierno de Piñera de su primer período?
- La diferencia principal es que durante su primer gobierno disfrutó de una economía boyante, estaba atravesando el boom de commodities, de los precios altos del cobre. Ahora la situación es diferente: hay que evaluar qué se puede hacer para que la economía se recupere. Son dos escenarios diferentes. Uno donde se está atravesando un buen momento y otro donde hay que tratar de hacer las cosas bien para que la economía vuelva a levantar la cabeza. Ahora la economía está empezando a dar las primeras señales de recuperación.
- ¿Cuál será el ambiente económico internacional para el próximo presidente de Chile?
- Todo parece indicar que al próximo gobierno le va a ir mucho mejor que al anterior: los precios del cobre se han recuperado y probablemente se mantengan en niveles cercanos a los actuales, lo cual es ya un cambio fundamental con respecto a los últimos cuatro años, donde hubo un precio del cobre bajo. El ambiente externo le va a ayudar mucho más.
- ¿La ralentización del crecimiento de China no socavará los precios del cobre?
- Es difícil saberlo, pero al menos los precios del cobre no se han mostrado con una tendencia así. El precio del cobre se ha ido recuperando desde hace un año, y no hubo muestras de retroceder a pesar de lo que está pasando con China.
- ¿Qué pasa si gana Alejandro Guiller?
- No creo que pase nada, es un candidato del centro. Podría de pronto desanimar en el corto plazo a la comunidad empresarial, pero más allá de eso no habrá un impacto profundo. Algo que sería muy importante es cómo logra convencer al sector privado de que será un presidente cercano a ellos.
- ¿Su programa económico es desalentador para el empresariado?
- No es alentador, alarga la incertidumbre respecto a qué quiere lograr con las reformas que él propone y cómo se van a implementar. Él quiere profundizar las reformas de Bachelet, en lo laboral. Él tiene claro que quiere lograr un cambio fuerte de la Constitución.
Simplemente es la perpetuación de la preocupación actual de cómo se van a seguir llevando a cabo estas reformas. No quiere decir que sea algo negativo por sí mismo, por eso el punto clave es el diálogo y convencer al sector privado que no va a hacer algo que los vaya a afectar.