Una semana después de asumir como primera ministra del Reino Unido, Theresa May sostuvo ayer su primera reunión oficial en el extranjero con la canciller alemana, Angela Merkel, con quien conversó sobre los lineamientos del Brexit, los desafíos comunes y unas relaciones económicas "lo más cercanas posibles".
En rueda de prensa conjunta, May reiteró que "Brexit significa Brexit", pero aclaró que no invocará, antes de que finalice este año, el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que daría inicio formal a la salida de su país del bloque. Además, subrayó que dejar la membresía no significa estar "abandonando a sus amigos europeos" y, especialmente a Alemania, con quien posee estrechos vínculos comerciales.
Su decisión fue respaldada por Merkel, quien estimó "sensato" que la nación británica quiera tomarse un tiempo para definir primero su posición, pero advirtió que nadie desea "un largo período en el limbo".
La gobernante germana abogó por relaciones "fuertes y constructivas", ante desafíos comunes como la lucha contra el terrorismo, la inmigración y el libre comercio.
Para Merkel, pese al Brexit, Reino Unido "seguirá siendo parte de Europa". "Queremos beneficios para todos porque, así como Reino Unido quiere éxito, los otros 27 países también", apuntó.
No hubo negociación. Fue un encuentro "de unidad y de acercamiento", relató Merkel. "A pesar de la decisión de Reino Unido, nuestro países son cercanos. Tenemos valores similares, somos miembros de la OTAN, iremos al G20 y somos parte del G7", dijo.
Hoy, May se reúne con el presidente francés, François Hollande, quien aprovecharía la oportunidad para enviar un duro mensaje a los euroescépticos en su país.
Fuera del Consejo
Previo al encuentro de ayer, Downing Street anunció que el país renunciará a la presidencia de seis meses del Consejo Europeo –actualmente en poder de Eslovaquia–, que debía asumir en julio de 2017, para centrarse en las negociaciones con la UE. El anuncio es el primer paso concreto tomado por la nación británica para abandonar el bloque.
Ayer también fue la primera ronda de preguntas de la premier británica en el Parlamento, donde aseguró que su gobierno se asegurará de obtener control sobre el libre flujo de personas desde la UE en las negociaciones que llevará adelante con el bloque, aunque reconoció que "llevará algún tiempo" poder bajar la migración neta a menos de 100.000 personas, meta que se había fijado para 2020. Hasta ahora, May apuesta por llegar "a niveles sustentables".
Sin señales de recesión
En vísperas de la primera reunión de hoy del Banco Central Europeo (BCE) tras el Brexit, el Banco de Inglaterra (BoE) aseguró que aún no ha visto señales claras de una fuerte desaceleración económica post referendo, lo que plantea interrogantes sobre cómo podría actuar para impulsar la economía, cuando se reúna el 4 de agosto.
Agentes regionales del banco central apuntaron que la incertidumbre sobre los negocios aumentó notablemente tras la consulta, pero que la mayoría de las firmas no planea recortar las contrataciones ni la inversión.
Algunos economistas consideran que una posible recesión se verá el año próximo y que el BoE reducirá las tasas de interés.
En tanto, la confianza del consumidor en la Eurozona se deterioró en julio y cayó a -7,9 puntos frente a la revisión de -7,2 del mes de junio, según la Comisión Europea.
La clave para nuevas medidas está en el panorama del mercado laboral. En los tres meses hasta mayo, la tasa de desempleo cayó a 4,9%, el punto más bajo desde el tercer trimestre de 2015, de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadísticas en Londres. El número de empleados aumentó en 176.000, el máximo en este año, a un récord de 31,7 millones.