A pocos días del referendo separatista convocado por el gobierno de Cataluña, el presidente de la región española, Carles Puigdemont, moderó su postura y se abrió a un diálogo con el gobierno nacional, aunque reafirmó que la consulta, declarada ilegal por la Justicia, se celebrará de todas formas.
En una entrevista con el periódico español El Diario, la autoridad manifestó que "no está encima de la mesa una declaración unilateral de independencia". Sus palabras contrastan fuertemente con su postura en julio, cuando aseguraba que, de ganar la opción secesionista, declararía la independencia en las 48 horas siguientes.
"Lo que está encima de la mesa en estos momentos es sólo un itinerario: referéndum el día 1. Y nuestra obligación es defender el referéndum hasta el final, con todas las consecuencias", manifestó Puigdemont. Agregó que "simultáneamente a la lectura de los resultados, habrá un compromiso de diálogo y de negociación y de mediación".
Perspectivas de violencia
El presidente catalán también señaló que las recientes acciones del gobierno en Madrid, que reforzó la presencia policial y cerró los recintos que se usarían para la votación, ha reforzado la voluntad de participar de los ciudadanos.
"Es evidente que hay un ardor guerrero por parte del gobierno español para poder impedir el referéndum", manifestó, y agregó que ello "ha mejorado la voluntad de la ciudadanía de votar. Hoy hay una mayoría más larga, más ancha de gente que quiere votar que la que había antes, hace un mes, por ejemplo".
También aseguró que, aunque muchos colegios electorales, especialmente en Barcelona, la capital catalana, se encuentren cerrados y rodeados de policías, espera que no haya violencia.
"No vamos a recomendar a nadie que haga ninguna acción de carácter violento o de otro tipo. Sabemos que va a existir una provocación para que se rompa un movimiento pacífico, convivencial, incluso irónico a veces. No lo vamos a permitir", sentenció.