Una clara ventaja en la carrera por Downing Street en el seno del Partido Conservador logró ayer la ministra del Interior, Theresa May, tras realizarse la primera ronda de votaciones por el liderazgo de la colectividad y el cargo de primer ministro de Reino Unido.
May obtuvo más de la mitad de los votos registrados ayer: 165 de los 329 (de un universo de 330 parlamentarios oficialistas). Con ello, se perfiló como favorita para suceder a David Cameron como cabeza del Ejecutivo, con el desafío de concretar la salida del Reino Unido de la Unión Europea y negociar las condiciones para acceder al mercado único del bloque.
La ministra –quien durante la campaña por el Brexit dejó de lado su euroescepticismo y dio un respaldo tibio a la opción de permanecer en la UE, por lealtad a Cameron– sería la segunda mujer en la historia del país en ocupar el cargo de premier, siguiendo los pasos de la también conservadora Margaret Thatcher, quien ostentó el poder entre 1979 y 1990.
May ha mantenido el cargo de Interior durante seis años, y es reconocida por un estilo serio y de tono duro. No ha escondido su admiración por Thatcher. Durante su período en funciones, ha puesto a la lucha contra el terrorismo y la reforma a las leyes de inmigración como caballitos de batalla.
“Mi discurso es simple”, dijo cuando anunció su candidatura al puesto de premier. “Mi nombre es Theresa May y creo que soy la mejor opción para primer ministro”.
El ex ministro de Hacienda Kenneth Clarke –con quien compartió gabinete– se refirió a ella en una conversación privada que difundió un canal de televisión. “Es una mujer jodidamente difícil... pero yo trabajé con Thatcher”, señaló.
May –quien ya ha sido definida por medios británicos como la mujer más poderosa en la política inglesa desde los tiempos de la “Dama de Hierro”– entró al parlamento en 1997 y llegó a presidir el Partido Conservador en momentos en que éste era oposición. Fue una de las que respaldó el ascenso de David Cameron, mientras instaba a sus correligionarios a hacer esfuerzos por dejar atrás la imagen del “Nasty Party” que arrastraba la colectividad.
Tras conocerse los resultados de la votación, el ministro del Trabajo, Stephen Crabb, anunció su retiro de la carrera y entregó su apoyo a May. “Necesitamos reconocer que ahora hay sólo una candidata en posición para unir el partido y formar un gobierno cohesionado y fuerte”, dijo a la BBC.
Si la ministra del Interior logra reunir todos los votos de Crabb, contaría con el apoyo de casi 200 de los 330 parlamentarios conservadores.
No obstante, pese a su clara ventaja en la carrera hacia Downing Street, May aún está lejos de tener la victoria asegurada. Una nueva ronda de votaciones se llevará a cabo mañana, para eliminar a quien logre el menor número de votos.
Los dos candidatos que sobrevivan pasarán a una elección en manos de los militantes conservadores, que tienden al euroescepticismo y podrían favorecer a Andrea Leadsom, quien tuvo un papel importante en la campaña a favor de salir de la UE. El ganador se declarará el 9 de septiembre.
