El fallido de golpe de Estado en Turquía la semana pasada ha reavivado el temor en la Unión Europea (UE) de un resurgimiento de la crisis migratoria.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan inició una carrera contrarreloj para eliminar de la escena pública, el gobierno y las Fuerzas Armadas, a todas aquellas personas que pudieran haber estado implicadas. “Quien intenta un golpe de Estado, debe pagar”, advirtió, añadiendo que continuará “limpiando el virus de todas las instituciones que se ha propagado como un cáncer”.
Su radical postura activó las alarmas en el bloque que, en marzo, firmó un acuerdo con Turquía para detener el flujo migratorio hacia el continente a cambio eliminar los requisitos de visas para ese país, un paso simbólico que apuntaba a su futuro ingreso a la UE. Ahora, sin embargo, esa posibilidad comienza a tambalear a medida que Ankara evalúa reponer la pena de muerte para los militares acusados, algo que impediría su membresía.
El año pasado, la masiva llegada de refugiados desde Siria provocó una severa crisis y dejó a la UE al borde de un quiebre, con el avance de los euroescépticos en varios países y en la reciente salida de Reino Unido del bloque, el tema de la migración fue una de las bandera de campaña para promover el Brexit.
La llamada Ruta de los Balcanes podría reabrirse y esta vez sumaría a cientos de miles de turcos a la ola de inmigrantes. El número de personas que cruzaban desde ese territorio a Grecia, en camino a Alemania o cualquier otra nación, cayó 84% en el primer trimestre de 2016 y a 50 personas por día en mayo, gracias al acuerdo que otorgó US$ 6.600 millones en ayuda a Ankara y la promesa de adhesión a la UE, a cambio de contener a los inmigrantes en campos de refugiados en ese país.
Avanza la purga
Aunque no existen pruebas concretas de un autogolpe, como apuntan algunas denuncias, son varios los analistas que creen que el gobierno turco podría haber estado al tanto de los planes de insurrección y haberlos permitido como una forma de consolidar el poder de Erdogan.
Ayer, Turquía se comprometió a eliminar de raíz a los aliados del clérigo Fethullah Gülen, quien se encuentra autoexiliado en Estados Unidos, y a quien el Ejecutivo acusa de estar detrás de la rebelión. El gobierno envió a Washington la solicitud de extradición del religioso y aseguró que existen juicios pendientes por intento de infiltración en el gabinete y en las fuerzas de seguridad para derrocar al gobierno.
La llamada purga que prometió el jefe de Estado continuó en el sector educativo, donde se suspendieron 15.200 funcionarios sospechosos de tener vínculos con el clérigo. Además se revocaron las licencias de más de 21.000 profesores de instituciones privadas y se solicitó la renuncia de 1.577 decanos de las universidades.
En medio de la ofensiva, también se retiraron los permisos de transmisión a canales de televisión y estaciones de radio. Hasta ayer, la medida había alcanzado además a unos 20.000 militares, jueces y policías que han sido detenidos y removidos de sus cargos por ser considerados traidores, generando el rechazo de la comunidad internacional.
El presidente de EEUU, Barack Obama, ofreció ayuda a Erdogan para investigar el atentado pero le pidió moderación en su accionar.
Banco central de Turquía recorta tasas de interés para defender la economía ante una salida de capitales
El banco central de Turquía recortó ayer en 25 puntos básicos el tipo de interés marginal de financiación, quedando en 8,75%, lo que supone la quinta rebaja consecutiva de la tasa de referencia y un total de 200 puntos básicos en lo que va de año. La medida, que llevó a la lira turca a descender 1,7% hasta 3,03 por dólar, fue acordada en la primera reunión de política monetaria tras el fallido golpe de Estado del viernes.
La entidad financiera decidió también mantener en 7,25% el tipo de préstamo y en 7,50% la tasa aplicada en las operaciones de refinanciación a una semana.
En el comunicado de ayer, la institución no hizo referencia explícita al intento por derrocar al presidente Recep Tayyip Erdogan, pero apuntó que "los recientes acontecimientos domésticos han provocado fluctuaciones en los mercados financieros". En este sentido, el banco aseguró haber tomado un paso "prudente y medido" para "aliviar la volatilidad".
Aunque los intentos por deponer a Erdogan fracasaron, avivaron la preocupación sobre la seguridad nacional y las implicaciones a largo plazo por la economía. Inversionistas de Moody's colocaron la deuda turca en revisión para una posible rebaja, con el fin de "evaluar el impacto a mediano plazo" de lo ocurrido sobre el crecimiento y las instituciones políticas del país. La agencia crediticia mantiene la calificación en BAA3, un nivel por encima de la evaluación basura.