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El bajo crecimiento de la economía brasileña aún no impacta en la imagen de Dilma Rousseff

“La gente todavía no se da cuenta de los problemas de la economía”, afirma el director de Datafolha, Mauro Paulino.

Por: Valor Económico, Brasil | Publicado: Lunes 3 de junio de 2013 a las 05:00 hrs.
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El bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) todavía no es algo que genere luces amarillas para la reelección de la presidenta Dilma Rousseff. Según el director de Datafolha, Mauro Paulino, la popularidad de la mandataria sólo debiera sufrir una caída si los efectos del “pibinho” (pequeño PIB) llegan al bolsillo de la mayoría de la población, con la caída del poder adquisitivo, y sobre todo, con la amenaza al empleo.

En las últimas encuestas de opinión, publicadas en marzo, la jefa de Estado llegó a los más altos niveles de aprobación de su gobierno, desde que asumió el cargo en enero de 2011. Según Datafolha, el 65% de los encuestados considera que es una administración buena o excelente, mientras que el 27% piensa que es regular. Y según Ibope, la proporción es de 63% y 29%, respectivamente. En ambos sondeos, el porcentaje de personas que dijeron que el gobierno es “pésimo” fue sólo de un 7%.

Paulino dice que el porcentaje de reprobación tiene similitud con lo que dan las encuestas electorales. Hasta ahora, al inicio del tercer año del mandato de Dilma Rousseff, el 7,5% de los encuestados, en promedio, considera que su gobierno es pésimo. Esto representa menos de la mitad de la media del 18% registrado en los primeros mandatos de los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue reelegido en primera vuelta. Es decir, la presidenta tendría una popularidad tan alta que le sobra para desperdiciar y aún así estar en condiciones similares a las de los predecesores.

“Dilma sufre menos resistencia por parte de algunos sectores de la sociedad en la clase media tradicional. Tiene un buen gerente de marca, de pulso firme. La gente todavía no se da cuenta de los problemas de la economía”, afirma Paulino.

El investigador resalta que, a pesar de ello, casi la mitad de la población muestra preocupación por la creciente inflación. Mientras que los dos últimos años del segundo mandato de Lula, el total de los encuestados que dijeron que creían que la inflación podría aumentar no eran más de 38%, en la última encuesta de marzo Datafolha este número llegó a 45%, después de haber tocado un peak de 51 % en junio de 2011. Según Ibope, en su sondeo de marzo, el porcentaje de los que aprueban la gestión del gobierno para controlar la inflación (48%) y que desaprueba (47%) es el mismo, teniendo en cuenta el margen de error.

Esto no ha impedido, sin embargo, que la popularidad de Rousseff crezca. “La confianza en la presidenta sigue siendo mayor que la percepción de los problemas. La pregunta central es hasta qué punto resiste un posible empeoramiento de la cuestión central, que es el desempleo”, se pregunta Paulino.

El investigador cree que reside allí -más que en el PIB o la inflación- la clave para las perspectivas electorales de Dilma o cualquier presidente. Él recuerda que esta fue la razón que le dio certezas a Lula. No sólo le permitió sobrevivir al escándalo del “mensalao”, sino llegar al final del segundo mandato con más del 80% de aprobación.

Paulino dice que las tasas de empleo sólidas generan un alto nivel de confianza en los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), con independencia de las cuestiones de corrupción o de indicadores negativos de la economía no pesan directamente en el bolsillo de los ciudadanos.

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