Por Isabel Ramos Jeldres
Cuando Ollanta Humala asumió en julio como presidente de Perú, varios en el mercado sintieron temor de su discurso nacionalista. Hoy, a casi un año, Humala exhibe un sólido desempeño económico, con un crecimiento de 7,2% en febrero, su mayor alza en seis meses, y la confianza empresarial en su máximo en un año. “La administración actual ha hecho un buen manejo macroeconómico, dando señales muy claras de que iba a mantener los lineamientos de política económica que le han dado tantos réditos al país”, aseguró a DF el economista jefe de BBVA Banco Continental, Hugo Perea.
“Estos últimos 15 años se ha generado riqueza y empleo, se ha reducido la pobreza, y el factor principal ha sido la estabilidad macroeconómica, porque eso reduce incertidumbre, lo que es atractivo para la inversión”, explicó.
A fines de marzo, el ministro de Finanzas, Miguel Castilla aseguró que el gobierno está implementando medidas de estímulo equivalentes a 2% del PIB para compensar la desaceleración global. Eso, más la continuación de la política macroeconómica y la apertura comercial, permitió que el gobierno exhibiera sólidas cifras en el primer trimestre, lo que a su vez le permitió elevar su proyección de crecimiento para este año a 6%, desde un 5,7%.
Sólida demanda interna
El crecimiento de los primeros tres meses fue impulsado por todos los componentes de la demanda interna: gasto privado y gasto público. El aumento del empleo y de los ingresos familiares ha fortalecido la capacidad de consumo de las personas, lo que se reflejó en el alza de la venta de autos y de la importación de bienes de consumo (ver gráfico).
El otro componente del gasto privado, la inversión, también ha evolucionado positivamente, especialmente en el sector minero. Esto gracias a la recuperación de la confianza empresarial, que en febrero llegó a un máximo en un año. El gasto público de capital, por su parte, subió 42%. La combinación de estos factores compensó la debilidad externa.
Y el panorama se ve auspicioso. En el más reciente informe de BBVA, el banco asegura que en lo que resta del año aumentará la inversión en construcción, retail y servicios, gracias a la construcción de 17 centros comerciales y centrales eléctricas, la ampliación de la red de oficinas de la banca, y un crecimiento proyectado de más de 15% en la construcción de viviendas nuevas en Lima.
La inversión pública, por su parte, crecería 30% en los próximos trimestres, después del desajuste que generó el cambio de mando en la ejecución de proyectos locales. Asimismo, la agencia Proinversión anunció a fines de marzo la concesión de proyectos por US$ 10.372 millones para este año y el próximo.
La amenaza: inflación
Hasta ahora, la mayor preocupación de los economistas es la inflación, que se ha mantenido por sobre el rango meta de entre 1% y 3% del banco central desde abril del año pasado (con una caída temporal a 2,9% año sobre año en junio). Según Morgan Stanley, pocos países tienen actualmente la envidiable posición de Perú: las perspectivas de un crecimiento acelerado, superávit presupuestario y reservas crecientes. Sin embargo, el brusco contraste entre Perú y el mundo desarrollado está creando la amenaza de inflación.
“Con la moneda aún bajo presión para fortalecerse, el banco central parece preocupado de que un alza de las tasas de interés pueda atraer mayores flujos de ingreso. Sin embargo, la sólida y creciente demanda doméstica respalda un ajuste de la política monetaria”, escribió Daniel Volberg en una nota a clientes.
Sin embargo, Perea le resta importancia. Según el experto, el alza en la inflación está vinculada a temas de oferta, como los altos precios del petróleo y el aumento del valor de algunos commodities agrícolas, pero no está ligada a presiones de demanda “que es lo que le preocuparía al banco central”.