Stanley Fischer, el influyente economista y académico cuyo pensamiento formó a varias generaciones y quien fue un alto responsable de la formulación de políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos y del Banco de Israel, falleció a los 81 años.
Exvicepresidente de la Reserva Federal, Fischer también trabajó en el FMI, donde, como primer subdirector gerente, colaboró en la respuesta a las crisis asiática y rusa de finales de la década de 1990. También fue economista jefe del Banco Mundial.
El fallecimiento de Fischer fue anunciado el domingo por el Banco de Israel, donde fue gobernador entre 2005 y 2013. El presidente del país, Isaac Herzog, lo elogió como "un profesional de talla mundial, un hombre íntegro, con un corazón de oro".
Si bien ocupó algunos de los puestos más importantes de la economía mundial, la carrera de Fischer no fue menos significativa debido a su labor académica y docente, incluyendo su trabajo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Entre los estudiantes cuyas tesis doctorales ayudó a supervisar se encontraban el ex presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi y el ex presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke.
“La dimensión humana del trabajo de Stan fue tan impresionante e impactante como su brillante análisis económico y sus notables habilidades de comunicación”, afirmó Mohamed El-Erian, presidente del Queens’ College de Cambridge y asesor económico principal de Allianz.
“Esta cualidad se hizo evidente de forma constante, ya sea en su enfoque de los casos de reforma en países concretos, en su búsqueda de una paz integral, duradera y justa en Oriente Medio o en sus contribuciones al funcionamiento del orden económico internacional”.
Nacido en la década de 1940 en Zambia, cuando esta era el protectorado británico de Rodesia del Norte, Fischer era hijo de Philip, un inmigrante judío de Letonia, propietario de una tienda rural en la ciudad de Mazabuka, y de Ann, nacida en Ciudad del Cabo e hija de inmigrantes lituanos.
Fischer recordó posteriormente haber crecido rodeado de agricultores, con la influencia del colonialismo como un rasgo característico de su crianza. "Soy producto del imperio británico, de eso no hay duda", declaró al Financial Times en 2017. Posteriormente, su familia se mudó a Rodesia del Sur, donde, siendo adolescente, conoció a su futura esposa, Rhoda, quien falleció en 2020.
Fischer estudió economía en la London School of Economics, iniciando una carrera académica que también lo llevaría al MIT, donde obtuvo un doctorado en economía en 1969 y, finalmente, una cátedra.
Figura destacada de la economía neokeynesiana
Su trabajo académico en la década de 1970 resultó ser pionero, ya que formuló la idea de que los bancos centrales activistas podían estimular la economía, convirtiéndose en una figura destacada de la economía neokeynesiana. Entre sus publicaciones se incluye el influyente libro Macroeconomía, coescrito con Rudi Dornbusch y Richard Startz.
Se incorporó al Banco Mundial en 1988 antes de convertirse en el segundo funcionario más importante del FMI en 1994, bajo la dirección de Michel Camdessus. Su periodo en el Fondo resultó ser turbulento con el estallido de las crisis de los mercados emergentes de la década de 1990.
Posteriormente, se incorporó a Citigroup, donde ocupó el cargo de vicepresidente. Fischer, con doble nacionalidad estadounidense e israelí, se incorporó al Banco de Israel en 2005, donde ayudó a guiar al país durante la turbulenta crisis financiera mundial que estalló a finales de la década.
Se unió a la Reserva Federal en 2014, formando parte de la junta directiva bajo la dirección de Janet Yellen. Su periodo en la Reserva Federal estuvo marcado por desacuerdos internos sobre los tipos de interés, ya que Fischer abogaba por una política monetaria más restrictiva que la de Yellen.
Tras la toma de posesión del primer gobierno de Trump en 2017, se pronunció abiertamente sobre los riesgos de un retroceso en la regulación financiera, algo que describió como "extremadamente peligroso y extremadamente miope".
"Tenía una visión de la economía mundial en la que Estados Unidos era un ancla, no una fuente de volatilidad", declaró Fischer en aquel momento.
Fischer renunció a su puesto en la Reserva Federal a finales de 2017, más de seis meses antes de su finalización, y en una carta al presidente Donald Trump declaró que su salida se debía a motivos personales.
En aquel momento, Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, escribió en el Financial Times que "a través de su docencia, escritura, asesoramiento y liderazgo, Stan ha tenido tanta influencia en el dinero global como cualquier otra persona de la última generación".
De habla discreta y con un irónico sentido del humor, Fischer tenía una actitud modesta que desmentía el alcance de su pensamiento económico. “Su sabiduría moldeó a generaciones de responsables políticos y fortaleció la cooperación global”, declaró Christine Lagarde, presidenta del BCE, en redes sociales el domingo.
El ex economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, rindió homenaje a Fischer, afirmando: “Fue un economista excepcional, un responsable político excepcional, pero aún más importante, un gran ser humano”.