El crecimiento del sector manufacturero de Brasil se desaceleró por cuarto mes consecutivo a casi una paralización completa en mayo, lo que aumenta las preocupaciones acerca de que la recuperación económica ha sido más débil de lo esperado.
El Índice de Gerentes de Compra de HSBC (PMI, su sigla en inglés) para el sector de manufactura brasileña cayó a una cifra ajustada temporalmente de 50,4% en mayo, desde 50,8% en abril. Sin embargo, el índice se mantuvo por encima de la marca 50 que divide la expansión de la contracción, donde se ha mantenido desde octubre.
La producción se expandió a su nivel más bajo en siete meses, con los nuevos pedidos para exportaciones estancados desde abril. Con una capacidad de crecimiento inactiva, las compañías han despedido a sus trabajadores al ritmo más acelerado en nueve meses, de acuerdo con datos recopilados por la empresa de investigación Markit.
El debilitamiento de la producción ha retenido a la economía de Brasil durante los últimos años. Los fabricantes han luchado con una demanda global débil y desafíos estructurales como baja productividad, impuestos altos, problemas de infraestructura y un mercado laboral muy rígido.
Menor crecimiento
Esto se suma al bajo crecimiento, que avanzó sólo 0,55% en el primer trimestre con respecto a los tres meses previos. Como consecuencia, los analistas redujeron sus previsiones de expansión para este año por tercera semana consecutiva a 2,77%, desde un 2,93% anterior, de acuerdo con la encuesta realizada por el banco central el 31 de mayo a más de 100 economistas y que fue publicada ayer.
Los analistas también redujeron sus pronósticos de expansión para el próximo año a 3,4%, desde un 3,5% anterior.
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff está tratando de enfriar la inflación sin sacrificar el crecimiento económico. Aún así, los analistas elevaron ayer su pronóstico de inflación a doce meses a 5,6%, desde un 5,66% de la semana pasada. Los precios al consumidor se incrementarán en 5,8% este año desde un pronóstico anterior de 5,81%.
Por su parte, la moneda de Brasil, el real, se fortaleció ayer después de cerrar el viernes en un mínimo de cuatro años frente al dólar estadounidense, lo que motivó la primera intervención del banco central desde el 27 de marzo.
La institución vendió 17.600 de 30 mil contratos de swap cambiarios por un valor de US$ 877 millones en la jornada del viernes.